Juan Miguel, 39 años en la calle Elvira con su tienda abierta a los clientes que quieren cerámica de Granada, cierra este mes. Alfredo Aguilar

Ya no se vende cerámica en el Albaicín

Un viaje de la mano del último comerciante de artesanía granadina de la calle Elvira, que cierra este mismo mes después de 40 años, a un barrio que hace ya décadas dejó de existir

Domingo, 4 de marzo 2018, 16:11

Hay un balcón en Estambul, la Sagrada Puerta en el Mediterráneo oriental, donde el mes de abril habrá cerámica de Granada comprada en el Albaicín. «Me lo pidió esta semana una muchacha de aquí que vive en Turquía y que me dijo que quería tener ... un balcón granaíno». Juan Miguel, cuatro décadas al frente de la última tienda de cerámica de Granada de todo el Albaicín, sabe que pronto ese mismo ventanal puede ser el último. Cierra su negocio este próximo día 26 de marzo, «y ya no quedará otra tienda así en todo el barrio».

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«La cerámica se pierde, porque se enseña de padres a hijos. No se aprende en Internet»

Juan Miguel

Permanecen, reconoce, «tiendas de souvenirs donde puedes encontrar piezas sueltas, y en Haza Grande está Fajalauza, y en el Centro hay dos que resisten, en el Pie de la Torre y en la Plaza de Pescadería, pero una tienda en el Albaicín donde puedas comprar por ejemplo una vajilla completa de doce servicios de cerámica de Granada, nada de nada», explica sin resquemor alguno tras una vida a manos llenas de piezas salidas del horno, amasadas con cariño y vendidas en la calle Elvira.

Y remata:«Cuidado, que hay mucha artesanía con comillas por ahí que lo que hacen en vez de pintar es ponerle una pegatina de serigrafía. Eso no resiste el paso del tiempo ni la exposición al sol. La cerámica buena sale de hornos casi a mil grados, dime tú si no aguanta sin deslucir sus dibujos y sus colores».

La imagen es terrible, un Albaicín sin cerámica de Granada a la venta es como una Alhambra sin agua en sus fuentes, una Sierra Nevada pintada de negro o un Día de la Cruz sin baile. «Ytodo lo que perdemos», aseguran unos clientes que entran en grupo en la tienda, un minúsculo espacio de apenas veinte metros cuadrados completamente abarrotado de estanterías con piezas de cerámica salidas de los hornos de artesanos de la tierra.

Lo corrobora Juan Miguel:«En cuarenta años aquí no ha venido ni el Ayuntamiento ni la Diputación ni la Junta. Nadie ha dicho de invertir en cerámica que es cultura, nuestra cerámica de Granada. Todo es para el cine, para el teatro, para la música. Pero nada para la cerámica. Y se pierde, porque se enseña de padres a hijos. No se aprende en Internet», zanja con sabiduría de cuatro décadas a pie de tienda.

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Los clientes preguntan siempre a Juan Miguel, experto en cerámica de Granada, quien embala las piezas con cariño y hace las cuentas a mano. Alfredo Aguilar

Todo lo que se pierde el día 26

Traspasar el umbral de Cerámica Elvira es también un viaje a una calle Elvira que ya no existe, que ya deja de existir, que muere un poco día a día en manos de procesos del siglo XXI tales como la globalización o la gentrificación, ese fenómeno con nombre de enfermedad rara que expulsa a los vecinos originales y los cambia por una nueva capa social, sean turistas sea población magrebí, como en el caso de este Bajo Albaicín.

–¿Cómo era la calle Elvira en 1979?

–Abrí porque había muchos anticuarios, venían los clientes, compraban y de paso entraban en mi tienda. Estaba la Carbonería de Concha Romero, que aguantó hasta finales del pasado siglo. Yhabía muchos vecinos, no como ahora, que los saludabas. Ahora ya no sabes ni quién vive. Había tiendas de barrio. En Calderería había panadería, frutería, pescadería, carnicería y mi madre compraba en la Calderería. Era un barrio de gente sencilla en el Centro de Granada donde todo el mundo se conocía. Estaba Matilde la de los Quesos, en la esquina estaba la tienda de muebles... Y de bares típicos estaba la Bodega Navarros, en la calle Elvira, donde está ahora el Covirán, en la que el Viejo Navarro te ponía un caldillo de caracoles que picaba. Y también las Bodegas la Alegría, en Almireceros, con bocatas de morcilla gorda muy grandes. Ahora los anticuarios también desaparecen, el último ha cambiado por un chino de chucherías y el marco, que estaba precioso barnizado de madera, lo han pintado color butano.

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Algo queda de aquella época dentro de la tienda de Juan Miguel. No se puede pagar con tarjeta. Solo dinero contante y sonante. Ytampoco hay máquina registradora. Hace las cuentas a mano, con números de caligrafía exquisita, y les pone una marca cuando los ha sumado, en un papelito. «Normalmente no me equivoco», dice cuando luego repasa con la calculadora. Yal comprobar, la ha vuelto a clavar.

También embala la cerámica como está mandado. «Yo lo hago con cartones y papel de periódico. Ahora te ponen burbujitas y les da igual. No puedo permitir que se rompa la cerámica en el transporte».

Vídeo. La tienda de la calle Elvira, Cerámica Elvira, cerrará el próximo día 26 de marzo, para consternación de la clientela. Alfredo Aguilar

–¿Qué vendes mayoritariamente?

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–He vendido hierro forjado, cobre, faroles de colores y cerámica, siempre. Ahora ya solo cerámica. Hay muchos objetos que yo he diseñado y le he dado al ceramista, como dibujos geométricos y de azulejos antiguos, que iba recuperando. Platos que se remontan hasta el siglo XVII. Y todo esto ya se pierde.

Ahora, luce carteles en su puerta: «En nombre de Cerámica Elvira y en el mío propio, os agradezco de corazón a todos los clientes por haber comprado en mi tienda de auténtica artesanía granadina. Gracias a vosotros he permanecido 39 años abierto, pudiendo dar a a conocer este hermoso arte. Me reconforta que toda ella esté en distintos rincones del mundo». Por ejemplo, seis macetas en un balcón granaíno de Estambul. «Gracias, gracias, gracias», como despedida y cierre de una certeza:Ya no se vende cerámica de Granada en el Albaicín.

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