Ver fotos
Ver fotos
Martes, 1 de octubre 2019, 12:22
Eran las nueve y cuarto de la mañana, pero en el improvisado aula universitaria no había ni rastro de sueño. En esta estancia de la Iglesia de San Francisco, convertida este día en clase de Trabajo Social de la UGR, 60 jóvenes de primer curso se preparaban para conocer de primera mano cómo es la vida en la zona Norte y qué ha llevado al Defensor del Ciudadano, Manuel Martín, y al cura de La Paz, Mario Picazo, a encerrarse una semana en la parroquia para buscar soluciones a los cortes de luz «constantes» que afectan a 10.000 vecinos de Cartuja, La Paz y Molino Nuevo. Después de ellos, otro 60 alumnos les daban el relevo para llevarse una enseñanza única que no pensaron jamás que tendrían en esta materia del día, llamada Psicología del desarrollo.
Publicidad
A una hora tan temprana, es común ver a los jóvenes somnolientos, descentrados y sin ánimo. Pero esta imagen no se vivió, ni de lejos, en la jornada de ayer. Ni una ojeada a los móviles, ni un murmullo entre compañeros, ni una mirada perdida a las paredes. Nadie perdía el hilo de lo que los encerrados, guiados por el profesor que había ideado esta clase, José Luis Cabezas, tenían que contar. «Me ha parecido muy interesante y muy necesaria esta clase, porque nos muestra una realidad que muchos no conocíamos. De la zona Norte nos habían dicho que había mucha marihuana y que era un barrio conflictivo, pero no sabíamos lo que hay detrás», comentó Sara, una de las estudiantes participantes.
Tal y como les mostraron, estos cortes de luz «paralizan la vida de los vecinos de todo el Distrito y les deja en una situación de vulnerabilidad y abandono». Además, estos vecinos sufren una falta de oportunidades de tener un trabajo de calidad o mejores oportunidades que les posibiliten llevar una vida digna.
«No cuentan con los servicios ni las oportunidades necesarias, lo que se ha convertido finalmente en una emergencia humanitaria y que provoca una pobreza heredada de padres a hijos», explicó al respecto el Defensor del Ciudadano. Además, el párroco aseguró que, por parte de las administraciones, no se ha llevado a cabo ninguna actuación para controlar esta situación. «No puede ser que haya gente sin acceso a la vivienda y que tengamos edificios sociales vacíos porque están ocupados por gente que cultiva», dijo Martín.
Esta es solo una de las acciones que van a desarrollar durante toda la semana Martín y Picazo para visualizar la lucha en Norte. En estos días, jóvenes del barrio irán a la iglesia para mostrar su opinión sobre estos cortes y unos médicos del Distrito darán una charla sobre cómo es trabajar en estas condiciones. Asimismo, mañana a las ocho de la tarde han convocado una concentración en la parroquia para la que piden que los participantes vayan con una vela o la luz de su móvil.
Publicidad
Manuel y Mario ya han pasado sus primeras noches de encierro para intentar solucionar esta situación «inhumana y vergonzosa». No han pegado ojo por los nervios y la dureza del suelo, apenas amortiguada por sus sacos de dormir, pero en sus ojos no hay atisbo de sueño. Solo tienes ganas, muchas, de conseguir la respuesta que aún no han obtenido, una llamada de Endesa diciéndoles lo que tanto ansían: que se va a mejorar la situación en el Distrito norte y que se ha logrado que los cortes de luz ya queden enterrados en la oscuridad.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.