«¡Pero si es la Concha!», exclamaba el dueño de un negocio situado en Ancha de Capuchinos, en pleno barrio de San Ildefonso. Esa vecina tan amable, a la que han atendido innumerables veces, estaba tirada en el suelo. Gritaba y pedía ayuda; le habían ... robado el bolso. Una mujer estaba atendiéndola, así que comerciantes de la zona y viandantes pusieron el foco en el ladrón, que había salido corriendo. Lo persiguieron y consiguieron atraparlo. Lo mantuvieron retenido hasta la llegada de la Policía Nacional, que se lo llevó arrestado.
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Ocurrió el pasado jueves, 6 de febrero, a última hora de la tarde. La calle, plagada de negocios, estaba más que ambientada. Una señora de avanzada edad -rondaba los 80 años, según varios conocidos- caminaba relajada a la altura de la calle Agua de Cartuja cuando un extraño le quitó el bolso de un tirón a punta de navaja. La mujer cayó al suelo, temblando de miedo, según relatan los testigos. Comenzó a gritar y a pedir ayuda. Varios comerciantes salieron y la reconocieron. «La vimos ya en el suelo y otra persona estaba ayudándola», cuenta Jesús, propietario de la carnicería La tita.
Él, otro trabajador de un bar y un chico que circulaba en bicicleta corrieron tras el ladrón. Se fueron sumando más acompañantes a la persecución y lograron capturarlo. Portaba un cuchillo, así que el peligro era evidente. Al principio se resistió, pero alrededor se fueron agrupando más y más vecinos indignados. No tenía escapatoria. A la par, la Policía Nacional había sido activada. Varios agentes se desplazaron hasta la vía, entrevistaron a los testigos y se llevaron detenido al individuo, según ha confirmado el cuerpo.
Jesús, de la carnicería La tita, fue uno de los que persiguió al ladrón. «Reconocí a Concha, la vi aparentemente bien y me salió ir detrás del hombre. Nos unimos varios y lo cogimos. Se quedó quieto, sabía que no podía escapar», indica. En su local atendieron a la mujer, que estaba temblando. «Verme a mí fue encontrar una cara amiga. Estaba muy nerviosa», recuerda. La acompañaron y calmaron hasta la llegada de la Policía Nacional y una ambulancia que la trasladó al hospital. En este punto, Jesús aprovecha para reclamar «más iluminación» para los callejones perpendiculares a la calle Ancha de Capuchinos. «Aquel día me costó reconocer a la mujer, solo veía un bulto», reconoce.
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En una tienda de ropa para el hogar situada en la misma calle también se percataron de lo ocurrido. «Estábamos a punto de cerrar y, al salir, vimos a los policías llevándose a un hombre. Había muchísima gente», cuentan los propietarios. Un tremendo susto que, al menos, acabó con el presunto autor detenido y puesto a disposición judicial.
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