Valle de Lecrín, un paraíso de naranjos y limoneros
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Por paisaje, historia y gastronomía, la bajada hacia el mar desde Granada es una opción para el senderismo en familiaR. I.
Granada
Domingo, 28 de marzo 2021, 23:54
Junto a la comarca granadina de La Alpujarra se encuentra el fértil Valle de Lecrín, donde las plantaciones de naranjos y limoneros perfuman el aire de un embriagante aroma a azahar. Antiguos molinos, huertos, restos de castillos musulmanes y cortijos con encanto salpican esta tranquila y luminosa región situada en la falda sur de Sierra Nevada.
En el descenso de la ciudad de Granada a la Costa Tropical, pocos kilómetros después de pasar El Suspiro del Moro, donde Boabdil volvió su mirada y vertió lágrimas por la pérdida de su reino, se inicia el bello Valle de Lecrín. El verde paisaje está salpicado de pueblos blancos. Padul es el primero en el descenso hacia el Mediterráneo. Su Laguna posee magníficas condiciones para la observación de aves migratorias y está adaptada con miradores y visitas guiadas por naturalistas. Este humedal cuenta con una peculiar turbera en la que han aparecido restos de animales prehistóricos, entre ellos parte de un espectacular esqueleto de mamut, lo que ha dado lugar a la creación de la Ruta del Mamut, un atractivo sendero de unos ocho kilómetros apto para toda la familia.
La Sierra del Manar es también un escenario propicio para excursiones que recorren lugares como la Silleta de Padul, Piedra Ventana –una caprichosa formación rocosa en forma de arco labrada por la erosión– y el Camino de los Gudaris, que toma su nombre de los soldados vascos presos durante la guerra civil en la cárcel que se instaló en Padul, en la casa solariega-palacio del siglo XVI conocida como Casa Grande, y que lo abrieron a pico y pala.
En el margen izquierdo de la autovía A44, Dúrcal destaca por su sólido Puente de Lata, una estructura ferroviaria de hierro que salva el río Dúrcal y su bosque de ribera. Y poco más al sur, Nigüelas posee dos joyas: una geológica, su Falla catalogada como Monumento Natural, y otra industrial, el Molino La Erilla, una de las almazaras más antiguas y mejor conservadas de Europa, que produjo aceite de oliva en sus descomunales presas de madera de forma continuada desde el siglo XIII al XX. En esta zona, las Bodegas Señorío de Nevada, con su hotel y restaurante, son un referente del enoturismo en la provincia de Granada.
Antes de llegar al Embalse de Béznar, donde se pueden aprender y practicar deportes náuticos como el windsurf, en el lado derecho de la carretera se sitúan pequeños pueblos y aldeas, llenos de encanto y tranquilidad: Lecrín, Cónchar, Murchas, Mondújar, Chite, Melegís, Restábal, Saleres… En este último merece la pena calzarse unas barranqueras y adentrarse en el Barranco de la Luna, que ofrece una excursión de recorrido corto, apenas cuatro kilómetros, que se adentra a través del río Saleres en una garganta y un pequeño cañón de paisajes y luz asombrosos.
En Cónchar se pueden disfrutar de dos rutas de senderismo de dificultad y longitud moderadas con magníficas vistas del valle. La Ruta de las Fuentes y Atalayas, de unos doce kilómetros, transcurre por riachuelos, acequias y vestigios de antiguas torres vigía. Y el Camino de los Pinos, que discurre en parte de sus diez kilómetros por un sendero abierto en los años cincuenta del siglo pasado para reforestar la zona con coníferas.
La gastronomía del Valle de Lecrín es un fiel reflejo de su historia, de su pasado mozárabe, de su riqueza multicultural y de su entorno. Los huertos de primor que aún perviven, especialmente entre Izbor y Pinos del Valle, son una representación perfecta de la agricultura nazarí. Pueden considerarse auténticos jardines comestibles: con sus olivos, naranjos, limoneros, madroños, higueras, granados y almendros abastecen las despensas de las familias durante todo el año. De ellos se nutren las cocinas de los restaurantes de la zona, de donde salen platos típicos como el remojón de naranja y bacalao, migas, conejo en salsa almohade, choto al ajillo, calabaza frita al ajoarriero, puchero de cardos e hinojos, mousse de mandarina...
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