Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
lla semana santa tardía, cuando en compañía de los hermanos Garzón, ilustres comerciantes del Zacatín, Carlos Cano y yo fuimos persiguiendo a Santa María de La Alhambra por todos los rincones de Granada, disfrutando la procesión en cada enclave. Sobre todo de su barrio, pues ... fue uno de esos años en el que la hermandad, bajó por el Realejo a la ciudad. Escenas inolvidables junto aquel amigo que me enseñó a jugar a las bolas en Plaza Nueva y con el que jugué a las espadas, presumiendo él de aquella que le había realizado con primor el escultor, tallista y dorador Javier Castro, que tenía su taller en los bajos de la casa de la Cuesta Rodrigo del Campo, donde había nacido y vivía Carlos Cano. Fue una noche inolvidable, en la que compartimos nuestra pasión por la semana santa, en una ciudad que volvía a recobrar su esplendor, gracias a la juventud que se incorporaba con ilusión, para tomar el relevo de una semana santa anquilosada y decrépita, que había estado a punto de desaparecer.
Nadie por aquí le encargó nada a Carlos Cano para nuestra semana santa, y fue su amigo Antonio Burgos el que le escribió la letra para la música de López Farfán, naciendo para el mundo cofrade una obra única e inmortal: 'Pasan los Campanilleros', dedicada a la Virgen Macarena de la ciudad hispalense. Los no iniciados pudieron pensar que algo como la semana santa de Granada le era ajeno al cantautor granadino de todos los tiempos, pero no fue así. Lo mismo que otros pensaron que la copla española –algo tan denostado durante la Transición– no le iba al greñúo reivindicativo por las libertades. Y también se equivocaron, porque dejó para la historia un ramillete de coplas españolas, en versiones actualizadas, adaptadas a los nuevos tiempos, que hoy son ya patrimonio de los humanos con paladar fino.
Como una golondrina por el mar se perdió
Como una golondrina el amor se llevó
Y me dejó el dolor para cantar
Y la luna de abril para olvidar
Carlos Cano no pregonó la semana santa de Granada, ni el Día de la Cruz, ni el Corpus ni el Carnaval, fueron los gaditanos quienes se lo pidieron, y en 1988 dejó para la historia del Carnaval de Cádiz un pregón que aún hoy no ha sido superado. A ellos les regaló su 'Habaneras de Cádiz', todo un clásico en la ciudad que comparte dos mares. Pero su Granada siempre la llevó por bandera. Nuestra historia y sus tradiciones. El 11 de junio de 1982 dejó una joya irrepetible sobre el escenario del teatro alhambreño del Generalife, sus 'Crónicas Granadinas'. Un legado histórico para la tierra que le vio nacer, y que aún perdura en la memoria de quienes tuvimos la fortuna de asistir al evento. Con dos casidas de Federico García Lorca, y siete temas suyos, donó a la ciudad el tributo de amor y arte que nadie ha superado, entre cipreses y lunas de plata.
Aquel lucero azul, de tu boca la flor,
Se levantó con el amanecer
Donde se muere el mar, de mis ojos te amé
Y a tu cuerpo de alondra me abracé
El cantor de 'La murga de los currelantes', o 'La blanca y verde', militó de 'granaíno' por donde fue, y supo aunar siempre junto a su postura por las libertades una visión sin complejos de las tradiciones de su pueblo, como herencia irrenunciable de sus paisanos. Aquel que portaba una rudimentaria guitarra en funda de cuadros verdes por los estudios de Radio Popular de Granada, acudiendo a la llamada de Juan de Loxa y su Manifiesto Canción del Sur, era el mismo que recorría colegios mayores y facultades de nuestra universidad, cantando cosas que estaban por venir, y otras que debíamos superar.
Él solo se bastó para vertebrar una Andalucía, hasta entonces dispersa, uniéndonos de este a oeste, bajo un lema sencillo, sentirnos orgullosos de nuestra tierra. Y extendió tanto los brazos que llegó incluso a Portugal, donde se venera su forma de cantar el fado, y la complicidad con la gran Amalia Rodríguez. Su versatilidad como compositor, capaz de escribir cuecas, tangos, boleros, rumbas, pasodobles, sambas, nanas, coplas, murgas carnavaleras o temas intimistas, acompañado por tan solo su voz y su guitarra o por una orquesta, unida a la calidad y emotividad de sus textos, hacen de Carlos Cano un personaje destacado dentro del panorama musical español.
Abril para vivir, abril para soñar
Abril, flor de la vida al corazón
Abril para soñar, abril para sentir
Abril para encontrar un nuevo amor
Un nuevo y renovado amor, que cada año nos convoca en su recuerdo, con ese festival magnífico que reúne a lo más granado del panorama, y a los que se abren camino –como hizo él– en un mundo deseoso de escuchar a los suyos con el mensaje de hoy y de siempre. Abril para Vivir, festival de canciones de autor, se convierte ya en un clásico a la memoria de quien tanto dio por esta tierra, y nos dejó grabadas las letras que así lo testimonian. Desde aquel abril de 2001 un puñado de incondicionales, a la sombra de la vida y obra de Carlos Cano, hacen de Granada el epicentro nacional de la canción de autor, con un ramillete de otras actividades, que solo merecen el aplauso y el reconocimiento de toda Granada. Que sea por muchos años.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.