El fallecimiento de Encarnación durante un exorcismo conmocionó a Granada y dio la vuelta al país IDEAL

Treinta años de un crimen que sacudió al Albaicín

Crónica en negro ·

Encarnación falleció tras un ritual con el que pretendían sacar a Satanás de su cuerpo;la obligaron a ingerir grandes cantidades de sal y le causaron graves lesiones

Lunes, 20 de abril 2020, 00:46

La presencia del joven José Guardia en su casa, después de haber fallecido, era algo que decían notar tanto los padres del chico como otros familiares. Los progenitores afirmaban con frecuencia que notaban a su hijo en la vivienda, que sentían cómo les tocaba ... la espalda y que incluso se les aparecía de vez en cuando. Encarnación, prima del fallecido, y Bernardo, un tío del joven, también aseguran haber notado que José seguía entre ellos, pese a que había perdido la vida en 1.986. El miedo que se apodera de algunos de los miembros de la familia hace que acudan a un conocido espiritista. Lo que ocurrió en los días siguientes acabó en tragedia, con la muerte de Encarnación tras muchas horas de un ritual que le costó la vida.

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La intranquilidad de la familia Guardia arranca en los primeros días de 1990. Tras el fallecimiento de José y de otros familiares, Bernardo, tío del joven, empieza a comentar con su entorno que no solo nota la presencia del sobrino, sino que llega a moverle objetos y abrir y cerrar puertas. Esta situación llega a oídos de un vecino del barrio, Mariano 'el pastelero' –era su ocupación habitual, distribuir dulces– con el que tenían relación, porque imponía las manos a la madre del joven fallecido para «aliviarle de los dolores» que padecía.

Ya era alguien de su círculo y en esos días le comentan lo que el tío Bernardo y los padres de José han ido notando. Encarnación, la prima del fallecido, había llegado unos meses antes desde Francia, donde había estado ocho años trabajando en un hotel, y se interesa por los extraños fenómenos que narran sus tíos.

Conoce también a Mariano, que era hijo de una conocida curandera del barrio, de la que supuestamente habría heredado el poder sanador de imponer las manos.

Corría la segunda quincena del mes de enero y Mariano se reúne una tarde en una de las casas de la familia. Allí coincide con Encarnación, con los padres del fallecido que supuestamente se aparecía y con otras primas del chico. En esa visita, Mariano lleva a cabo una sesión de espiritismo en la que Encarnación, según relatan los atestados de aquella época, entra en trance. Con un extraño rictus en la cara, comienza a hablar como si fuera el difunto José y después se desvanece.

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A bofetadas

'El pastelero' la despierta con varias bofetadas en la cara y le recomienda poner una cruz en los pies de la cama. Aquel episodio y la presencia de José y de otros miembros fallecidos de la familia fueron el tema de conversación en reuniones posteriores. Encarnación confiesa en uno de esos encuentros que el director del hotel en el que había estado trabajando practicaba con frecuencia magia negra.

Encarnación, que entonces contaba 36 años, sigue en contacto con Mariano y participa en más sesiones de espiritismo en las que, supuestamente, el fallecido les pide que abandonen el luto. También les hace una peculiar petición: que vayan a comerse un pollo, algo que al parecer le habían prometido si lograba curarse de la enfermedad que finalmente le costó la vida. Pero ni abandonar el luto ni darse el festín consigue que la familia se tranquilice.

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El principal acusado era un conocido espiritista del barrio que imponía las manos para curar diversas dolencias

Finalmente, la tarde del 29 de enero, se reúnen en uno de los domicilios familiares Encarnación y Mariano con unas primas de la chica. Están dispuestos a practicar un exorcismo, convencidos de que algo maligno ha poseído a Encarnación. Mariano, acompañado de tres primas de la mujer, arrancan el terrible proceso suministrándole un brebaje compuesto por sal, aceite, bicarbonato y pimienta. Los testigos y participantes en aquel siniestro ritual, aseguraron que la mujer gritaba que estaba poseída por el maligno. Por eso, además de las soluciones con sal que le preparaban, los participantes en el ritual le causaron graves lesiones tanto en la vagina como en el ano tras haber introducido la mano y haber llegado a arrancar órganos internos.

Entró en coma

Durante las muchas horas que duró el ritual, quedó acreditado que también golpearon a la mujer y le causaron diversas lesiones que la hicieron entrar en coma. Varios familiares se acercaron a la vivienda para interesarse por ella, pero siempre los echaban alegando que no se podía parar el exorcismo. En una de esas incursiones, en la noche del 31 de enero, la hermana de Encarnación la vio desvanecida, amoratada y ensangrentada, inmóvil en el suelo. Y pidió un taxi para llevarla al hospital. La mujer fallecería pocas horas después, el 1 de febrero de 1990. Tras sacar el cuerpo de Encarnación de la casa de un familiar, en la calle San Luis, el padre interpuso una denuncia y la Policía Nacional comenzó a recoger declaraciones de su entorno.

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Se detuvo a Mariano, a dos primas de Encarnación, a una tía y a una sobrina. 'El pastelero' y tres de las mujeres participaron activamente en los hechos, la tercera era conocedora y se encontraba en la casa, además de facilitar ingredientes para los brebajes.

Todos ellos ingresaron en prisión y en 1992 fueron condenados por la Audiencia Provincial de Granada. A los autores materiales de los hechos se les condenó a cinco años por un delito de lesiones y otro de imprudencia temeraria, porque no se les atribuyó la intención de matar a Encarnación. A otra de las mujeres se la condenó a dos años y medio y a la quinta procesada se le absolvió.

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Un juicio con convulsiones y voces de ultratumba

El juicio por el crimen del Albaicín no fue un juicio al uso. La forma en que había muerto Encarnación hizo que el caso diera la vuelta a España y el comportamiento de los acusados y sus declaraciones contribuyeron a darle un halo de misterio. Una de las acusadas sufrió una crisis diabética en una de las jornadas del juicio que la hizo convulsionar en la sala. Y la declaración del principal acusado estuvo plagada de referencias a voces de ultratumba y a presencias del más allá durante los hechos. Aseguró que fue la víctima, poseída por el demonio, quien era capaz de doblegar su voluntad durante el macabro ritual.

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