Esta nueva temporada futbolera estamos viendo una miniapertura a la información, permitiendo que algunos equipos concedan la extraordinaria benevolencia de escuchar a sus entrenadores durante la pausa de hidratación dando las instrucciones pertinentes a sus pupilos. No todos lo permiten, y, además, los que acceden ... a ello optan a una serie de compensaciones económicas.
Publicidad
Si tenemos en cuenta que el negocio del fútbol se ha disparado gracias a lo que pagan las televisiones por transmitir los encuentros, creo sinceramente que lo de meter una cámara en los vestuarios antes del partido o hacer declaraciones a los medio, no debería ser una excepción, sino una obligación, pues estos millonarios de pantalón corto lo son precisamente por todo el dineral que las plataformas pagan por sacarlos por la tele.
Antes, los periodistas deportivos entrábamos a los entrenamientos, los veíamos completos, convivíamos con jugadores y técnicos en los vestuarios. Ahora se han inventado una zona llamada 'mixta', en la que los periodistas son atendidos por el jugador que designe el club sin tener en cuenta si ha sido protagonista en el partido o no, si tiene ganas o no. Hay 'estrellas' del fútbol que no hacen declaraciones en toda la temporada, no sabemos ni el timbre de voz que tienen, pero los abonos suben todos los años y las televisiones les pagan cifras millonarias a los clubes para que sus jugadores no pasen fatigas. Algunos viven en grandes mansiones y en su garaje tienen una docena de coches prohibitivos para los mortales, pero no se paran ante los micrófonos para que sus aficionados sepan la voz que tienen. El sistema los ha convertido en multimillonarios mal criados, y a veces, incluso, ineducados.
NO SIEMPRE FUE ASÍ
Durante mis años de redactor deportivo en el programa 'Círculo Central Mundo Deporte 74' a las órdenes de José Antonio Lacárcel, en Radio Popular de Granada, los periodistas podíamos acceder a entrevistar a jugadores y técnicos sin mayor problema. También a los árbitros, que, en esto de no hablar con los periodistas fueron los primeros en cerrar la boca. Recuerdo el debut de Johan Cruyff con el Barcelona en Granada, en el que atendió a todos los medios sin excepción. Durante el descanso, en la tribuna cubierta del viejo Los Cármenes, entrevisté al cantante Bruno Lomas y a Rudy Ventura, que con su trompeta estuvo todo el partido animando a la afición.
Publicidad
Cuando el Atlético de Bilbao jugaba aquí contra el Granada, los periodistas hacíamos con toda la plantilla el recorrido que va desde el Hotel Meliá Granada, en Ganivet, hasta la Basílica de nuestra Virgen de las Angustias, donde todos asistían a la misa de doce. Durante el trayecto andando nos eran concedidas todas las entrevistas que solicitábamos sin ningún problema.
Con respecto a nuestra plantilla, no solo podíamos hablar con ellos en los entrenamientos. Durante sus horas de ocio en la calle de las Moras, ya fuera en el pub Chivas o en la discoteca de enfrente, el 'janfor jaid', los periodistas éramos atendidos por los jugadores con total normalidad.
Publicidad
En el restaurante Casa Salvador, cuando estaba en la esquina de San Antón, la hora de la cena o la comida era momento propicio para hacer nuestro trabajo, ya que en el mítico local, atendidos por mi amigo Antonio, se daban cita la mayoría de la plantilla granadinista; de hecho, él conserva valiosos recuerdos de jugadores míticos del Granada y el Recreativo.
En la calle Sarabia, donde estaban las taquillas para comprar las entradas del fútbol, dos puertas más arriba, en la peluquería de Pepe Barrales, podíamos tropezarnos con cualquier jugador del Granada, hasta el punto de que, uno de ellos, el gran Fernández, hizo durante un tiempo la publicidad de la afamada peluquería, donde por primera vez eran mujeres las que atendían a los hombres, todo un acontecimiento de modernidad para la época.
Publicidad
GURUCETA
Antes de fallecer en un accidente de tráfico cuando se dirigía a pitar un partido, el árbitro internacional Emilio Guruceta, de fama mundial, fue el más mediático de los trencillas por conceder entrevistas sin censura a cualquiera que se las solicitara. Antes que él ya lo habían hecho otros con total normalidad, como Juanito Gardeazábal, también internacional, al que, por cierto, en un partido en el que yo estaba presente en el viejo Arcángel de Córdoba, un aficionado del Granada saltó al campo y le dio una patada partiéndole una costilla al no estar conforme con una de sus decisiones contra nuestro equipo. Eran tiempos difíciles para el arbitraje, en el que otro compañero, por ejemplo, perdió un ojo cuando un forofo le lanzó desde la grada una manzana cuando se dirigía a los vestuarios. Pues a pesar de todo, los árbitros de la máxima categoría, y de ahí para abajo, atendían a los periodistas sin ningún problema, incluso en paños menores.
Lo demuestra Juan Ortiz con la foto que ilustra esta crónica, en la que mi compañero Javier Tortosa entrevista al mismísimo Emilio Guruceta en los vestuarios mientras se viste para arbitrar un partido en Granada. La naturalidad reina entre el periodista y el trencilla, que contesta a todo lo que Javier le pregunta en favor de la información que después se pasará a los aficionados en boca de todos los protagonistas. Eran tiempos de transparencia en el trato de informadores y protagonistas del deporte de élite, cuando el oyente tenía información de primera mano de todos los intervinientes. Hay quién mantiene, que todo esto ha cambiado a peor, desde que los clubes tienen en su plantilla a «responsables de comunicación» que, al decir de algunos, se encargan de que nadie de los suyos comunique.
Publicidad
Vivir para ver.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.