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CARLOS GARSAN
Martes, 1 de octubre 2013, 05:41
La muerte y sus ritos forman parte del imaginario cultural de cada una de las sociedades. Desde la icónica Santa Muerte mexicana pasando por las clásicas Parcas controlando el fino hilo de la vida. Ahora, el paso al 'otro mundo' se adapta a la tradición valenciana con la apuesta de una empresa local que propone convertir las cenizas de una persona fallecida en una carcasa con la que encender la última mecha.
El objetivo es crear un explosivo que se dispare al cielo en una despedida que «aúna la tradición de la pólvora y la última voluntad», un disparo llevado «hasta sus últimas consecuencias», tal y cómo afirman desde la empresa.
En el núcleo de la carcasa se encuentran los restos del finado embolsados, que se rodean de una esfera con una carga explosiva que acabará explotando en el aire, un estruendo que supondrá un homenaje póstumo en el que el ruido será el protagonista.
Pero no todo es tradición en este 'último adiós' fallero, la inclusión de las últimas tecnologías y el poder de Internet también tienen su lugar en este funeral.
El petardo va acompañado de un código QR que actúa de enlace mediante el que, a través de un dispositivo móvil, permite la correcta identificación del difunto, remitiendo a una página web en la que aparecen sus datos personales y biográficos.
La ceremonia ha sido desarrollada por la funeraria online 'www.lápidasparanichos.com' en colaboración con Europlà, empresa encargada de la pirotecnia y con una experiencia en fuegos artificiales que se remonta a 1977. Las empresas se localizan en las localidades de Onteniente y Bèlgida, respectivamente.
Del proyecto dicen que está teniendo «una gran aceptación, sobre todo en las regiones del Mediterráneo», un ritual especialmente pensado para las localidades de la Comunidad Valenciana, cuya tradición y cultura está estrechamente vinculada al ruido de la pólvora y «donde los fuegos de artificio tienen una gran importancia a lo largo de la vida de las personas». El ruido primero, el silencio después.
Según la empresa, los familiares optan por «un espacio abierto que guarda una estrecha vinculación con el pasado del difunto», un lugar en el que se ofrece una ceremonia de despedida personalizada que acaba con el último tiro.
El disparo de la carcasa con las cenizas del difunto es una alternativa que cuenta con todos los permisos legales y se convierte en un ritual de homenaje póstumo de parientes y amigos a la persona fallecida.
Este servicio de mascletà-funeral está disponible a partir de esta misma semana y se une así a la larga lista de curiosos ritos, entre los que también se encuentra la transformación de las cenizas en piedras preciosas que se acaban incrustando en anillos, collares y colgantes.
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