Francisco Fernández Trasierra

Uno de los primeros Tedax en Bilbao y Granada

«Me tocó desactivar los 335 kilos de explosivos del coche de Henri Parot»

–Cuente alguna desactivación complicada en aquellos duros años del terrorismo etarra.

–En diciembre de 1974 desactivé mi primer artefacto, con medio kilo de goma-2 en una discoteca de Guernika. No hubo muertos porque lo desactivamos a tiempo. También hicimos muchas ikurriñas (banderas vascas) trampeadas (con bombas adosadas). Un compañero mío murió quitando uno de estos artefactos en Galdácano (Vizcaya). En 1990, desactivé junto a un compañero los 335 kilos de explosivos que llevaba el coche del etarra Henri Parot interceptado por la Guardia Civil en Santiponce (Sevilla). Tenía pensado volar una comisaría de Policía en la capital sevillana y gracias a interceptarlo se pudo evitar.

–¿Y en Granada?

–Estuvimos en Albolote desactivando un artefacto en las vías del tren. Estaba preparado para volar un tren repleto de pasajeros. También las campañas de explosivos en Almuñécar.

–¿Con qué medios trabajaban en aquel entonces?

–No teníamos apenas medios. Disponíamos de una caña de pescar para mover los paquetes a distancia, una caja de herramientas con un explosor y poco más. Todo era a pelo. Íbamos estudiando cómo actuaba ETA y cómo lo hacían otras bandas terroristas internacionales. Después nos dieron protecciones de pelvis y pecho. Después ya comenzaron a darnos más equipos e incluso un robot.

–Cuánto tiempo ha estado en los Tedax.

–Desde 1973 hasta 1993. Primero estuve en el equipo fundador de Bilbao con terrorismo etarra, fundador de Granada, después me fui a La Coruña donde me tocó lidiar con el terrorismo del Ejército Gerrillero del Pueblo Gallego y de allí marché a Sevilla donde coincidí en el tiempo con la Expo 92 y con cuando pillamos el coche cargado con 335 kilos explosivos del etarra Henri Parot en el municipio de Santiponce (Sevilla) en 1990.

–¿Qué lleva en la cabeza un Tedax cuando acude a desactivar una bomba?

–Lo peor es la incertidumbre desde que recibes el aviso hasta que llegas al lugar y compruebas a qué te enfrentas realmente. Trabajas con adrenalina y te impide sentir miedo. La experiencia te da mucha vida y armas para hacer este trabajo, por eso la experiencia de los veteranos es muy importante.