INÉS GALLASTEGUI igallastegui@ideal.es
Viernes, 15 de abril 2011, 03:44
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Adela Cortina (Valencia, 1947) pronunció ayer la charla inaugural de la XI Conferencia Internacional de Evaluación del Impacto en la Salud, un encuentro que este año se realiza en Escuela Andaluza de Salud Pública de Granada y al que asisten 300 expertos de todo el mundo. Catedrática de Filosofía del Derecho Moral y Político de la Universidad de Valencia, es directora da la Fundación para la Ética de los Negocios y las Organizaciones (Etnor) y miembro de la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas.
-¿Cuál es el impacto de la crisis en la salud global?
-Tremendo. Las cuestiones de salud no son solo cuestiones de sanidad, sino del medio social en que nos encontramos, del medio ambiente, de la construcción de las ciudades, de la capacidad económica de las personas, de que tengan trabajo... Si las familias no tienen medios económicos, la salud es muchísimo peor: aparecen problemas de salud mental, desnutrición...
-Muchos dicen que la actual crisis no es solo económica, sino también moral. ¿Está de acuerdo?
-Totalmente. Ha sido una crisis de falta de confianza, de falta de responsabilidad y de profesionalidad por parte de profesionales del mundo financiero que han actuado mirando los objetivos. Ha procedido de una forma de vida que resultaba insostenible. Todo eso es un mundo moral. Además está el problema del cortoplacismo, eso de que siempre haya que tomar las decisiones a corto plazo en la política y en la economía.
-¿Y hemos aprendido la lección?
-En la Fundación Etnor nos lo preguntamos en un seminario el año pasado y la conclusión a la que llegamos fue que no hemos aprendido prácticamente nada. Estamos viviendo esta crisis como si fuera un paréntesis y, cuando se acabe, volveremos a lo de antes, que en realidad es donde estábamos bien. Como dice un amigo mío: 'A mí me gustaría tener lo mismo de antes, pero pudiendo'. Parece que no hemos aprendido nada: estamos esperando a que escampe para volver a una situación que por lo visto no nos parecía mala.
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-¿Debemos aprender a consumir de otra forma?
-La crisis nos tenía que haber dado un toque, pero esto estaba cantado. Que las personas consuman de forma compulsiva, sin saber ya qué les interesa, qué les hace felices... es de tontos, ¿no? El consumo debe ser prudente e inteligente. En el libro 'Por una ética del consumo' decía yo que el consumo tiene ser liberador: debemos tener tiempo libre para disfrutar de la vida, las cosas y las personas. Debe ser justo: pensemos que hay gente que no tiene ni lo necesario. Felicitante: que lo hagas a gusto y no acabes arrepintiéndote. Y corresponsable, porque para cambiar formas de vida y de consumo hay que hacerlo con otros grupos y asociaciones. Eso se ve en el medio ambiente: uno puede estar reciclando sus envases y de pronto ocurre una catástrofe tremenda. ¿Dónde queda eso?
-¿La crisis está acentuando las desigualdades entre ricos y pobres?
-Claro. Es verdad que en esta crisis han caído gentes poderosas, pero los que acaban sintiéndolo más son los más vulnerables: los que no pueden pagar la hipoteca, los inmigrantes que se vuelven a su tierra, los que se han quedado sin trabajo, los jóvenes que no tienen trabajo y no tienen trazas de tenerlo...
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Eficiencia pública
-El miércoles hubo manifestaciones en Cataluña en protesta por los recortes en los presupuestos sanitarios. ¿Estamos abocados a la privatización de la sanidad, a la pérdida de calidad de los servicios?
-Espero que no. Realmente la sanidad pública española ha llegado a ser muy buena. No sé por qué se identifica público con falto de eficiencia y privado con eficiente. Esa identificación es falsa y hay que deshacerla. El modelo privado en sanidad no es más eficiente que el público. La ventaja de la sanidad pública es que protege los derechos sociales de la gente; por eso hay que financiarla siempre.Lo que hay que hacer es una sanidad pública eficiente. Que se puede.
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-¿Hay una ética de la salud?
-Sí. La bioética es la reflexión sobre la vida amenazada. Nació en los años 70 del siglo XX y ahora se ha hecho inmensa: no es solo la ética clínica de los hospitales y los centros de salud, sino la ética de las biotecnologías, la ética ecológica, la ética de la economía de la salud, de las organizaciones sanitarias...
Empresas más éticas
-Además de reflexionar sobre la crisis, ¿qué otras cosas hace la Fundación Etnor?
-La fundación nació como un seminario hace veinte años y nuestra preocupación es transmitir los valores al mundo de las empresas y las organizaciones. Por una parte, hacemos distintos seminarios sobre temas relacionadas con la ética en la empresa. Hemos hecho una auditoría ética a una empresa valenciana muy fuerte, Mercadona, un Observatorio de Ética y Responsabilidad Social de la Comunidad Valenciana, códigos éticos para empresas y organizaciones que nos los piden... Queremos que las empresas se den cuenta de que si son éticas salen ganando y que además es de justicia; que no lo hagan solo por cosmética.
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-¿Es más difícil ser ético en tiempos de crisis?
-Sí, creo que sí.
-¿Cuál fue el resultado de la auditoría a Mercadona?
-Muy bueno. Es una empresa que hace fijos a los trabajadores, da importancia a la satisfacción del cliente y del trabajador, tiene en cuenta el cuidado del entorno, crea guarderías... No es que yo me dedique a hacer propaganda de Mercadona, pero la verdad es que salió muy bien parada.
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-Como docente universitaria que trata con jóvenes estudiantes, ¿cómo ve el futuro?
-La verdad es que nuestros alumnos en principio son muy parecidos a como éramos nosotros, pero viven en una situación muy distinta en la que son muy conformistas. Se han acomodado a lo que tenemos y la verdad es que aquí no se vive mal: en cuanto tienes un dinero se vive razonablemente bien y la gente puede contar con sus familias. Encuentro a los chicos poco dispuestos a hacer críticas serias del sistema, nada movilizados políticamente, ni en la preocupación por el tercer mundo... Siempre hay algún grupito que sí tiene interés, que está en organizaciones...
-Si los de Filosofía son así, ¿cómo son los de Empresariales?
-Pues sí... También tengo que decir que el futuro que les aguarda cuando acaben la carrera, a nivel laboral, es deprimente. No salen plazas de profesorado en casi ninguna comunidad autónoma. No hay trabajo. Es algo que me enfada muchísimo. Los economistas dicen que no hay gente cualificada, pero los chicos que se están yendo fuera de España tienen una cualificación enorme. Es una situación dramática.
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