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Elena Correa toma muestras de la pila del patio de los Arrayanes aprovechando la soledad de la Alhambra cerrada. PEPE MARÍN

Una veintena de obras en la Alhambra, a puerta cerrada

Sin visitantes. El patronato aprovecha la soledad del monumento para hacer trabajos de conservación impensables con el trasiego diario

Laura Ubago

Granada

Viernes, 20 de noviembre 2020, 01:52

Elena Correa, jefa del departamento de restauración de la Alhambra trabaja casi tumbada sobre la pila de los Arrayanes. El agua está cortada y también ... el flujo de los hasta 8.000 visitantes diarios que recorrían el monumento en una jornada normal. Ahora el silencio manda en el imperio del mármol blanco, las yeserías trabajadas y las policromías ocultas por el tiempo. La restauradora coge muestras de la fuente pequeña que desemboca en la alberca, de la que salen monedas irreconocibles, botones y pendientes, en otro de los trabajos que ahora se realizan. Si los turistas estuviesen conquistando el monumento con sus cámaras, Elena Correa no podría ser un elemento distorsionador y no podría, con el bullicio, dedicarse a averiguar cuántas capas de carbonato tiene la fuente y cómo está el mármol, para una posterior restauración. Otros dos trabajadores se dedican a la reparación del desagüe de la alberca de este patio para ocultar el tubo de abastecimiento, una tarea para la que no encontraban el momento con el monumento abierto.

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