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El tesoro enterrado de Las GabiasRemontémonos cincuenta años atrás. Hasta 1973. Un cura que se llamaba Manuel Sotomayor, uno de los mayores expertos en iconografía paleocristiana, realizaba una excavación junto a lo que, hasta entonces, se conocía erróneamente como el 'baptisterio romano de las Gabias'. Erróneamente porque, como demostró el propio Sotomayor, aquello no fue un edificio para bautizar cristianos, sino una estructura subterránea integrada en un complejo más amplio.
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Fue la primera vez que se habló de 'villa romana' y, desde ese instante, la arqueología ha constatado que, en efecto, estamos ante un criptopórtico, una galería enterrada o semienterrada, de una gran villa de la que aún queda casi todo por conocer –se calcula que tuvo una extensión de unas dos hectáreas–. Se necesitarán posiblemente décadas para saber de forma rigurosa todo lo que hubo en esos pagos aterrazados propiedad de la Junta de Andalucía –fueron expropiados en 1976–, pero que en aquellos momentos de la historia, en el siglo III de la era cristiana, eran completamente llanos.
Desde 2020 se ha avanzado mucho gracias al proyecto que dirige Manuel Moreno, de la Universidad de Málaga. Y gracias también al empeño de la administración autonómica que, a través de profesionales como Antonio Manuel Montufo, arqueólogo conservador del patrimonio histórico, y el delegado Fernando Egea, está demostrando la enorme relevancia de este yacimiento convertido durante muchos años en el 'baptisterio de las hermanas Rojas', el de Crónicas Marcianas, y posteriormente en refugio para botelloneros. Los resultados de las dos últimas campañas promovidas por la Delegación de Cultura son, sencillamente, sorprendentes. Vayamos con la más reciente, la acometida entre finales de 2023 y principios de 2024.
Tras la realización de un sondeo de más de tres metros de profundidad junto a la cúpula reconstruida por Torres Balbás entre 1929 y 1931, se alcanzó por primera vez la superficie plana que cubrió el criptopórtico. «Se trataba –dice Montufo– de un lugar de paso pavimentado con mármol». Una zona de la Villa Romana de Las Gabias, que era privada, pero que en los municipios, en lo público, albergaba el foro. «El dueño quería demostrar de esta forma su poderío», relata Manuel Moreno.
Aunque lo más interesante es que se ha podido excavar por completo uno de los diez tragaluces que iluminaban tanto la sala donde estaba la fuente octogonal como el corredor que conducía a este espacio. «Aquí entraba luz en abundancia», asegura Montufo. Estamos hablando de la estancia noble donde el 'dominus' recibía las visitas y que contaba –sigue existiendo– con una escalera de caracol por la que atendía el personal de servicio. La temperatura era ideal. En verano hacía fresquito y en invierno, calor.
Fernando Egea
Delegado de Cultura de la Junta
Pero se ha descubierto mucho más. En estos mismos trabajos se han analizado elementos que evidencian que, como extensión de ese espacio que había sobre el criptopórtico, existía un jardín orientado hacia SierraNevada. También ha aflorado una escalera monumental que, eventualmente, se ha dejado bajo tierra para protegerla de la acción de los elementos. Este acceso, con orientación hacia el Este, será convenientemente musealizado.Mientras tanto, la Junta organiza periódicamente visitas guiadas a la villa romana de las Gabias y otros enclaves de su propiedad.
51 La primera vez que se habla de villa romana de Las Gabias es en 1973. Hace 51 años. Fue a raíz de las excavaciones realizadas por el padre Sotomayor.
20.000 Se estima que la villa romana de Las Gabias abarca una extensión de dos hectáreas, 20.000 metros cuadrados, dedicados a alojamiento y actividades agrícolas y ganaderas.
No se han localizado prácticamente restos materiales. Lo poco de valor que se pudo recuperar en día se conserva en el Museo Arqueológico Nacional y en el Museo Arqueológico de Granada. Pero sí fragmentos correspondientes a la cúpula de tubos cerámicos de la sala cuadrangular del criptopórtico, 'Tubi fittili'. Una técnica empleada en otros yacimientos granadinos del mismo periodo.
El delegado de Cultura, Fernando Egea, ha subrayado la excepcionalidad del criptopórtico, «cuya realidad fue muy distinta a la idea de que era una construcción subterránea exenta». «Se integraba en un gran complejo articulado en torno a un patio porticado y zonas verdes con vistas a Sierra Nevada».
Antonio Manuel Montufo
Arqueólogo conservador del patrimonio de la Junta
En una intervención anterior, promovida por el Ayuntamiento de Las Gabias, se acometió un pormenorizado estudio del terreno. Un examen geofísico que se llevó a efecto con georradares y 'escáneres' geomagnéticos para comprobar todo lo que había en el subsuelo. En esa radiografía se visualizaron una sucesión de construcciones, todas asociadas a la villa romana de Las Gabias, cuya disposición formaba una especie de 'u'.
Todo eso es lo que tendrá que 'salir' en los próximos lustros. Siguiendo el modelo, todos estos inmuebles estaban relacionados con la propia casa del oligarca, pero también con las actividades propias de una finca enclavada en el corazón de la Vega de Granada, como la agricultura o la ganadería. En 1995, la profesora Oliva Rodríguez dirigió una excavación en la que apareció una almazara de aceite –el olivar era uno de los cultivos más extendidos por toda la Bética– y unas habitaciones pequeñas que podrían ser el alojamiento de los esclavos.
Más recientemente, en 2023, ocurrió algo de enorme trascendencia. Un particular pidió permiso para realizar una obra en las inmediaciones de la villa romana de Las Gabias. ¿Qué paso? Pues ya se podrán imaginar. Se trata de una zona afectada por la protección del Bien de Interés Cultural (BIC) y, en consecuencia, todo lo que se haga ahí debe llevar aparejado, sí o sí, un informe arqueológico. Se hallaron unos muros de dos metros de alzado recubiertos con 'opus signinum', una morfología y unos materiales compatibles con que aquello fueran las termas de la villa romana de Las Gabias.
La historia reciente de la villa comenzó a escribirse en 1920 cuando el agricultor Francisco Serrano, conocido como El Toleo, araba su campo y observó que había un tramo hundido. Profundizó y profundizó buscando tesoros y, cuando se cercioró de que su esfuerzo era baldío, puso en aviso a la Comisión de Monumentos de Granada, que liberó 2.000 pesetas de las de entonces para realizar una excavación de dos semanas –El Toleo se quedó con la mitad en concepto de derecho de acceso–. Desde esta Comisión se opta por acudir a la Dirección General de Bellas Artes, que en 1921 envía a Juan Cabré, que hizo limpieza, diseñó unos planos y llegó a la conclusión equivocada de que aquello era un baptisterio.
Poco más se pudo hacer en las décadas siguientes. Torres Balbás sí realizó la reconstrucción de la bóveda en 1929 y hasta el padre Sotomayor, en 1973, nada de nada. A partir de ese instante ya sí se empieza a redactar un relato con base científica que evidencia que la villa romana de Las Gabias en una verdadera joya oculta del patrimonio de Granada.
La Junta de Andalucía es dueña del yacimiento donde se enclava la villa romana de Las Gabias. La propiedad incluye el área central en la que se ubica el criptopórtico, «si bien –aclara el delegado de Cultura, Fernando Egea–, queda por resolver la titularidad de la parcela que da acceso al mismo». Se trata de una finca que perteneció a los descendientes de Francisco Serrano, alias El Toleo, hasta el fallecimiento sin herederos de la última de sus hijas, Encarna Rojas, que se hizo famosa por su delirante forma de reivindicar el 'baptisterio' y por las parodias de algunos programas de televisión. De hecho, en la puerta enrejada del criptopórtico aún se puede leer un cartel que dice 'Baptisterio Rojas'.
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