Solo los que vivimos en los años setenta en San Sebastián sabemos sacarle todo el partido a su 'Ardor Guerrero'. Una historia real enmarcada en una de las ciudades más bellas de España, tamizada entonces por la bomba lapa y el tiro en la nuca. ... A ambos nos marcó la ciudad de la Bella Easo, desde las barandas de la playa de La Concha, hasta la cumbre de Monte Igueldo, de ahí que yo la refiera con cariño, recordando los amigos que allí dejé, y él la haya reseñado en más de una de sus obras. Donosti nos marcó y sus gentes también. Es muy difícil resistirse a los encantos de una ciudad, con un barrio viejo donde 'chiquitear' tomando unos pinchos, cuyos mondadientes debes guardar hasta la hora de pedir la cuenta. Un lugar donde cada año se da cita lo más granado del séptimo arte, que festeja a su santo patrón con una tremenda tamborrada, y que en su Semana Grande celebra un concurso de fuegos artificiales, clásico referente a nivel internacional, lo mismo que su festival internacional de jazz, del que ambos disfrutamos en toda su dimensión. Esto nos sirvió a los dos para valorar en su justa medida la labor que en Granada venía haciendo José María Ojeda – Chema para los amigos– que contó con la complicidad de nuestro protagonista en más de una ocasión para traer a Granada lo mejor de esa música donde la improvisación adquiere cotas de máximo arte irrepetible en el tiempo.

Publicidad

Granada

Son del todo inolvidables aquellos desayunos compartidos en la calle Navas, junto al amigo Vílchez, Manolo Ocón, y tantos amigos funcionarios del Ayuntamiento, con los que comentábamos sus artículos en IDEAL, bajo el epígrafe de, 'El Robinsón Urbano', la siguiente obra que mantenía en un cajón, o los folios de la próxima, apilados junto a la máquina de escribir. Hablábamos de su primera novela, 'Beatus Ille', que apareció en 1986, aunque se gestó durante varios años. En ella figura la ciudad imaginaria de Mágina, trasunto de su natal Úbeda que reaparecerá en otras obras suyas. Cuenta la historia de Minaya, un joven que regresa a Mágina para realizar una tesis doctoral sobre el poeta Jacinto Solana, muerto en la Guerra Civil, pero cuya apasionante vida le llevará a una serie de indagaciones que darán como resultado un final magistral.

Algunas tardes coincidíamos en un parque infantil que habían instalado en el Paseo de La Bomba, columpiando a nuestros hijos, aprovechando para comentar la actualidad de una Granada que ambos veíamos que se le estaba quedando pequeña, pese a contar con la tranquilidad económica de ser funcionario en la concejalía de Cultura. En 1987 ganó el Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa por 'El invierno en Lisboa' y en 1991 el Planeta por 'El jinete polaco', novela por la que vuelve a obtener el Nacional de Narrativa al año siguiente, y que, según mi criterio, es la que lo encumbra definitivamente a la cima de la literatura.

Antonio Muñoz Molina, escritor, académico, doctor honoris causa y multipremiado, nacido en Úbeda, forjó sus primeras armas literarias en la ciudad de Granada, y la influencia de esta ciudad y sus gentes se percibe entre renglones. Una paternidad compartida ésta, a la que Granada no debería renunciar, con algún tipo de reconocimiento, ante trayectoria tan ejemplar y brillante, avalada por los premios conseguidos, y por los testimonios del autor.

Publicidad

Consecuente con su tiempo

Otras obras destacadas son 'Beltenebros' (1989), una novela de amor, intriga y de bajos fondos en el Madrid de la posguerra con implicaciones políticas —Pilar Miró la llevaría al cine dos años más tarde con el mismo nombre—; 'Los misterios de Madrid' (1992) —publicada inicialmente como serial a capítulos en el diario El País, el título hace referencia al folletín decimonónico, 'Los misterios de París', de Eugène Sue—; 'El dueño del secreto' (1994); 'Plenilunio' (1997), 'Ventanas de Manhattan' (2004) o, 'El viento de la luna' (2006). En 2009 publicó, 'La noche de los tiempos', un monumental trabajo que recrea el hundimiento de la Segunda República Española y el inicio de la Guerra Civil española a través de las peripecias de un arquitecto llamado Ignacio Abel.

En ésta época ya se advierte en sus trabajos la experiencia de vivir en el extranjero, con un posicionamiento social, crítico ante la actualidad, en la que sus personajes hablan por él con los criterios de un observador político y social, fiel a la experiencia de su vida.

Publicidad

En 2012 donó a la Biblioteca Nacional una parte de sus escritos como, por ejemplo, cuadernos de notas tomadas de libros y periódicos, borradores de novelas, poemas inéditos de juventud y una obra inédita de teatro escrita en 1974. ​En 2013 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Antes, el 18 de octubre de 2022, participó en la ceremonia de inauguración de la Feria del Libro de Fráncfort, en la que también hablaron el rey Felipe VI y la escritora Irene Vallejo. En su discurso comparó la literatura y la sociedad española de 1991. Elegido el 8 de junio de 1995. En su ingreso en la Real Academia de Las Letras, –tomó posesión el 16 de junio de 1996– con el discurso titulado, 'Destierro y destiempo de Max Aub'. Le respondió, en nombre de la corporación, Francisco Ayala. Fue vocal de la Junta de Gobierno (1998-2002). Es licenciado en Historia del Arte (Universidad de Granada), doctor honoris causa por la Universidad de Jaén y ha recibido este mismo reconocimiento académico en las universidades estadounidenses de Brandeis (Massachusetts) y Villanova (Pensilvania). Ha sido profesor visitante de Literatura Española en la Universidad de Virginia, en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY) y en el Bard College. ¿Y Granada … para cuándo?

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad