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La cuaresma no ha hecho más que empezar, y ya nuestras cuadrillas de costaleros/as, llevan meses ensayando para esta Semana Santa que se nos presenta ilusionante, con el pregón de mi compañero y amigo, Luis Javier López Marín, bajo la presidencia federativa de mi ... hermano, Armando Ortiz, al que tanta salud le debo, y con el que comparto tantas ilusiones. Hemos dejado atrás la degustación de la cuajada de carnaval, en su fuente de Fajalauza, con los mantecados y polvorones sobrantes de la navidad, su crema y cabello de ángel, y nos disponemos a saborear los roscos fritos y las torrijas propias de esta época. De esta manera, caeremos en la tentación de un buen potaje de espinacas con garbanzos y bacalao, para guardar los debidos preceptos. Y ya que hemos abierto boca, diremos por ella, que si hay algo que distinga nuestra Semana Santa de otras, es la belleza del paisaje por donde discurre, su antigüedad anterior a la Reconquista, y la valoración artística de sus imágenes.
Desde Siloé a José de Mora, Risueño, Ruiz del Peral o De Rojas, entre otros de gran valía, sin olvidar a los más cercanos como López Azaustre, Sánchez Mesa o Barbero Gor, por nombrar solo a tres de los del siglo XX, y no remontarnos a los creadores de escuela imaginera como, Francisco Morales, Navas Parejo, o Espinosa Cuadros, Granada es caldo de cultivo, de la mejor y mayor expresión en imágenes devocionales, no solo para retablos, sino para ser procesionadas.
De mis largas conversaciones con el churrianero Domingo Sánchez Mesa conservo el aprendizaje más extraordinario sobre la historia imaginera de Granada y su posterior semblanza en las calles sobre un trono. Técnica depuradísima y ancestral, se unen a una estética única del terruño, que hacen de nuestras imágenes piezas únicas de la mayor valoración artística, en eso que se ha dado en llamar escuela granadina y que ha tenido su continuidad por influencia patente en otros creadores de Andalucía. Me contaba el gran maestro, Domingo Sánchez Mesa, cómo su primer proyecto para otorgar personalidad propia al conjunto escultórico del Huerto de Los Olivos no fue aceptado por la Hermandad y tuvo que plegarse al existente, más inspirado en el homónimo murciano del genial Salzillo. Son las concesiones de los artistas que en años difíciles, tenían que anteponer su genio creativo, al hecho rudimentario de dar de comer a su familia.
De todas formas, el conjunto escultórico del Huerto, es una obra consagrada de autor solvente, que soporta cualquier confrontación artística de la época.
Sánchez Mesa era un artista valiente, como dejó demostrado en varias de sus creaciones, entre las que yo destaco su impresionante Cristo de la Expiración de los Escolapios, o el majestuoso nazareno que las monjas conservan en Motril, con la advocación de Gran Poder, donde el autor derramó toda su sensibilidad creativa tallando una joya de la escuela granadina para la posteridad.
Cuenta la historia que el 3 de febrero de 1699 la madre Sebastiana María de la Cruz Gómez fundó en Motril, su tierra natal, un beaterio con licencia del obispo de Granada. Fue el inicio del actual monasterio de la Visitación de Santa María, que en 2018 cumplió 300 años. Desde entonces hasta hoy, las agustinas recoletas nazarenas han llevado a cabo su labor contemplativa con una peculiaridad: su especial devoción a Jesús Nazareno, cuya imagen es venerada en el monasterio, hecha por nuestro paisano. En este convento la Cuaresma se vive todo el año. La comunidad de agustinas recoletas nazarenas rezan diariamente el Vía Crucis. El Viernes Santo es más intenso este momento, ya que todas las hermanas rezan el Vía Crucis con corona de espinas, cuerda y cruz al hombro. Además, todos los viernes del año se practica el ayuno y la abstinencia, acciones que se llevan a cabo también los quince días previos al Viernes Santo. Cientos de personas guardan devoción a la imagen que se conserva en la iglesia monástica y que fue tallada para que sustituyera a la original que desapareció durante la Guerra Civil española. Desde finales de los años ochenta la devoción a Jesús Nazareno se ha canalizado en Motril a través de la Hermandad del Gran Poder. Son los hermanos de esta cofradía los que cuidan la devoción a la imagen durante todo el año y los que procesionan junto al Señor en la noche del miércoles santo.
Fue esta hermandad la que tuvo la iniciativa en la década de los ochenta pasados de realizar una casa hermandad anexa al convento donde se rinde culto a la imagen de Sánchez Mesa, constituyendo un momento emocionantísimo, cuando en la madrugada, las monjas nazarenas le cantan rezando a su Cristo a través de las conventuales celosías, en el silencio de la noche motrileña. Un momento que no debe perder ningún cofrade que guste de las emociones fuertes y espirituales.
De igual forma, hay que reconocer que esta misma hermandad fue la impulsora del Pregón del Costalero motrileño, que tuvo entre sus protagonistas primeros al llorado cofrade granadino y pregonero de nuestra semana santa, Ángel Luis Sabador Medina, excelso cofrade alhambreño, que también estuvo inmerso en el resurgir de nuevas hermandades de nuestra tradición semanasantera. Él fue quien dio aquel mítico primer pregón. Y todo esto ocurrió entorno a la imagen del Cristo nazareno de nuestro Domingo Sánchez Mesa, señor de la gubia y la policromía más exquisitas y apegadas a la tradición artística de Granada, proyectada a todo el mundo.
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