PEPE MARÍN

Vuelven los recreos a cara descubierta en Granada: «Me he sentido libre»

Fuera mascarillas. Los niños de los colegios granadinos disfrutan ya de la nueva norma que los exime de taparse la nariz y la boca en el patio: «me he sentido rara al respirar»

Laura Ubago

Granada

Sábado, 12 de febrero 2022, 00:00

A los niños les sorprendió la cara del profe de Educación Física. Ya no se acordaban. Verlo ayer con el rostro descubierto fue una novedad ... como también quitarse ellos la mascarilla en el cole después de dos años. En vez de locura y descontrol, hubo prudencia y alegría moderada porque los niños han aprendido a cumplir las normas y a no salirse del guión, llevan media vida en pandemia y se ha convertido en los alumnos que dan lecciones.

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Los alumnos del colegio Virgen de la Cabeza de Churriana de la Vega disfrutaban ya ayer de esta gran novedad: las bocas al aire libre en una mañana casi primaveral. Se veían raros. Les daba hasta vergüenza. De hecho, Alba, una de las niñas lo definió perfectamente: «al principio nos hemos sentido como desnudos. De hecho, parecía que respiraba raro sin mascarilla». Respiraba el aire del patio y le parecía raro. El mundo al revés en este mundo –ojalá– postcovid.

Estos niños de cuarto y quinto, con sus nueve y diez años, vivieron ayer un día histórico en su cole: la retirada de la mascarilla en el patio, algo que hizo la mitad de los alumnos, ya que otros han decidido quedarse como estaban.

El protocolo de la Junta de Andalucía determinó el jueves que no era obligatoria la mascarilla en los espacios exteriores de los centros escolares. Algunos coles, como el de Churriana, adaptaron la norma a sus espacios e informaron a los padres de que a partir del viernes ya se pondría en marcha esta medida. Otros centros, como el colegio Fuentenueva de Granada, esperarán al lunes y determinarán cómo y dónde deben dejar los niños la mascarilla a la hora de salir al recreo.

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En el colegio Virgen de la Cabeza de Churriana su director, José Manuel Robles, explicó ayer que lo que más le había sorprendido de los niños era la timidez a la hora de quitarse la mascarilla y que no le había sorprendido la responsabilidad con que lo habían hecho, algo que es ya una constante en el comportamiento de los chavales. «Hemos pensado que pueden traer una riñonera para guardar la mascarilla en el recreo o cualquier tipo de bolsita, así no estarán por ahí perdidas en el patio», indicó el director de este cole, un profe cercano que se había emocionado al ver a sus niños de sexto con la cara al completo porque tenía el recuerdo lejano.

No hay que confiarse

Con mucho desparpajo, estos niños de la era covid, fueron explicando cómo habían vivido el despojarse de las mascarillas. «Me he sentido libre. Estoy orgulloso de haber dado este paso porque... pufff... qué harto estoy de covid. La mascarilla era como una prisión», contó divertido Antonio, con palique para llenar cuatro periódicos. Junto a él, Sofía mostraba la otra cara de esta nueva medida. «Está bien respirar el aire así pero me da un poco de miedo así que me voy a dejar la mascarilla en el patio», comentaba. «Es que claro, no hay que confiarse», decía Antonio, con la prudencia de un adulto. Alonso estaba «nervioso y contento» y todos respetaban la opción del compañero, cubrirse o no, dar un paso hacia la nueva normalidad o esperar un poco más.

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Correteando, con las mascarillas al viento, en la mano, triunfantes, sí eran ayer un poquito más libres. En patios separados por grupos burbuja, con mucho orden, con cabeza, los chavales de este colegio de Churriana disfrutaron ayer de este respiro de libertad en su hábitat natural: el patio del colegio; lleno de murales coloridos por la igualdad, por la amistad, por la pureza de la infancia.

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