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Esto de que la mujer tenga los mismos derechos que los hombres, y que pueda acceder a iguales cargos o responsabilidades, parece que lo llevamos muy lentamente, y lo que es peor, de forma deliberada, porque lo del techo de cristal se me antoja muy ... romántico para definir ostracismo histórico tan atroz. Que hayan tenido que pasar 531 años para que Granada tenga una mujer como regidora municipal, deja bien a las claras que, lo de sin prisa pero sin pausa, tiene en nuestra tierra –además– una velocidad más corta.
Eso de que los granadinos vayamos a la vanguardia de algo se nos antoja pretensioso, pero de no querer presumir de nada, a dejar pasar más de cinco siglos y varios lustros para permitir que una mujer ocupe el sillón principal del convento del Carmen, yo diría que no es normal, o al menos, no muy normal. Que seamos noticia nacional porque, por fin, una mujer preside nuestro ayuntamiento, en los tiempos que corren, deja ver que falta grasa en la maquinaria provincial desde hace mucho tiempo.
ANDRÉS CALDERÓN
Los reyes magos de 1492 nos dejaron para nuestro gobierno ciudadano al primer corregidor (alcalde) de Granada, del que el profesor Peinado Santaella dice: «Perteneciente a una familia recién introducida en la oligarquía soriana, el licenciado Andrés Calderón encontró en la guerra de conquista del sultanato nazarí, primero, y, luego, en el cargo de primer corregidor de la ciudad de Granada sendos cauces para consolidar su posición social, la cual en todo momento fue deudora también de un prolongado servicio a la monarquía de los Reyes Católicos». El artículo estudia brevemente esos compromisos políticos para detenerse sobre todo en el análisis y en la valoración de las vías –a veces fraudulentas– a través de las cuales dicho personaje se labró un sólido patrimonio en el nuevo reino castellano, las formas que aplicó para explotarlo y el destino que, a la postre y mediante un tardío e implícito remedio confiscatorio, le fijaron los Reyes Católicos cuando sobre él fundaron el Hospital Real de Granada.
Queda claro que el primer alcalde se hizo con bienes patrimoniales de manera dudosa, y los mismos que lo nombraron fueron los que a la postre, observando el enriquecimiento desmedido del personaje, le confiscaron uno de sus mayores latifundios para construir en sus terrenos lo que hoy conocemos como el Hospital Real. De lo que se deduce que lo de la corrupción política no es un invento de nuestra joven democracia. España puede presumir de poseer una larga tradición de siglos de malhechores que delinquen utilizando sus cargos políticos para ello. Pero en fin, eso ya es un clásico asumido por todos, como 'El Lazarillo de Tormes', por ejemplo.
MARIFRÁN
Digo y mantengo desde hace mucho que los granadinos nacemos donde queremos, de ahí que nuestra flamante alcaldesa escogiera la cuna vallisoletana del castellano, otrora capital del reino, para nacer, pero su formación académica y humana se ha forjado muy dentro de nuestro recinto amurallado, sin que la partida de nacimiento vaya más allá de una anécdota histórica de nula influencia en su devenir político –que a fe mía– es brillante y valiente. En Marifrán reconozco a una mujer trabajadora incansable que siempre ha dado el cayo donde su partido la ha puesto, sin mirar el reloj y sin codazos laterales, que en estos tiempos que corren –y más en política– no es cuestión baladí. Respondió en su anterior etapa como concejal, accediendo al parlamentarismo autonómico, que posteriormente le ha llevado a desempeñar con solvencia una de las consejerías más importantes del gobierno autonómico. Y ahora le toca la enorme responsabilidad de manejar el timón de una nave –Granada– en la que si uno se pone a mirar con lupa con respecto a otras provincias hermanas está todo por hacer. Yo no sé si esto es bueno o malo, pero ya dice Serrat que lo bueno de tocar fondo, es que a partir de ahí, solo cave ir progresando. Y oye, quieras o no, eso tranquiliza mucho. Granada es una provincia en la que, entre los trenes que hemos perdido y los que nos han quitado o los que no hemos sabido mantener, nos encontramos en el momento histórico en el que nos parecemos bastante al gallo de Morón. No seré yo el derrotista que diga que está todo por hacer, pero que aquí hay tajo para el político que quiera trabajar… eso no me lo quita nadie de la cabeza.
MUCHO CALOR
Espero que el tremendo calor que pasamos en el patio del ayuntamiento durante la ceremonia de toma de posesión de la nueva corporación sea el presagio de que los nuevos munícipes se van a 'arremangar' para trabajar incansablemente por esta ciudad que languidece a poco que dejes de mirarla. Granada es tan bella como agradecida cuando se hace algo por ella. Por favor, no dejen de ilusionarnos cada día, con el arreglo de lo desarreglado, con el proyecto de lo nuevo pero palpable, con metas fundadas en la posibilidad de alcanzarlas. No más frustraciones, no más desaires, no más ninguneos. Granada se merece otro trato en el panorama político y cultural, en el que todos avancemos cogidos de la mano y empujando en la misma dirección, que no debe ser otra que la de la prosperidad y la justicia, de acuerdo a nuestros merecimientos. Aunque yo, como súbdito irredento del Mayo del 68, sigo manteniendo mi lema: seamos sensatos, pidamos lo imposible.
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