La Agencia Estatal de Meteorología no ha fallado en esta ocasión y los peores pronósticos para los cofrades se han cumplido, pero nada ha caído en saco roto, ni en lo espiritual, ni en lo tradicional y religioso. Es más, algunas hermandades han tenido la ... oportunidad de salir a las calles y dar testimonio de Fe con lo mucho y bien trabajado en el último año.
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El agua que nos ha estropeado algunos desfiles penitenciales es más importante que nunca y, además, no ha caído toda la necesaria, pero la suficiente como para que Granada no tenga las tan temidas restricciones que en otras zonas padecen y van a padecer. Por lo tanto, debemos agradecer que, aunque hayamos tenido una Semana Santa deslucida, el beneficio general para la ciudadanía con lo llovido nos va a reportar mejores cosechas, mejor crianza de nuestro ganado para el consumo y, lo más importante, que cuando abramos el grifo tengamos la seguridad de que el abastecimiento humano, al tiempo que razonable, estará cayendo siempre con moderación.
AÑO COFRADE
Es verdad que lo habíamos preparado todo con esmero, que en los últimos meses, se ha notado el impulso general que proyecta la Semana Santa granadina, cada vez más consciente de la importancia para todos los sectores afectados, pero sobre todo, con el sentido de la solidaridad social que conlleva la actividad de una cofradía, tal vez el menos divulgada, pero hay que decir de una vez por todas que las hermandades granadinas no solo llevan a cabo una labor social en beneficio de los colectivos más desfavorecidos, sino que dinamizan económicamente un sector cada vez más importante, principalmente el de la talla, el dorado, los bordados, la orfebrería, la cera y la flor, que muchas veces constituye el sustento de muchas familias, sin que esto repercuta mediáticamente en toda su dimensión e importancia.
El censo aproximado de los componentes de las hermandades de penitencia, sin incluir las de gloria, alcanza ya en Granada, una cifra que puede estar rondando las treinta mil almas, un asunto a valorar, no solo por la iglesia instituida, sino por los responsables políticos que, en la medida de sus posibilidades, deberían prestar mayor atención y cobijo a los intervinientes en estas asociaciones religiosas de la iglesia católica, que mantienen viva la llama de la tradición, con el coste económico que esto conlleva, además de las horas dedicadas a las tareas propias internas, restadas al ocio o la familia y que se dan por bien empleadas con carácter gratuito.
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A la iglesia hay que reconocerle que, pese a la drástica reducción de vocaciones sacerdotales, sigue prestando un servicio en los directores espirituales de las hermandades, realmente impagable, si tenemos en cuenta cómo se multiplican para atender a todos los cofrades, dándole sentido a su militancia religiosa que, por otra parte, es fundamental para que no perdamos el norte en nuestro cometido. La cantidad de cultos en las hermandades, basamento irrenunciable de su razón de ser, requieren la presencia del sacerdote identificado con este proyecto, en el que a veces, hay que reconducir posturas, señalando la dirección adecuada y eso siempre tiene que hacerlo el cura de nuestra hermandad.
DE CARA AL EXTERIOR
La publicación de carteles, libritos de horarios o ediciones especiales de revistas cofrades, nos hacen tener una mayor presencia en la sociedad, y, por lo tanto, una mayor responsabilidad a la hora de dar ejemplo de nuestra condición cofrade. Ocurre lo mismo con la proliferación de pregones, en los que los hombres y mujeres de la Semana Santa granadina exaltan públicamente su condición, su Fe y motivación que les ha llevado a esta forma de vida, presentándose así a la sociedad que nos alberga, presumiendo con razón de pertenecer a una hermandad, dando testimonio de su condición cofrade, que no es más que la de vivir la Fe, en pos de la solidaridad con nuestros semejantes, a los que después de vivir toda nuestra vida en la espiritualidad monástica que nos distingue, les ofrecemos esa hermosa catequesis en la calle durante una semana, como único distintivo de nuestra razón de ser y existir.
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Con la lluvia se nos ha ido una Semana Santa plena de madurez espiritual, con las filas engrosadas en más de un treinta por ciento con respecto a la anterior, con las mejoras artísticas que se van consolidando en torno a nuestros titulares y con multitud de nuevos proyectos en marcha y otros aprobados lo que hace de la Semana Santa granadina, una de las más valoradas por propios y extraños. No exagero si afirmo que, nuestra semana de pasión está viviendo en este tiempo su época más atractiva, no solo desde el punto de vista artístico, sino desde la conciencia cofrade, que hace que cada vez en mayor medida, la juventud se acerque a las hermandades, asegurando así un futuro extraordinario, que coincide con la consolidación de bandas de música y la mayor época creativa con nuevas partituras que engrandecen el rico patrimonio de la música cofrade.
La Pascua marca el final de la Semana Santa (y del Triduo Pascual), en la que se conmemora la muerte y resurrección de Jesús. La Pascua inicia un período de cincuenta días llamado tiempo pascual que termina el día de Pentecostés. Se trata de la mayor alegría para un cristiano, y más aún, para un cofrade militante. Nuestro pensamiento ahora debe estar en que nos quedan doce meses para volver a las calles con nuestros pasos, pero hay que recordar que lo mejor será el camino a recorrer para llegar a ello. Feliz Semana Santa 2025.
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