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José Ramón Villalba
Granada
Miércoles, 13 de febrero 2019, 01:47
María –nombre ficticio– nació en Lérida en 1991, tiene 28 años aunque una parte de ella murió ayer después de ver cómo su bebé perdía la vida. María está acogida en un centro o albergue para mujeres sin recursos económicos que viven instaladas en la ... frontera de la marginación.
El pequeño Mohamed, nombre del bebé, vino al mundo el pasado mes de julio y se marchó para siempre la pasada madrugada del martes sobre las siete y media. Nadie pudo hacer nada por recuperar su pulso vital.
La madre del pequeño nació instalada en la marginación en el seno de una familia de emigrantes sin apenas recursos económicos. Su vida ha sido una montaña rusa de querer y no poder, de obstáculos y de sinrazones que la han llevado a situaciones que para el común de los mortales resultarían insoportables de superar.
El último viaje de esta montaña rusa lo ha sufrido con el fallecimiento de su bebé, de tan sólo seis meses. El pequeño compartía habitación con su madre y con otro hermano suyo de seis años.
Los tres estaban en este centro concertado donde decenas de mujeres tratan de rehacer su vida después de sufrir los aguijonazos de la realidad más cruel, muchas con sus hijos. El pequeño fue atendido en un centro de salud días atrás por un supuesto resfriado, allí le recetaron unas medicinas con las que aliviar su problema de tos, mocos y malestar general.
A las cuatro de la madrugada del martes, el pequeño se despertó y comenzó a dar muestras de que se encontraba mal. Lo hizo a través del llanto. La madre le aplicó uno de los fármacos recetados y el pequeño, aunque siguió llorando algo más, finalmente quedó dormido. Cuando la progenitora se despertó por la mañana, el bebé estaba fallecido. Eran las 7.30 horas del martes.
María no daba crédito a lo ocurrido. Comenzaron a llegar al centro profesionales sanitarios, policías nacionales y locales, psicólogos municipales, la directora del centro de acogida no se separó de la madre ni un segundo. Toda una tragedia. No le puede ocurrir nada peor a una familia que perder a un hijo, pero el dolor se multiplica cuando además se navega en la soledad de la marginación.
María lleva años entrando y saliendo de este centro de acogida, aunque en los últimos meses vivía bastante estabilizada y con el apoyo psicosocial necesario para tratar de levantar cabeza. Antes de ingresar en este albergue, estuvo en Jaén de donde vino directamente a este centro de acogida. El padre de su bebé no la acompañó en su estancia en la capital granadina. A María le tocará otra vez levantarse, una vez más, desde que era niña.
Detrás de ella tiene a un equipo de profesionales municipales –trabajadores sociales, psicólogos, técnicos, educadores– además de todo el personal del centro donde está acogida, con su directora a la cabeza, un centro concertado con el Ayuntamiento de Granada y que realiza una labor impagable en Granada desde principios del siglo XXI.
Allí acuden mujeres sin recursos, muchas acompañadas de sus propios hijos, e incluso con la familia completa. Se les facilita alojamiento, manutención y apoyo de todo tipo, tanto a ellas como a sus vástagos. La concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de Granada correrá con los gastos del sepelio del pequeño Mohamed, tal y como informó ayer la edil Jemi Sánchez.
La autopsia determinará las causas exactas del óbito del pequeño Mohamed. No presentaba signos de violencia. La joven madre ayer no levantaba cabeza.
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