El triste final de Gala, un galgo con dos familias y el tiempo en contra

Un día, cuando Isabel llegó después del trabajo, Gala no fue a recibirla. Le extrañó y se puso a llamarla «como loca», pero no estaba allí. La perra se había escapado. Empezó entonces una intensa búsqueda que quedó en nada. «Los galgos suelen ser escapistas, pero corren un poco y vuelven. Tienen esa agilidad para saltar. Pero ese día no volvió. Yo estoy muy metida en el mundo de las asociaciones, mis padres son veterinarios, y lo difundimos por todas partes. Los días pasaron sin novedades. Me sentí fatal. No paraba de llorar», recuerda su dueña.

Isabel nunca volvió a saber de Gala. Hasta hace unos días. «Diez años después me llaman, que han llevado a una galguita para sacrificarla en la clínica veterinaria porque está enferma y resulta que pasándole el lector del chip se dan cuenta de que la perra está dada por desaparecida», cuenta la granadina. Gala estaba en Madrid. Y no solo estaba viva, sino que la iban a dormir. «El día de su muerte me voy a enterar de que está viva», dice con rabia.

Todos se quedaron «atónitos» al saber que en estos años nadie le ha pasado un lector de chip. A través del veterinario, Isabel pudo contactar con la que desde hace casi una década ha sido su familia. Todo apunta a que cuando Gala se escapó en Churriana de la Vega en 2014, alguien la encontró y la llevó a una asociación y que, después, de allí la trasladaron a Animales con un Nuevo Rumbo (Acurn), en Madrid, donde la dieron en adopción.

«Es una adopción ilegal. ¡La dieron en adopción sin comprobar el chip!», exclama Isabel. Explica que es el DNI del perro insertado en el cuello e insiste en que esto es una negligencia. La asociación madrileña lo achaca a que «antes llegaban muchos perros maltratados, sobre todo galgos», pero Gala no estaba maltratada. Tenía una familia que la quería en Churriana de la Vega. Así que esta granadina está valorando presentar una denuncia. El Seprona ya le ha confirmado que puede hacerlo.

Isabel está «destrozada»; también la 'nueva' familia de Gala. Desde la llamada del veterinario, ha estado hablando todos los días con ellos para saber ver cómo estaba la perrita. «Son encantadores. Me han enviado fotos de los diez años resumidas para que, por lo menos, me quede tranquila de que ha sido feliz y ha vivido bien», comparte. «Si esto hubiera ocurrido cinco años antes, yo te hubiera devuelto a la perra», le aseguró la madre de la familia madrileña.

Pero a sus quince años, Gala estaba ya «muy enferma». Sentía muchos dolores y no tenía fuerzas. No controlaba el esfínter y tenía problemas para hacer sus necesidades. Estaba sufriendo. Su exdueña granadina preferiría no haberse enterado «de todo esto». De primeras, pensó que no sería «para tanto», que estaba «bien» y podría recuperarla, pero la realidad era la que era. Al final, el pasado lunes, acabó dando su consentimiento a un veterinario de Madrid «para que pudieran dormirla». Y el martes, la sacrificaron.

Isabel entendió que no se podía hacer más, pero la impotencia que siente ahora es «brutal». Solo espera averiguar con qué asociación de Granada trabajó la de Madrid para evitar que otros granadinos pierdan a sus perros como ella perdió a Gala.