Una mañana de hace casi tres décadas, mi amigo, concejal, delegado de Educación y tantas otras cosas, Rafael Pedrajas de IU, me citó en la Plaza Larga del Albayzín, para tomar café en 'El Pasteles' y dar una vuelta por el barrio. Después de visitar ... la casa donde José de Mora talló el Cristo de La Misericordia, hacer lo propio en la que había nacido el poeta Manuel Benítez Carrasco y lo mismo con el Carmen de los Rodríguez Acosta, me dijo: «Tengo una sorpresa para ti, sígueme». Con una llave enorme de las que ya no se llevan, abrió el candado que enganchaba una cadena pesada y oxidada, que unía dos portones metálicos y altos, de tal forma que, desde el Arco de Las Pesas contiguo, nada se podía observar del interior.
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Cuando logramos apartar una de las hojas metálicas, que chirriaba como un cerdo en una matanza, pasamos al interior y nos adentramos en otro mundo que también era el nuestro. Ese paño de muralla zirí que observamos por la cuesta de la Alhacaba, discurriendo desde la Puerta Monaita al Arco de Las Pesas, no está ahí por gusto de los árabes, muy al contrario, antes que ellos los romanos ya habían levantado en el mismo lugar sus defensas, lo mismo que antes lo hicieron los íberos. Esto quiere decir que culturas y civilizaciones milenarias ya habían descubierto el Albayzín como lugar de asentamiento y convivencia, dejando su rastro para la posteridad. Rafa Pedrajas me confesó su preocupación por la importancia del hallazgo arqueológico y su conservación, pero casi se puso trágico al hablar de lo hermosa que era la idea de recuperar esa maravilla tricultural de Granada, para disfrute de los visitantes, poniendo el grito en el cielo al referir, el gran presupuesto necesario para llevar a cabo esa labor. Se despidió diciendo: «Voy a ver a qué administración engaño para llevar a cabo el proyecto».
AHORA PARECE QUE SÍ
Se me fue Rafael Pedrajas demasiado pronto –una descortesía por su parte – y no vio ese proyecto de la muralla zirí, liderado por la Fundación Albayzín, como era su deseo. Han pasado muchos años y, me entero por mi compañera, Sara Bárcena, de que el asunto se retoma –ya era hora– y parece ser que, la gran ilusión de Rafa Pedrajas, va tomando cuerpo o, paño de muralla, mejor dicho. Según revela el estudio previo, al paseo lineal de la muralla zirí se podrá acceder a través de ocho puntos divididos entre Puerta Monaita; Placeta de los Chinos; Callejón del Ladrón de Agua; Puerta de la Cuesta de la Caba; Placeta Cristo Azucenas; Callejón Aljibe de la Gitana, y Placeta de las Minas. La experiencia puede empezar en el Arco de Elvira. Tras diez minutos Cuesta de Alhacaba arriba, tocará girar a la derecha en Carril de la Lona. Una vez allí, bastará con cruzar Puerta Monaita para adentrarse en una ruta que presumirá de distintos edificios y enclaves históricos de este barrio Patrimonio de la Humanidad. El Mirador de las Maravillas, el Palacio de Dar-Al-Horra, el Aljibe del Rey, la Puerta de Hernán Román y la Acequia de Aynadamar serán paradas recomendadas. El proyecto debe recoger exigencias de hace décadas como la restauración, protección y posibilidad de visita cultural de las murallas de la alcazaba Qadima como patrimonio singular de la ciudad; la dotación de un espacio público que incorpore zonas verdes públicas para el barrio del Albaicín y la conectividad del barrio del Albaicín a través del Paseo Lineal desde la Puerta Monaita hasta el Arco de las Pesas.
UN GRAN PASEO
Se pone en marcha un gran proyecto para la ciudad y, no menos importante para revitalizar el Albayzín, puesto que será un disfrute para los sentidos poder pasear desde la Puerta de Elvira, hasta el Zenete, enlazando con la Puerta de Monaita en el Carril de La Lona, y desde ahí, coronar el barrio hasta el Arco de Las Pesas, con la posibilidad de verpor primera vez en la historia muchos tramos ocultados hasta hoy a la vista del ciudadano y el visitante, del corazón histórico de nuestra ciudad, mucho más antiguo que la propia Alhambra que, en cuanto a antigüedad, siempre la ponemos como ejemplo, sin acordarnos de que antes que los musulmanes, Granada existía con otras culturas muy anteriores, que también nos dejaron sus vestigios como testimonio de su presencia, enriqueciendo para la posteridad, la riqueza histórica de esta tierra que tanto tiene aún que ofrecer a sus ciudadanos y visitantes, en un barrio único en el mundo, como éste que me vio nacer.
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ANDRÉS UREÑA
Y ya que hablamos de mi barrio, me gustaría recomendar a mis lectores, una exposición que no les va a dejar indiferentes. Se trata de las fotos que sobre el Albayzín, que cuelga en la Casa García de Biedma de Armilla, Andrés Ureña. Una muestra interesantísima, sobre todo teniendo en cuenta que mi barrio es el más fotografiado del mundo, así que Andrés se ha puesto como desafío, ofrecernos imágenes nuevas de este asentamiento milenario, donde vivieron los constructores de la Alhambra. La suya es otra visión muy enriquecida, en la que conjuga las luces del atardecer con las urbanas de una manera muy personal. Dice Andrés que él estaría encuadrado tal vez, dentro del movimiento romántico, a medio camino con el descriptivo. Lo cierto es que su labor es muy personal, y con ella nos ofrece un Albayzín visto con otros ojos, en lo que yo considero que es una nueva aportación más que interesante. No se la pierdan, clausura el próximo día uno.
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