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¿Y el verano pa cuándo?

Que La Vanguardia dedique espacio y foto anunciando que la empresa de las bicicletas dice adiós a Granada por el vandalismo es un síntoma peliagudo de cómo está la sociedad granatensis

TITO ORTIZ

Martes, 3 de julio 2018, 01:48

Esto ni es verano ni es ná. Verano fue el del año pasado, que ya en mayo habíamos alcanzado los 43 grados, eso si es un verano, este de 2018 está siendo un verano muy blandito. Tanto, que los comercios de la calle Mesones, Alhóndiga ... y Puentezuelas, a eso de la diez y cuarto de la mañana, hay una media docena que todavía no han abierto, y algunos con gente en la puerta esperando. Lo mismo son de esos que se quejan de la competencia de las grandes superficies, pero algo falla en el centro cuando cada vez hay más locales vacíos con el letrero de «se alquila». Lo del centro empieza a preocupar, sobre todo cuando al pasar por la puerta de algunos locales, como si de un lanzallamas se tratara, te arrea entre el ombligo y el flequillo un huracán de aire caliente abrasador, procedente del aparato refrigerador. Quiero recordar que la normativa dice a qué altura hay que poner esas salidas, y alguien no las está cumpliendo. El centro de Granada es lo que tiene, que ha hecho irreal aquello de Fernando Fernán Gómez, cuando decía que 'Las Bicicletas Son Para El Verano'. Las nuestras, para vergüenza de propios y extraños, no han llegado al verano. Han sido robadas, hurtadas y destrozadas por una pandilla de vándalos que han puesto a la ciudad de la Alhambra en todos los informativos internacionales, como tierra de gente que no es de fiar. Podría llegar a comprender -que no lo hago- que un delincuente robe una bicicleta amarilla y la pinte de negro para uso propio, pero destrozarla y tirarla al río Genil me parece que es de una catadura moral propia de quién debería estar disfrutando de este verano en un local muy bonito que hay en Albolote. Que el periódico La Vanguardia en Cataluña dedique espacio y foto de esta noticia anunciando que la empresa de las bicicletas dice adiós a Granada por el vandalismo, es un síntoma peliagudo de cómo está la sociedad granatensis. Vamos de bar en peor, y lo demuestra que entres al metro y te den ganas de vomitar, de la falta de higiene en determinado personal, que en llegando este tiempo, insolidariamente, lo cogen para apestar a los usuarios de ducha diaria. Si cierta gente se lleva las flores de los maceteros del centro, que la más cara puede costar medio euro, cómo va a proteger y conservar el parque de bicicletas puesto a disposición de los ciudadanos de bien. Granada es diferente, lo ha dejado bien claro Lola Gaos, del partido conservador, que se ha apresurado a pedir al recién estrenado Gobierno socialista que ponga el AVE cuanto antes en la estación de la avenida Andaluces. Asunto este que la representante pública se debería hacer mirar, puesto que en los últimos catorce años que el Gobierno de su partido ha sido el responsable de Fomento no ha abierto la boca en éste sentido. Seguramente que el cambio de estrategia se debe a los rigores de la calor, a fin de cuentas, se trata de un verano atípico que todavía no ha entrado. En el calendario sí, pero en la ciudad no. Su partido está inmerso en unas primeras primarias, en las que menos del diez por ciento de la militancia se ha inscrito para votar. Si ellos mismos no quieren cambiar las cosas, ¿a quién pretenden engañar? Por cierto, todo lo que no sea votar a Soraya Sáenz de Santamaría, será volver a lo mismo. Y si no, al tiempo.

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