Rubén empezó a mosquearse. El guía turístico explicaba en la Placeta de la Seda de la Alcaicería de Granada el origen de este zoco cuando se dio cuenta de que el nutrido grupo de turistas australianos no le estaba haciendo ni caso. Hablaban entre ellos, ... cuchicheaban y miraban exactamente hacia el lado contrario de lo que Rubén señalaba.En este caso, unos maravillosos jarrones de cerámica de Fajalauza, típica de Granada.
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El motivo de la clara desconcentración que sufría el grupo de guiris australianos era porque había descubierto un anaquel en medio de la Placeta de la Seda lleno de bumeranes. 'Sus' bumeranes, esa arma arrojadiza propia de los indígenas australianos que consiste en una lámina de madera con una curvatura tal que, lanzada de determinada manera y si no da en el blanco o en otro obstáculo, puede volver al lugar de donde ha sido arrojada.
No daban crédito. Estaban flipando. Le preguntaron entonces a Rubén qué pintaban unos bumeranes en un mercado de artesanía de Granada. Lógicamente, este guía turístico no supo responder la pregunta. Máxime, cuando junto al anaquel de bumeranes había otro con katanas japonesas. «Katanas jamoneras serán», dice que pensó.
Así es la Alcaicería de Granada hoy en día, un batiburrillo de productos que poco o nada tiene que ver con la artesanía y tradición granadina. El antiguo mercado de la Seda del centro de la ciudad de la Alhambra ofrece cerámica de Fajalauza, farolillos granaínos, piezas de taracea, sí. Pero también pashminas indias, toallas de Turquía, juegos de te de Marruecos o las mencionadas katanas japonesas.
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También hay juegos de espadas y escudos para niños con imágenes de la película 'Gladiator', botas de vino de la marca Las Tres ZZZ de Pamplona, camisetas con leyendas de lo más curiosas, retrógradas y más vistas que el tebeo o todo tipo de bisutería de inspiración entre asiática y africana envuelta en telas inverosímiles con elefantes asiáticos y cualquier tipo de objeto imaginable como compañero.
La Alcaicería tiene su origen en el árabe 'al-Kaysar-ia', que quiere decir 'el lugar de César', en agradecimiento al emperador bizantino Justiniano que, en el siglo VI, otorgó el derecho exclusivo de fabricar y vender seda, explica la Junta de Andalucía en su página de Turismo. «Precisamente, el comercio de tan lujosa mercadería hizo del lugar una ciudadela próspera, protegida y vigilada, donde cada noche se cerraban las nueve puertas que daban acceso al zoco para impedir el paso», añade.
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Unos cuantos siglos después, en el siglo XVI, la Alcaicería contenía cerca de doscientas tiendas. Dicen las guías de turismo de Granada que «entre sus muchas mercaderías —artesanías, joyas, taraceas, alfarería y sus variopintos recuerdos—, no solo encontrarás el regalo perfecto, también te llevarás un trocito de la ciudad y un poquito de la esencia mercantil andalusí».
Por ejemplo, «el típico bumerán de la Alcaicería de Granada», dicen entre risas las jóvenes turistas italianas Marina y Gaya, que llegadas de Turín a la ciudad de la Alhambra para una visita, se partían de risa al descubrir los artilugios australianos. No obstante, reconocían el encanto del lugar. «La Alcaicería nos está encantando, con estas calles pequeñitas y el ambiente».
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En el interior de una de las tiendas que venden estos bumeranes, el dependiente no se sorprende de nada. Explica que cuestan 4.50 euros la pieza y que «son de madera buena, muy bonitos con un diseño precioso. Son productos artesanales hechos en España». Ya saben. Bumerán de la Alcaicería de Granada Made in Spain.
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