Óscar Nogués, trabajador de la división de logística de UNEI. Pepe marín
La empresa que emplea a 115 granadinos con discapacidad

«Trabajar me ha ayudado mucho, ya no le doy tantas vueltas a la cabeza»

Óscar Nogués, que llegó a UNEI a través de los servicios de salud mental, cuenta cómo su empleo ha mejorado su vida

Sábado, 18 de enero 2025, 23:48

Su trabajo indefinido en UNEI le ha dado un giro a 180 grados a la vida de Óscar Nogués, que tiene 42 años y es uno de los especialistas que se encarga del mantenimiento y la reparación de los carros elevadores, las camas ortopédicas, barandillas ... y demás material ortoprotésico que el SAS pone a disposición de los pacientes mayores o que por cualquier motivo tienen que estar en una cama.

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UNEI tiene un contrato con la Junta por el que se encarga, a través de su división logística, de estos servicios de almacenamiento, puesta a punto, distribución e instalación de las camas y el demás material ortoprotésico. Y Óscar se ha convertido en un auténtico máquina en la materia. «Me formaron ellos y la verdad es que me encanta, aunque también hago otros trabajos como salir a repartir el catering que también tenemos en la división de logística», explica.

Óscar, que tiene un 33% de discapacidad derivada de problemas de salud mental, había tenido otras experiencias anteriores en la empresa privada. «Pero la gente es muy reacia a contratar a personas con discapacidad, te hacen una prueba y en el momento en el que creen que no rindes lo suficiente no te dan la oportunidad de seguir», esgrime.

Gracias a los médicos, a su disciplina con los tratamientos y a sus ganas de salir adelante, Óscar lleva años estabilizado y el trabajo también ha resultado medicina santa para él. «Ha mejorado mi calidad de vida y mi enfermedad. Trabajar es salud. En mi casa sin hacer nada me ponía peor, ahora ya no le doy tantas vueltas a la cabeza», explica el profesional, que llegó a este empleo a través de la Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental que trabaja en coordinación con el SAS. «Antes iba a talleres, hacía manualidades... pero no te sientes útil, vas por obligación. Cuando estás parado te deprimes y entras en una rutina de desidia. Desde que entré aquí mi vida ha cambiado mucho, tienes tu sueldo que es importante pero lo mejor es que conocen tus riesgos y en cuanto te ven entrar por la puerta si te notan raro vienen a ver qué te pasa. Te cuidan», concluye.

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