Accidente en Guadahortuna
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Accidente en Guadahortuna
Vecinos de Guadahortuna: «Después del accidente se tomó un café tan tranquilo»A dos kilómetros de Guadahortuna, tres conos señalizan la última herida que ha dejado la carretera. Trozos de faro, una alfombrilla, el zapato de un niño, juguetes, una guirnalda plateada y una banderola del Barça es lo que queda en la zona del accidente. Un ... turismo azul se salió la madrugada del sábado de la calzada por causas que aún se desconocen y dio varias vueltas de campana antes de siniestrarse en una cuneta de la A-323. La mujer, que iba de copiloto, murió prácticamente en el acto. Sus tres hijos se salvaron y el conductor, su pareja, sobre quien pesaba además una orden de alejamiento por Violencia de Género, se dio a la fuga.
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El pueblo, conmocionado, no habla de otra cosa. Los vecinos lamentan el final de Raquel, que tenía 37 años. El dolor mueve a algunos al tanatorio para expresar las condolencias a la familia. Al mediodía, doblan las campanas de la Iglesia Parroquial Santa María la Mayor reciben el coche fúnebre. Muchos no cruzan el umbral de la puerta, pero esperan a que finalice la misa de difuntos y guían al cortejo en su despedida por las calles hasta el cementerio, entre bancos y papeleras pintadas de morado, color que visibiliza la lucha por la igualdad de las mujeres. Los conocidos de la víctima describen a la fallecida como una persona «risueña, cariñosa y amable».
Raquel era querida. La guadahortuneña estaba embarazada de cinco meses en el momento del accidente y deja atrás a tres menores de edad, de unos 4, 12 y 16 años. Regresaban a la localidad tras visitar en Iznalloz a la familia del hombre, que continúa desaparecido.
Una patrulla de la Guardia Civil da vueltas por el pueblo, pero se respira tranquilidad en la localidad. Durante la jornada del sábado se sitió Guadahortuna en busca del conductor huído. Los residentes señalan que incluso había agentes encubiertos por las calles. En una de las cafeterías del pueblo cuentan que le sirvieron un café al 'Rubichi', apodo por el que conocen al sujeto, a las 7 de la mañana, después del accidente. «Nos quedamos de piedra al enterarnos del accidente. Estaba muy tranquilo. Menuda sangre fría», dicen. «Lo que ha hecho, ya lo engancharán los civiles», comenta un cliente.
De acuerdo con los habitantes del pueblo, el fugitivo era natural de Domingo Pérez. Sin embargo, estaba afincado en Pedro Martínez. Según ha podido saber este periódico, apuñaló a su pareja y cumplía condena por estos hechos. El 'Rubichi' se encontraba de permiso penitenciario. Existía una orden de alejamiento, vigente hasta 2025, que impedía al huido acercarse a su cónyuge. El hecho de que pesara sobre él una medida judicial que le prohibía aproximarse a la mujer fue, presuntamente, lo que hizo que el individuo en cuestión escapase antes de la llegada de la Guardia Civil. «La familia de ella no lo quería ver. Pobretica, no se merecía nada de lo que ha pasado», explica otra de las vecinas. El hombre no tenía buena fama en el pueblo ni tampoco oficio conocido. «Ella a veces pedía comida para los niños», señalan conocidos de la víctima.
Afortunadamente, los chicos se encuentran en buen estado de salud y sus heridas eran leves. Los pequeños aparecieron ensangrentados en el centro de salud de Guadahortuna. Sufrieron diversas contusiones. De acuerdo con fuentes sanitarias, un vecino que regresaba de Granada se topó con el accidente y los trasladó hasta allí rápidamente. Primero, ayudó a salir a los pequeños del coche, que quedó hecho un amasijo. El padre huyó por los olivos tras oír las sirenas y ver que se aproximaba la Guardia Civil.
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