
Zaidín, el halcón peregrino que veranea en un letrero de Granada
Fauna urbana ·
Tiene ocho años y estos meses atrás se le ha visto en espectaculares maniobras de ataque a estorninos a velocidades que superaban los 300 kilómetros por horaSecciones
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Tiene ocho años y estos meses atrás se le ha visto en espectaculares maniobras de ataque a estorninos a velocidades que superaban los 300 kilómetros por horaZaidín es el nombre de un barrio de Granada. También de uno de los pocos halcones peregrinos –posiblemente el único– que aún surcan los cielos de la capital granadina. Su historia es preciosa. Se la cuento. Zaidín, un macho de ocho años, pasa sus vacaciones en Granada. Pernocta exactamente encima de la última 'A' del letrero de la Fundación CajaGranada del Centro Cultural Memoria de Andalucía. Llega a la hora que se pone el sol y se marcha antes de que amanezca. Y los que lo han visto cuentan que Zaidín es sencillamente espectacular. Entre ellos, su 'padre', el veterinario Francisco Montoro, promotor del proyecto de reintroducción de esta especie en Granada entre los años 2011 y 2013, que acude todos los días para observar a Zaidín en la 'lápida' de la Fundación CajaGranada, como es conocido popularmente este edificio. Ha grabado vídeos increíbles de Zaidín. Uno de ellos, el pasado 17 de agosto, devorando un estornino que acababa de cazar. Esta rapaz puede superar sin problemas los 300 kilómetros a la hora en maniobras de ataque –se trata de la especie animal más rápida del mundo–.
No existe ninguna teoría científica que establezca una relación de causa y efecto entre la llegada de la estación estival y la arribada de Zaidín a Granada, aunque una de las hipótesis más verosímiles, a juicio de Francisco Montoro, es que Zaidín busque en Granada sosiego tras ese periodo que empieza en febrero con el celo y termina entre mayo y junio con la eclosión de los pollos y su emancipación. Tras el proceso de reproducción, aquí encuentra dos cosas muy importantes: tranquilidad y sustento en abundancia. Granada está llena de palomas que van y vienen desde la Vega para alimentarse. Un trasiego que Zaidín otea perfectamente desde su atalaya en la Fundación CajaGranada. Una posición estratégica, además, porque desde ahí tiene una huida rápida en caso de que vaya a por él un búho real, cada vez más frecuentes en Granada. Una vez entrado septiembre, lo normal es que Zaidín retorne a su territorio natural. Lo más probable, un tajo de alguna montaña cercana.
¿Cómo son las noches de Zaidín en su hogar de Granada? Zaidín duerme de pie y en ocasiones mete el pico debajo del ala. Se despierta cada diez minutos, escruta el entorno para comprobar que no hay ninguna amenaza y vuelve a 'planchar la oreja'. El halcón peregrino, por su condición de predador, está en la parte más alta de la cadena ecológica, pero aún hay quien está más arriba, los denominados 'súper predadores'. Sus principales fuentes de sustento son los murciélagos, los vencejos y sobre todo los estorninos. En Granada hay muchísimos. De hecho, el graznido del halcón, convenientemente grabado, se utiliza para ahuyentar las numerosas colonias de tordos en espacios como la plaza de la Trinidad, donde se han convertido en un problema por la contaminación acústica –el ruido llega a ser ensordecedor– y por los efectos de sus continuas deposiciones en forma de daños al patrimonio y pestilencias.
13 El proyecto de reintroducción del halcón peregrino en Granada supuso la suelta de trece ejemplares entre los años 2011 y 2013. De todos ellos, tan sólo hay constancia de que Zaidín continúe con vida.
Según relata Francisco Montoro, Zaidín es uno de los trece ejemplares que se soltaron a principios del pasado decenio. Se sabe de carretilla los nombres de todos: Darro y Genil en 2011; Realejo, Albaicín, Granada y Zaidín en 2012; y Boabdil, Aixa, Zacatín, Generalife, Trevenque, Mulhacén y Sulayr en 2013. Todos convenientemente anillados. De todos ellos, tan sólo hay constancia de que Zaidín siga vivo. Al resto se le ha perdido la pista o han muerto. Generalife, por ejemplo, falleció por aspergilosis –una enfermedad provocada por un hongo–, Trevenque y Granada se electrocutaron y Mulhacén perdió la vida tras chocar contra un edificio acristalado en Armilla.
En aquellos momentos iniciales, Francisco Montoro, doctor en Veterinaria y seguidor acérrimo del gran Félix Rodríguez de la Fuente –de hecho reconoce que su pasión por las rapaces viene de ahí–, llegó a sumar hasta cincuenta voluntarios para el proyecto de reintroducción, básicamente alumnos de Biología y de Ciencias Ambientales. Se vivieron momentos realmente emotivos. Como la primera suelta en la terraza de la Delegación de Medio Ambiente, cuando ésta se encontraba en la calle Marqués de la Ensenada –no fue posible en la torre de la Catedral, como se hubiera deseado–, o la segunda, la de Zaidín, desde uno de los huecos del Cubo de CajaGranada –hoy Bankia– mirando hacia Sierra Nevada.
Francisco Montoro considera que lograr que el halcón peregrino anide en Granada aporta «mucho y bueno para la ciudad». «En primer lugar –dice– la belleza de este pájaro; es un verdadero regalo». Además, bajo su punto de vista, situaría a Granada en un ranquin superior respecto a la diversidad y la riqueza de su fauna urbana. También abre un abanico de posibilidades educativas orientadas a colectivos como los más pequeños, «que alucinan cuando miran a Zaidín a través de los prismáticos o el telescopio». Y por último, porque ayudaría a controlar las plagas de estorninos. Su sonido los dispersa y los intimida. Los machos miden 90 centímetros y las hembras 1,10 metros –los primeros son más ágiles para la caza y las segundas son más contundentes porque alimentan y defienden a los polluelos–. Vuelan describiendo círculos concéntricos aprovechando las corrientes térmicas.
El halcón peregrino no es una rapaz especialmente vulnerable. No figura en el catálogo de las especies en peligro de extinción. Pero sí sufre múltiples amenazas que van más allá de la propia naturaleza –son el sustento de súper predadores como el búho real–. La primera es los pesticidas. Ejemplares como Zaidín se alimentan de aves que, a su vez, se nutren de plantas y cultivos que son mantenidos con pesticidas. Los fitosanitarios entran en la cadena trófica y producen infertilidad y menor grosor en las cáscaras de los huevos.
También son un peligro para ellas los cazadores. No son pocos los que mueren después de recibir un perdigonazo. Las electrocuciones también son letales. Se suelen producir al tocar el apoyo con las patas y simultáneamente algún cable con una o las dos alas. A todo ello hay que sumar el choque contra superficies translúcidas como edificios acristalados o pistas de pádel. Impactos que a más de treinta kilómetros por hora son mortales de necesidad.
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Cristina Cándido y Álex Sánchez
Juanjo Cerero | Granada y Carlos Valdemoros | Granada
Lucía Palacios | Madrid
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