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Mis ojos de niño buscan por las calles de Granada una palmera colgada en el balcón. Durante mi infancia era normal que en casi todas las casas, se atara a la reja o el balcón con un lazo blanco, la palmera bendecida del Domingo de ... Ramos. Esa rama que habíamos adquirido de los vendedores ocasionales que a las puertas de las iglesias, clasificadas por tamaño y precio, esperaban la llegada de los feligreses a la misa de doce, donde se procedía a la bendición de las palmas. Por aquí, en aquella época, no se estilaba la hoja de palma rizada, al estilo del levante español, donde se compite a la hora de hacer auténticas filigranas con la palma del domingo de ramos. Aunque desde hace tiempo, es frecuente encontrarnos con personas que han aprendido el oficio, y son auténticos artistas a la hora de componer figuras rizando la hoja. En mi casa renovábamos todos los años la palmera del balcón, porque la sustituíamos por la que sacaban mis hermanos en la procesión de la borriquilla, de la iglesia de san Andrés.
De los cuatro evangelistas, es San Juan quién mejor describe como Jesús fue recibido a la entrada de Jerusalén, por una muchedumbre que agitaba palmas en sus manos. Más cercano a nuestros días, pero hace muchos años, se tiene conocimiento de esta fiesta desde el año 1371, cuando los ilicitanos ya salían a las calles a mostrar uno de los potenciales que han sabido explotar hasta la actualidad. Pero no olvidemos que, la procesión y bendición de las palmas, se celebra en Jerusalén desde el siglo IV. Por nuestra cercanía a Elche, Nos ha llegado la tradición. Esta localidad exporta palmas a otros países y entrega a las personalidades más ilustres una palma que destaca por su elaboración y por la simbología que alberga en su trabajo de trenzado.
En la iconografía cristiana tenemos testimonios de pinturas y esculturas de los primeros creyentes, que fueron martirizados y han sido representados con una hoja de palma entre sus manos, como símbolo de la pureza y limpieza de espíritu, que les llevó a dar su vida, antes que renunciar a la Fe en Cristo. De ahí que al colgar la hoja de palma del balcón, la familia esté dando testimonio de su militancia religiosa, a todos los que observen tan especial aditamento colgando de los hierros vecinales.
Mis abuela, republicana y atea, era la encargada de retirar la palma del año anterior, ya reseca y mugrosa, para colgar el Lunes Santo, la nueva y flamante que habían portado mis hermanos en la procesión de La Entrada de Jesús en Jerusalén, cuando aún no se había incorporado la Virgen de La Paz, pero si formaban parte del cortejo, las figuras vivientes de Las Tres Marías, encarnadas por vecinas muy jóvenes de la calle de Elvira.
Mientras desataba la vieja y ataba la nueva, mi abuela rezaba la siguiente oración: «Bendice Señor nuestro hogar, que tu hijo Jesús y La Virgen María reinen en el. Por tu intercesión danos paz, amor y respeto, para que respetándonos y amándonos, los sepamos honrar en nuestra vida familiar. Se tú el Rey en nuestro hogar, amén.»
Hoy, Domingo de Ramos, el Domingo de la Pasión del Señor, marca el comienzo de la Semana Santa, en la que rememoramos los últimos días de la vida de Cristo. Encontramos en ello la historia de la llegada de Jesús a Jerusalén entre la multitud festiva: representa, de hecho, el último momento de alegría antes de la crucifixión. Los niños sobre todo le dan la bienvenida, no le preguntan quién es, pero lo alaban, provocando la indignación de los escribas y fariseos. Seguimos recordando este momento en la procesión de las palmas. Éstas se bendicen y con ellas se elabora la ceniza que se usará en Miércoles de Ceniza del año siguiente, para el acto de la confirmación de los fieles, que ya han hecho la comunión. Es una maravillosa catequesis silenciosa para todos los que lo ven. Es un testimonio de fe.
Con los años, existen auténticos artífices del trenzado de la palma, entre los que ya podemos incluir a Granada, que hacen con sus manos auténticas filigranas con la hoja de la palma. A mí personalmente, me encantan los prendidos de solapa, porque quizás sean los que más me sorprendieron, al ver la evolución de los trabajos artesanales. La madre de Salvador, el florista de Churriana, es toda una artista a la hora de trenzar y conseguir formas maravillosas con la hoja de la palma. Demostrando con ello que, por estos lares también podemos hacer cosas muy interesantes, con esta hermosa tradición religiosa del Domingo de Ramos.
Por último y fuera de nuestra religión, decir que la rama de la palma es un símbolo de la victoria, el triunfo, la paz y la vida eterna que se origina en el antiguo Oriente Próximo y el mundo mediterráneo. La palma (Phoenix) era sagrada en las religiones mesopotámicas y en el antiguo Egipto representaba la inmortalidad. En el judaísmo, el lulav, una rama de la palmera datilera es parte del festival de Sucot. Una rama de palmera era otorgada a los atletas victoriosos en la antigua Grecia y el árbol en sí es uno de los atributos más comunes de la Victoria personificada en la antigua Roma. Los tallos de las palmas representaban una larga vida para los antiguos egipcios, y el dios Heh a menudo se mostraba sosteniendo un tallo de palma en una o ambas manos. La palma era llevada en procesiones funerarias egipcias para representar la vida eterna.
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