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PABLO RODRÍGUEZ
Miércoles, 12 de agosto 2020, 00:50
A primera hora de la mañana, cinco vehículos se acumulan en San Luis. Un poco más adelante, en la estrechez de la calle, otro calibra el paso para evitar que la carrocería bese los muros. La maniobra no es excesivamente lenta y el conductor logra pasar sin problemas, pero da tiempo a que otro coche se sume a la cola, que hace sonar una orquesta de cláxones. Un 'hippie' que baja de San Miguel sonríe. Los vecinos, sin embargo, no lo hacen tanto. Desde que la pilona que limita el tráfico de la zona dejó de funcionar, la saturación y los ruídos son «constantes».
Según denuncian, el mecanismo 'se apagó' hace unas semanas por arte de magia y el tráfico, hasta entonces contenido, se ha venido desbocando hasta provocar las quejas de los albaicineros que viven en el entorno. «Los problemas son continuos», asegura Jenny Campos, que tiene su vivienda a unos metros del acceso. «Es como si se hubiera corrido la voz de que se puede entrar en el barrio por esta zona y no paran de llegar coches, lo que está originando atascos, molestias por el ruído, contaminación y es verano, no podemos estar así».
Un vistazo al lugar evidencia que no hace falta más que un puñado de vehículos para que se origine el caos. La estrechez complica las maniobras de paso, lo que conlleva colas que hacen que los conductores desesperen. El sonido de una bocina es como el de un trueno en esta calle, que comunica la zona alta del barrio con el arranque del Sacromonte.
Pero no es lo peor. Con la pilona sin funcionar, entran más coches, algunos con un tamaño inadecuado para las callejuelas aledañas. Al tratar de pasar por donde no deben, quedan encajonados y provocan una saturación aún mayor. «El Ayuntamiento colocó hace un tiempo unos carteles en la zona de la carretera de Murcia que advierten, en inglés y en español, de esto, pero es un paso muy estrecho, la gente no lee las dimensiones y se bloquean».
La asociación de vecinos del Albaicín también ha tenido constancia de los problemas que está habiendo en la zona de San Luis. Uno de sus miembros, Fernando Montero, coincide con el diagnóstico de Campos. «Ocurre porque la pilona ha dejado de funcionar y no es la primera vez que pasa», señala a este periódico.
Ambos recuerdan que el mecanismo lleva trayendo problemas desde 2008, aunque la incidencia es mayor en los últimos tiempos, coincidiendo siempre con los meses de la canícula. En el verano de 2019, ya denunciaron los atascos, los ruídos, la contaminación y los accidentes que estaba ocasionando el mal funcionamiento del dispositivo. La cuestión fue tratada con los técnicos de Movilidad, que aseguraron que se trataba de un fallo en el sistema de comunicación, y las quejas llegaron al Defensor de la Ciudadanía y a este periódico, que dio cuenta de ellas.
«Aquello se solucionó temporalmente», coinciden los dos vecinos. Hasta hace unas semanas. Con la declaración del estado de alarma por la pandemia, el Ayuntamiento de Granada desactivó el sistema de control para agilizar los accesos. Con un tráfico mínimo por el confinamiento, la medida no ocasionó problemas. Sin embargo, con la desescalada, las pilonas volvieron a funcionar y el paso quedó limitado. Todo marchó bien hasta que el mecanismo de San Luis falló de nuevo. Otra vez en verano.
«Nos preguntamos por qué siempre se daña en verano», afirma Jenny. «Los técnicos hablan de que está rota y que tiene problemas de software, pero es curioso que siempre ocurre en verano», dice, a su vez, Fernando.
Consultado por este periódico, desde el equipo de gobierno reconocen el problema y le ponen una fecha, mediados de julio. Es cuando tienen constancia de una avería que provocó que el dispositivo dejara de funcionar. El Ayuntamiento, no obstante, asegura que el sistema fue reparado y apuntan a que el sobrecalentamiento está haciendo que funcione de manera intermitente. «En el área, estamos a la espera de una pieza con la que en principio se solventará todo», asegura. «Estamos trabajando para que el arreglo sea lo antes posible».
Los vecinos esperan que la solución llegue pronto. «Es una molestia, de verdad», dicen. En los últimos días están llevando el asunto a la asociación, para que contacte con los técnicos del área, y han abierto varias incidencias en la aplicación Granada Mejora, que gestiona la concejalía de Mantenimiento.
El caso también se ha dirigido otra vez a través de un escrito al Defensor de la Ciudadanía. «Queremos que lo arreglen porque es especialmente molesto en esta época del año», asegura Jenny Campos. «No podemos vivir con las ventanas cerradas».
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