Si el caminante sale en línea recta de Armilla, en paralelo a la base aérea, pronto llegará a un municipio protegido por el manto sagrado de la Virgen de Las Nieves. Para encontrar los primeros indicios de presencia humana en Las Gabias, hay que remontarse ... varios miles de años atrás. Durante la dominación romana, la población se traslada a una zona cercana, donde se encuentra un importante asentamiento romano, del que se han descubierto las ruinas de un molino de aceite y algunas viviendas, pero lo único visible del lugar es el Baptisterio Romano. Recientemente se han descubierto restos romanos en la pedanía de Híjar.

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En época de dominación musulmana se denominaba 'Gaviar Alcobra' al municipio. Según el historiador Almagro Cárdenas, la palabra Gabia proviene de Gaviar, que significa sitio abundante en hoyos, debido a que al parecer existía en este lugar una colonia ibérica destinada a explotar las canteras de yeso existentes en el cercano Montevive.

La historia moderna de Las Gabias comienza con la Reconquista cristiana y la repoblación llevada a cabo por Felipe II, llegando pobladores de distintos puntos de la península. En el siglo XVII los historiadores, al mencionar a ambos lugares, se refieren a Gavia la Grande y Gavia la Chica, sustituyendo en el siglo XIX la v por la b, y pasando a la denominación definitiva de Gabia Grande —con su anejo de Híjar— y Gabia Chica como dos municipios independientes, sin que en ningún caso apareciera el nombre de Las Gabias. Hasta el siglo XIX el pueblo pertenecía al Condado de Gavia y, era uno de los pueblos más prósperos e importantes de la provincia, con la industria de los tejares en auge y el cultivo de lino, cáñamo y remolacha, hasta que se impuso el cultivo del tabaco a comienzos del siglo XX.

Buque insignia

Conquistada Gabia dos años antes que Granada por, Fernando El Católico, se dice que dio orden de demolición del que ahora es su monumento más emblemático. Su famoso Torreón, pero afortunadamente, por aquello de que las cosas de palacio van despacio, la orden no se llevó a cabo entonces.

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El Torreón es una construcción de planta rectangular (8 x 11 m) y 13,50 m de altura. Los muros están realizados en tapial, con esquinazos de sillería y algunos recalzos de ladrillo. Actualmente tiene tres plantas, con estancias cubiertas con bóveda de cañón, en las dos primeras. En su estado original parece que contó con cuatro plantas. La planta baja tiene acceso directo desde la calle y, según algunos autores, pudo ser un aljibe. En la planta primera, a la que se accede desde una casa del siglo XVI adosada a la torre, en los testeros de una de las salas, hay arcos de herradura, con arquivoltas de gallones. En uno de ellos se abre un balcón a la plaza, construido en época moderna, y que supuso la destrucción de un friso de mocárabes. La segunda planta tiene una sola estancia, cubierta con alfarje, cuyas jácenas están apoyadas en zapatas. Tiene una escalera de acceso a la actual terraza. En todo el interior se percibe un fino acabado de decoración de yeserías, que contrasta con el aspecto defensivo exterior. Dicen, los que de esto saben que, Leopoldo Torres Balbás opinaba que esta torre debió estar, en su momento, rodeada de una muralla.

La obra se atribuye, sobre todo por la decoración interior (que incluye el escudo y lema de los nazaríes), al periodo nazarí, y suele relacionarse con otras obras similares como la Torre del Soto de Roma o la del Bordonal, ambas en la Vega de Granada, al igual que esta. Al parecer tenían una función de refugio de los habitantes de las alquerías cercanas y fueron abundantes, aunque buena parte de ellas se demolieron, según las crónicas de Hernando del Pulgar. La decoración se incorporó, posiblemente, a finales del siglo XIV o comienzos del XV, y el alfarje de la tercera planta, ya en época cristiana, pues, en 1506, Doña Juana I de Castilla ordenó demoler la cuarta planta y la bóveda de la tercera. De ésta forma lo que había ordenado su padre años antes, se llevó a cabo, pero solo en parte, afortunadamente para nosotros.

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Un fuerte flamenco

En la segunda mitad del siglo XX, la casa adosada y el jardín de la misma, se convirtieron en la sede de una peña flamenca, desde donde el flamenco más cabal se irradia a toda la provincia. La Peña Cultural de Arte Flamenco de Las Gabias, con una trayectoria más que interesante en la promoción del buen flamenco y las jóvenes figuras, ha tenido épocas de un gran esplendor. Por su escenario han pasado artistas del primer escalafón y, otros emergentes que ya están consagrados como, por ejemplo, Javier Montenegro o Miguel Molina Ochando, que actuaron en su patio con pantalón corto y yo los presenté. También me cupo el honor de conferenciar en diferentes ciclos que allí se organizaron, con grandes compañeros de las ondas como, Paco Carmona, director entonces de Radio Cadena Española en Granada. Sobre su escenario dieron los primeros pasos bailaoras preadolescentes como, Rosa Mercedes Zárate o Beatriz Martín. Esos ciclos flamencos, llamados por nosotros amigablemente: 'Las Noches del Torreón', compitieron en buena lid durante muchos años, con los organizados por La peña Frasquito Yerbagüena de Cúllar Vega, La Platería, o la Tertulia Flamenca Manuel Salamanca de Antonio Trinidad. El entusiasmo del cartero de Gabia era tan grande, que, en la medida de sus posibilidades, por el Torreón, pasaron los artistas más interesantes del momento, y los que, siendo niños, llegaron a ser figuras. Eso es un Torreón con arte y lo demás es tontería.

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