El conocido como cerro del tío del yeso, en Pinos Puente, es un monte dominado por los olivos con una vista privilegiada del pueblo. Una estrecha vía atraviesa sus laderas y obliga a los coches a hacer maniobras imposibles para esquivarse entre ellos, según el ... punto en el que se crucen. Al llegar a lo más alto, se aprecia el blanco impoluto de las fachadas de las casas, la imponente iglesia y la silueta de Sierra Nevada al fondo. En invierno, cuando la nieve la tiñe de blanco, la estampa es aún más bella. De hecho, sería un mirador perfecto, de esos en los que un banco con una frase del tipo 'Bésame en este bonito lugar' atraería a turistas con sed de Instagram. Sin embargo, la realidad es bien distinta. El cerro se convirtió años atrás en un enorme vertedero donde la vegetación crece entre bolsas, envases y demás basura. Fue uno de los detonantes del incendio que el pasado fin de semana arrasó 280 hectáreas de pinares, matorral y pasto, después de una quema de restos de marihuana que se fue de las manos. Un suceso que ha puesto el foco en la peligrosidad de los vertederos ilegales.
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La escena es desoladora. Bolsas y bolsas se amontonan no solo por las zonas de matorral, sino también junto al camino por el que transitan los vehículos. Hay puntos en los que hay que esquivarlas, ocupan parte de la vía. El contenido es, en general, siempre el mismo. Restos de marihuana, que se queman para eliminar los desechos que generan los cultivos una vez se ha recogido la flor. Se cuentan por decenas o incluso centenares las bolsas de fertilizantes, envases de productos fitosanitarios, maceteros, ramas, tallos y hojas. Y, sobre todo, muchos restos de tierra. El monte es la viva imagen de los efectos del cultivo de marihuana.
En general, calificar una zona como vertedero ilegal es complicado, pues las características son variadas. Algunos puntos están siempre repletos de basura, otros van por épocas. Lo que está claro es que la Delegación de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul las persigue con ahínco, con una cuarentena de vertederos identificados.
La cifra se podría desglosar en dos. A lo largo de los años se ha sancionado a ocho vertederos históricos de la provincia granadina, a los que además les realiza un seguimiento regular para comprobar que están sellados en la actualidad. Por otro lado, entre 2023 y 2024 se han tramitado denuncias a 34 ayuntamientos por eliminación incontrolada de residuos en puntos de vertido. Son actuaciones previas en las que se les da toques de atención para que limpien los lugares señalados, si es que son de titularidad municipal, o que insten al propietario a hacer lo mismo en caso de ser privados. De no hacerlo, puede derivar en sanción administrativa. Asimismo, en el mismo tiempo se han incoado por las mismas causas 73 expedientes sancionadores a particulares.
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El delegado de Medio Ambiente, Manuel Francisco García Delgado, explica que las denuncias les llegan por parte del Seprona, la Policía Autonómica y agentes de Medio Ambiente. La Junta incoa un expediente y constata la existencia del vertido, a partir de lo cual se hace una valoración. El objetivo último es que los consistorios los retiren; la mayoría son escombros de obras.
«Actuamos en función de la cantidad de residuos que haya y las multas, como poco, parten de los 2.000 euros. A veces los ayuntamientos no tienen dinero o lo destinan a otras partidas, por lo que puede darse el caso de que lo sellemos nosotros si nos ceden los terrenos. Las conversaciones suelen ser positivas», detalla el delegado. Si el vertedero es «de un calado importante» se da traslado a Fiscalía. En caso de que haya un delito, la Junta se aparta y el asunto sigue por la vía judicial.
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Los consistorios de la provincia tienen una petición común: más civismo. Si todos los ciudadanos depositaran la basura y enseres en los lugares correctos, disminuirían los efectos ambientales.
Dado que los vertederos en muchos casos van de la mano de la marihuana, puesto que allí se arrojan sus restos, IDEAL se ha puesto en contacto con varios de los pueblos en los que este año se han realizado operaciones antidroga para conocer en qué situación se encuentran y qué demandan. En el caso de Pinos Puente, en cuyo vertedero ilegal se inició el incendio más grave de lo que va de año en la provincia, el ayuntamiento invierte «entre 80.000 y 90.000 euros al año» en limpiarlo. Una empresa externa acude cada mes aproximadamente para adecentar la zona, un gasto que podría invertirse en otras mejoras para el pueblo. «Los que tiran allí basura demuestran una falta de educación y civismo, incluso hemos detectado que gente de otros pueblos de Granada vienen aquí a tirar cosas, como si fuéramos el vertedero de la provincia. La semana pasada denunciamos a una empresa que vino a echar escombros de una obra», explica el alcalde, José Enrique Medina.
Si ponemos el foco en Santa Fe, encontramos «muchísimos vertidos y muy frecuentes» relacionados con los restos de las plantaciones de marihuana, como envases o filtros utilizados para disimular los fuertes olores. «Son auténticas salvajadas», critica el alcalde, Juan Cobo, que lamenta esta práctica generalizada y «muy difícil de controlar». «Los tiran de noche en zonas poco transitadas y hace que sea muy complicado identificarlos. Hacemos regularmente limpiezas de caminos a consta de las arcas municipales», detalla. Juan Cobo reclama igualmente un endurecimiento de las penas para los delitos contra la salud pública.
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En Motril, los vertederos ideales han sido «un quebradero de cabeza» que ha precisado de una inversión de miles de euros. Los dos más problemáticos eran el de la pista polideportiva del barrio de San Antonio, que impedía poder usarla; y el que se formó alrededor del punto limpio. «Invertimos 200.000 euros para retirar este año toneladas de escombros, muebles, aparatos eléctricos… La Policía Local ha puesto más sanciones», manifiesta Juan Hernández, teniente de alcalde encargado del área de Calidad Urbana.
Por último, el regidor de Albolote, Salustiano Ureña, habla de «pequeños vertidos» que se realizan «con normalidad» en los caminos del pueblo, generalmente de obra, escombros, poda, colchones, muebles y neumáticos. «Cada vez se hace más complicado y costoso su retirada y traslado a planta, ya que algunos materiales no se pueden depositar», concluye.
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