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Manuel Angulo y Manuel González, en el taller donde crearon su prototipo de calibración de tomates cherry. ALFREDO AGUILAR
Genial invento en Granada | Tres estudiantes inventan una clasificadora de tomates de 'premio'

Tres estudiantes granadinos inventan una clasificadora de tomates de 'premio'

El prototipo, segundo en el concurso de Siemens, realiza un proceso automático desde que se hace el pedido hasta que el producto llega al reparto

ÁNGELA MORÁN

Granada

Lunes, 8 de julio 2019, 13:28

Elegir entre estudiar un ciclo superior o una carrera suele ser más complicado de lo que parece. Las dos opciones presentan preparación y salidas laborales diferentes y los estudiantes pueden arrepentirse a mitad de curso. Pero este no ha sido el caso de los alumnos del ciclo superior de automatización y robótica del colegio Ave María San Cristóbal. Diego Martínez, director de este centro, asegura que en el curso de automatización y robótica existe una tasa de incorporación al mercado laboral del 100%. Guillermo Martínez, Manuel González y Manuel Angulo son un ejemplo de ello. Los tres estudiantes han acabado y ya están siendo reclamados por empresas. Tanto es así que Martínez no pudo asistir a la cita con IDEAL «por cuestiones laborales».

Además de la buena reputación del curso, estos chavales han diseñado, construido y llevado a la práctica un proceso completo de pedido, selección y distribución de tomates cherry. Una invención que les ha llevado a conseguir el segundo premio en el Concurso de Prototipos Siemens.

«Teníamos que hacer que los tomates se desplacen en fila, clasificarlos por tamaño y que se trasladen a las diferentes cubetas dependiendo de si son grandes o pequeños«

«Nos dieron un folio en blanco y la idea de lo que teníamos que conseguir. Después de eso, la desarrollamos y la pusimos a funcionar», cuenta González. Un trabajo dividido en tres fases: diseño, programación y montaje. «Teníamos que hacer que los tomates se desplacen en fila, clasificarlos por tamaño y que se trasladen a las diferentes cubetas dependiendo de si son grandes o pequeños. Además, es necesario que el proceso de los selectores no requieran mucha electrónica, regular la velocidad de los tomates, que sea un proceso continuo y un sinfín de cuestiones que resolvimos lo mejor que pudimos», cuenta Angulo. Dicen haber tenido que adaptarse a los materiales que les ofreció el colegio y, además, tuvieron que crear las piezas de este 'puzzle' con una impresora 3D. «Nos hemos adaptado como hemos podido porque el material que tenemos no es ilimitado. Eso ha hecho que debamos pensar el proceso en función de lo que teníamos», aclara González.

«Nosotros hemos hecho que en un mismo proceso continuo no tenga que intervenir el humano»

Esta calibradora de tomates realiza todo el proceso desde que el cliente, a través de una página web -también diseñada por ellos-, hace un pedido concreto hasta que ese encargo llega a los camiones de reparto. Todo esto sin que el humano intervenga en ningún momento. Ahora, las empresas frutícolas cuentan con calibradoras por un lado y envasadoras por otro, dos sectores que se unen mediante el trabajo de distintas personas. «Nosotros hemos hecho que en un mismo proceso continuo no tenga que intervenir el humano», explica Angulo.

El premio

Antonio García Romero, uno de los profesores de robótica industrial que ha ayudado a estos chicos, explica que no es la primera vez que el colegio se presenta al concurso de fabricación de prototipos de Siemens, pero que es la primera en la que se sitúan en un puesto tan importante.

En la competición, seleccionan los proyectos más significativos entre universidades y ciclos y se eligen los 10 proyectos que consideren más destacados entre más de 40 iniciativas. «Nuestro tema ha sido el calibrado de los tomates cherry, pero hay distintos proyectos, como el ganador, que era un envasador de paquetes a medida. Todos han estado siempre relacionados con la automatización y robótica», explica.

Este proyecto se ha hecho exclusivamente para el concurso, por lo que no se pondrá en práctica. Pero, de querer hacerlo, dicen que sería totalmente viable. El premio supone un beneficio económico para el centro que permitirá comprar material para años posteriores. Pero, según sostienen, este será solo un pequeño incentivo porque estos materiales de automatización son caros.

Asimismo, los chicos también percibirán un controlador -ordenador industrial de programación-, para cada uno como premio. «Con un ordenador de estos puedes hacer casi lo que quieras porque teniendo los actuadores y los sensores puedes programar y hacer cualquier función o aplicación», concluye Angulo.

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