Jueves, 10 de marzo 2022
Dos días de carretera con más de cuatro mil kilómetros a sus espaldas, desde Íllora hasta la frontera sur de Polonia con Ucrania. Vladimir ha cumplido su deseo, acompañado del jefe de la Policía Local de Íllora -Antonio Cobos-, de acudir a Ucrania para llevar ... ayuda humanitaria a sus compatriotas y, en especial, a su hijo que ha sido reclutado para la guerra. «Vladimir pudo ver a su mujer y a su hija en Polonia, donde hicimos noche el miércoles. Su esposa y su hija están en una vivienda acogidos con otros trece ucranianos más que huyeron de las bombas», apunta Cobos. A este interlocutor le tocó dormir en la furgoneta con todo el material humanitario que llevaban a Ucrania. «No he pasado más frío en todo mi vida», dijo.
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El jueves partieron a las 4.30 horas de la madrugada desde Cracovia hacia la frontera sur de Ucrania con Polonia. Vladimir se encontró allí con su hijo y con su yerno. «Ha sido todo muy emotivo. Hemos podido entregar toda la ayuda que llevábamos después de dos días muy duros de viaje. Vladimir ha intentado convencer a su hija para que vuelva con él a España pero no ha querido, dice que de momento se queda en Polonia. Su esposa también le ha dicho que se queda en Cracovia cuidando de sus padres que son mayores».
A la hora de pasar a Ucrania no hubo problemas. Vladimir y Cobos tenían contactos previos que iban a recepcionar los medicamentos, comida, ropa de abrigo y demás enseres. «No tuvimos ningún problema. Lo único fue el peso con el que Vladimir vuelve a España porque no sabe qué ocurrirá con su hijo, una guerra es una guerra y quienes están en el frente se encuentran muy expuestos». El hijo de Vladimir tiene 24 años.
Finalmente, la vuelta a España la iniciaron ayer al mediodía. Vuelven con el furgón vacío y con la desazón de Vladimir de no haber podido traerse ni a sus hijos ni a su esposa, su vástago es el único que sigue en Ucrania.
Por el camino de ida, «hemos visto mucha gente que acude a prestar ayuda, pero la mayoría de forma muy desorganizada y sin planificar nada», explica Cobos. «Cuando pasamos a Polonia empezamos a ver movimiento de militares y en la frontera de Ucrania es muy duro ver a la gente que sale huyendo de su país para buscar refugio. Cuando lo ves en televisión no te impacta lo mismo que cuando lo observas con tus propios ojos. Es muy duro». El camino de vuelta a Íllora ya ha empezado.
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