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Es domingo en el Club Náutico de Motril. Afuera, en el mar, hay una regata y madre e hija se han despertado con ganas de sol después de un sábado de boda. Se ve a un millón de millas marinas que se llevan bien. «Es una relación un poco especial porque confío mucho en ella y casi todo se lo cuento a ella para que me ayude. Bueno, tanto a ella como a mi padre, pero hay ocasiones que parecemos amigas en vez de madre e hija». La madre, Verónica, está mirando y cree que «tenemos buena relación, de confianza y amistad. Pero... de vez en cuando hay que ejercer de madre ¡jajaja!». Insiste Tamara que «está claro que madre solo hay una, y yo tengo a una de las mejores y siempre lo he dicho, siempre ha estado tanto en los bueno como en lo malo. Si tiene que regañarme lo hace y si tiene que abrazarme o lo que sea lo hace».
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Tamara nació en el año 2000, el 5 de noviembre, y es hija única. Desde que era pequeña, hacía deporte. «Antes hacia karate y los juegos escolares deportivos. Y desde los siete años estoy metida en la natación. También toqué el piano desde los cinco hasta los catorce, y ahora mismo estoy estudiando para preparar mi futuro». Verónica, por su parte, nació en 1973 en Castell de Ferro, en una familia de agricultores. Es la tercera de cuatro hermanos. «Cuando era todavía una adolescente conocí a mi actual marido.Decidí no estudiar, me casé con 24 años, trabajo en la agricultura y soy ama de casa. Con 27 tuve a Támara y por problemas de salud no pudimos aumentar la familia. Soy feliz con mi familia y no me arrepiento de nada».
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Respecto a la lucha por la igualdad, Tamara piensa que «todos deberíamos ser iguales en ciertos aspectos, pero sí que hay otras cosas en las que va a ser imposible ser iguales nunca. Por eso siempre hay que respetarse los unos a los otros». La madre es más crítica:«Aún queda mucho camino por recorrer, pero si todos ponemos nuestro granito de arena se conseguirá».
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Los proyectos de ambas son el mismo y se basan en deporte y estudios, cada uno en su lugar. Tamara explica que «mis padres siempre me han ayudado a llegar lejos tanto en el deporte como en los estudios y básicamente es en lo que estamos inmersos ahora la familia entera». Algo que corrobora de inmediato su madre:«El reto es seguir apoyando a mi hija en lograr sus proyectos tanto en lo deportivo, como a nivel personal». Y apostilla:«Con verle a ella feliz yo lo soy también».
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Verónica dice que su hija «es suficientemente responsable, así que no le pongo hora para llegar a casa». Y Tamara lo confirma:«Es que nunca he sido una niña de estar todas las noches fuera de casa, pero cuando salgo tampoco me ponen una hora definida la verdad, de más pequeña, quizás si». Respecto a las mejores vacaciones, Verónica recuerda el año 2001, la primera vez que se fueron de vacaciones «y Támara iba por primera vez a la playa y se escapaba sin saber andar aún a buscar el agua. Le encantaba». Yasi siguió. Cuatro años después, en 2005, «os fuimos a Chiclana y llevaba su pulserita de todo incluido y ella iba por libre. Todos en el hotel la conocian –jajajaja–. Estaba hecha una figura». Tamara, por su parte, responde que sus veranos favoritos «son los últimos dos que he pasado porque como yo estoy en Málaga durante el curso, en verano me tiro un mes en mi casa, y es la oportunidad de estar todo el día con mis padres y hacer cosas. Mi viaje favorito fue hace dos veranos con mis padres. Y mi lugar favorito pues la playa porque tienes libertad».
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Respecto a los gustos, Verónica opta por las ensaladas fresquitas, el agua es su bebida favorita y «me gusta mucho andar por la playa y sacar a pasear a nuestro perro». Tamara se decanta por las migas y la paella, «la bebida que suelo tomar es el 'nestea' y mi afición favorita es nadar e ir a la playa con amigos y familia». Quedan las redes sociales, tan en auge. Verónica cuenta que es «más aficionada a Facebook, sobre todo para colgar noticias de Tamara». La nadadora, por su parte, cree que «cualquier persona de mi edad diría que sí, que las utiliza. Y las que más utilizo son Whatsapp, Instagram y Facebook». Además de llevarse tan bien, guardan parecido. Tamara recuerda que «cuando era más pequeña me decían que me parecía mucho a mi padre, pero conforme he ido creciendo me van diciendo que físicamente me parezco a mi madre, y casi todo el mundo lo dice, pero de cabeza me dicen que tengo una mezcla de los dos». Verónica recalca que «se parece mucho a los dos, es decir, que sí que nos parecemos físicamente, pero también un poco en el carácter». Y entonces, las dos, se tiran de cabeza a la piscina.
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