Domingo, 27 de diciembre 2020, 00:20
«El principio del fin» de esta pesadilla es como define Emilia Puerta Puerta, directora de la Residencia Beato Fray Leopoldo de Granada, la oportunidad que se les ha brindado desde la Junta para ser la primera residencia de mayores de Andalucía, junto con ... La Milagrosa de Armilla, en recibir la vacuna contra la Covid-19.
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Será este mismo domingo cuando la totalidad de los 80 residentes y 76 trabajadores sociosanitarios reciban la primera dosis, después de una larga y angustiosa espera. La noticia les llegó este sábado de la mano del distrito Metropolitano y fue recibida con mucha alegría y esperanza, tanto entre los usuarios como entre los familiares y el personal. Así lo cuenta a IDEAL Emilia Puerta, quien asegura que en el centro que dirige en Los Vergeles se lo han tomado como «un reconocimiento al esfuerzo del personal de todos los centros sociosanitarios, que se desviven por el bienestar de nuestros mayores».
Para Emilia, la decisión de vacunar en primer lugar a este sector de la población es «un acierto», no sólo por el riesgo que supone para ellos contraer la enfermedad, sino también «por las carencias familiares y afectivas» que los mayores han sufrido durante meses, desde que se declaró el estado de alarma el pasado mes de marzo. «Les arrebataron los abrazos y ahora les dan la oportunidad de ser los primeros en recuperarlos».
Aunque la mayoría de usuarios alberga dudas sobre la vacuna, la esperanza está por encima del miedo. Así lo asegura Emilia, que confirma que ninguno de los mayores que se encuentran en plenas facultades cognitivas se ha negado a recibir la vacuna, como tampoco se ha opuesto ningún familiar de aquellos residentes que requieren el consentimiento de la familia.
Todos ellos, explica Emila, han pasado mucho miedo durante los últimos diez meses. «Aunque cumplimos con todas las medidas sanitarias, es muy difícil controlar que no haya ningún contagio. En la primera ola no entró el Covid en la residencia, pero en la segunda se contagiaron más de 70 mayores y 36 trabajadores», lamenta la directora del centro. «Gracias a Dios hemos conseguido salir de esta, pero hay que vivirlo para saber qué es». Según cuenta Emilia, han sido diez meses de miedo a los que ahora asoma un rayo de esperanza en forma de vacuna.
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