Miércoles, 2 de septiembre 2020, 00:23
Son las 8.30 de la mañana y hay una persiana a medio abrir en una carnicería de Ancha de Capuchinos. Enfrente, en la frutería, también ya se percibe movimiento después de llevar dos semanas sin haberlo. Una trabajadora amontona cajas de cartón en la puerta, por donde cruza caminando un hombre de unos 40 años que va acompañado de dos niños y una niña. En la intersección con la avenida Madrid una decena de vehículos espera frente a un paso de peatones a que el disco se ponga en verde. Lo hace en el mismo instante en el que un coche de la línea 33 se detiene en la parada de la plaza de San Isidro, donde recoge a un joven que va escribiendo algo en su teléfono móvil mientras escucha la radio. Dentro del autobús hay diez personas. Nadie habla, pues todo el mundo mira al frente con cara de 1 de septiembre.
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Ellos y muchos otros ciudadanos salieron ayer del letargo veraniego. Y lo hicieron como pudieron, del mismo modo que hacen cada año. Aunque este un poquito más, después de la que se nos ha venido encima: una pandemia mundial que encima no da tregua ni siquiera ahora, en estas fechas en las que todo tiende a normalizarse. A volver a ponerse el contador de la vida a cero hasta por lo menos Navidades. A pesar de todo, durante este martes se pudieron ver las primeras colas en varios meses en las entradas a la ciudad, el transporte público estaba más concurrido que durante las últimas semanas y en alguna oficina se cumplió con la tradición del reencuentro y las bromas por los kilitos de más.
«Claro que se nota que hay más actividad, no es un movimiento a la antigua usanza, pero sí que se ha subido más gente que en los últimos días», contaba David, el chófer de uno de los autobuses que se dirigen cada mañana hacia la estación de autobuses. Del coche se bajaron dos mujeres y un hombre frente a la sede de la Junta en la avenida Joaquina Eguaras. Antes de hacerlo se echaron jabón en las manos de un dispensador de la Rober. «¿Ves cómo todo el mundo usa el gel? Hay mucho respeto al virus, ya no se habla tanto como antes de la pandemia», añadía el conductor, que por mucha actividad nueva que notase, fue taxativo a la hora de aclarar que el trasiego prepandemia no se ha recuperado todavía.
«Esto está igual, yo no noto mucho más que otros días», contaba por su parte en la estación de autobuses una trabajadora de Alsa. Ayudaba a los viajeros a comprar sus billetes de bus a través de las máquinas. A unos metros de allí, ya fuera, el metro rumbo al centro abría sus puertas. Eran las nueve de la mañana y el convoy iba prácticamente lleno. No había apenas asientos libres aunque tampoco gente de pie que no quisiera estarlo.
Solo hacía falta andar unos minutos ayer por la Caleta, donde paró el metro, para sentir que no es un septiembre cualquiera. El inicio del curso está completamente diluido por el impacto de la pandemia. Hay miedo en la calle y en las empresas, que muchas han establecido el teletrabajo como una modalidad funcional que antes ni se planteaba.
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Esto, sumado a la falta de turistas o de universitarios, que este año no se sabe qué pasará con ellos, está lastrando la actividad. «Aquí no está habiendo nada desde febrero», resumía Daniel. Es repostador de la gasolinera que está frente a la plaza de toros. Lleva doce años allí y este 2020 se ha dado cuenta de lo importante que son los universitarios para la economía de Granada. «Es que este barrio es de estudiantes. Y de momento no han venido, por lo que esperamos que la cosa remonte a mediados de mes», señala.
La incertidumbre es total. Algunos trabajadores, además, continúan en ERTE o directamente las empresas en las que estaban empleados no han podido sobrevivir al estado de alarma. Y eso se nota. Lo hizo en la Circunvalación, donde solo se detectaron pequeñas retenciones en la entrada a la ciudad a la altura de la rotonda del Hipercor y en Méndez Nuñez. Como también en el transporte público. Había más usuarios que en agosto, pero ni mucho menos es lo de los años precedentes.
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Según datos de la Junta, de 7.30 a 9.30 horas se registró ayer en las estaciones soterradas del metro un incremento en torno al 30% respecto a la semana anterior. Si bien, el volumen de usuarios del martes fue un 50,96% más bajo que el registrado en el mismo periodo del año anterior.
Por su parte, Movilidad ofreció un balance del primer día de actividad de este septiembre: solo se ha recuperado un 60% de los usuarios que había antes de la pandemia. Datos que dan una idea de lo que está sufriendo una ciudad que espera ir reconociéndose a medida de que avance la temporada otoñal.
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