Esta noche, como último domingo de feria, en el embovedado, la banda de música de la Novena Región Militar, bajo la dirección de su capitán, Julio Marabotto Broco, interpretará la clásica retreta con la que se pone fin a las fiestas del corpus granadino. En ... el mismo lugar, entorno a la Fuente de las Batallas, donde paran los tranvías, se encenderá la mecha del castillo de fuegos artificiales, finalizando con el clásico trueno gordo, que dará por finiquitadas las fiestas. Los más chuscos darán los gritos de ritual: ¡Catetos a sus pueblos! Estos se subirán a los tranvías y ya hasta el año que viene.

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En el paseo del Salón, comenzarán a desmontarse las casetas, comenzando por las del principio. Las de la Renfe, El SEU, Policía Armada, Guardia Civil, El Compadre y El Palustre. Lo mismo ocurrirá con los columpios instalados a la vera del Genil, frente a la Real Sociedad de Tenis. Habrá que ir terminando con las barretas duras de la pastelería El Sol, y con las blandas de López Mezquita, y se bajarán las carocas de la plaza de Bibarrambla con los dibujos de Miranda, y las quintillas de Pepe Ladrón de Guevara.

A media tarde han comenzado a desmontar el circo americano de los hermanos Tonetti, el teatro chino de Manolita Chén y Antonio Encinas, y en el Humilladero, la caseta del vino de Cariñena, con sus autómatas pisadores de uvas, y el kiosco de los cartuchos de camarones y las rodajas de coco, también el de las chufas fresquitas como la nieve. Ya solo queda tomarnos un espumoso en El Támesis, y a esperar que pasen pronto doce meses para subirnos en la noria, o las barquillas de madera.

En lo taurino, este Corpus pasará a la historia por el gran triunfo de Luis Miguel Dominguín, Curro Romero y José Julio Granada, que según me ha dicho, Enrique Bernedo 'Bojilla' –que de esto sabe un rato- no se volverá a repetir en la historia. Ya solo nos queda asistir el próximo jueves a la procesión de La Octava.

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Cinco siglos de fiesta

Eran Corpus con olor a almendras garrapiñadas, a garbancillos tostados, a barquillos de canela y algodón de azúcar. Corpus de estrenar sandalias nuevas con calcetines de perlé, de visitar los altares, de asistir al teatro o el cante en el paseo de Los Tristes. Pero lo nuestro viene de lejos. Aquí danzaban alrededor de la custodia los llamados 'Diablillos', que no eran más que mahometanos convertidos al cristianismo, que de alguna manera expiaban sus culpas ante los vencedores. Y de eso hace ya 531 años.

Después vendrían los seises de Granada, que, como el Guadiana, aparecen y desaparecen, –pese a la labor incansable de mí admirado, Juan Bedmar– a cuya formación perteneció en su día el cantaor Enrique Morente, cuando contaba nueve años. Pero no olvidemos que la Feria Real del Corpus en Granada tuvo sus inicios, como tantas otras, en lo que era llana y simplemente una feria de ganado, alrededor de la cual se producían toda clase jolgorios y distensiones sociales, una vez al año.

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Ya lo dejó grabado Emilio 'El Moro':«Granada, tierra soñada por mí, en tu feria vestío de gitano dos burros vendí». Aquí nunca hubo un Corpus sin sus corridas de toros. Primero se alancearon por los nobles en la Plaza de Bibarrambla, después en el mismo recinto alhambreño, desmochando medio bosque para la empalizada, y después en nuestras distintas plazas, de las que nos consta la existencia de las tres más importantes.

La Zarzuela

En lo musical, no hay que olvidar que Granada ha cultivado –y lo sigue haciendo– como nadie la zarzuela, con grandes entusiastas dirigidos por Miguel Sánchez Ruzafa, entre otras dignísimas aportaciones. Yo no olvido a la Agrupación Lírica Francisco Alonso, ni a la Agrupación Hermanos Álvarez Quintero. Y en cuanto al género de la revista, por el teatro cine Regio, el Isabel La Católica o el Cervantes, pasaron todas las estrella que triunfaban en Madrid, desde Celia Gámez, a Tania Doris o Addy Ventura, con el ingrediente indispensable del humor como, Zori, Santos y Codeso, Tony Leblanc o Quique Camoiras.

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Mi homenaje eterno hoy al granadino, Ramón Moreno, con el que tantos Corpus disfrutamos de un teatro divertido para todos los públicos, por las plazas y teatros de una Granada en feria. Y para que el visitante siga sin entender nada, aquí en Corpus, subimos a Santa Marta encima de un dragón para que venza el bien sobre el mal, pero la obligamos a que nos enseñe la moda de más rabiosa actualidad, con la mala suerte de que casi nunca estamos conformes con los modelos que saca, salvo honrosas excepciones, y ya la utilizamos como muletilla todo el año, cuando alguien o algo no nos gusta.

Aquí no nos conformamos con decir que alguien es feo, en Graná, soltamos con gran desahogo aquello famoso de: «Anda ya… si eres más feo que la Tarasca». Y nos quedamos más a gusto que un marrano en un charco. Son nuestras cosas, la colosal malafondinga que nos sale por los poros, y que nos hace únicos y singulares de entre los demás. En 1960, hubo Campeonato de Andalucía en la Real Sociedad de Tenis, exposiciones de floricultura, peces y pájaros en el patio de la Plaza del Carmen, de pintura en La Casa de América, y en El Liceo, lanzamiento de paracaidistas en el Aeródromo de Armilla, concurso de albañilería en el paseo del salón y tiro al plato en Las Conejeras. ¿A qué parece que no ha pasado el tiempo? O sí.

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