La calma antes de la tempestad

Aunque algunos aficionados tienden a desconfiar de cualquier rival por más que la tabla haya señalado ya su debilidad, el partido discurrió por el cauce esperado. El Lugo, condenado a abandonar la categoría, fue inofensivo. Una genial incursión de Uzuni permitió a Puertas encarrilar la victoria. Fue lo mejor que hizo el almeriense, acostumbrado por desgracia a vivir en la penumbra futbolística.

Poco después, el vibrante Bryan Zaragoza protagonizó una acción fantástica y marcó un gol de bellísima factura. Aunque los códigos del fútbol han otorgado a Callejón el crédito que sus galones merecían, lo cierto es que no parece discutible ya que el malagueño ha de ser de la partida, aún a costa de sacrificar su condición de revulsivo. Aunque ha de pulir cierta tendencia a caer con relativa facilidad en las disputas (una circunstancia que contra el Lugo jugó en su contra, pues el árbitro le escamoteó un penalti clarísimo), Bryan hizo muchas cosas bien contra los gallegos. Dio profundidad y vértigo a su equipo desde las dos bandas y ejerció como un punzón que agujereó el sistema defensivo rival.

Con el partido de cara, el equipo rebajó las revoluciones y dosificó esfuerzos de cara al próximo duelo en Miranda de Ebro, una fecha que se antoja crucial para mantener vivas las opciones de ascenso directo. Se prevé un desplazamiento masivo de la inquebrantable afición, a la que no parecen importar los kilómetros ni la desafortunada deriva de los suyos como forasteros. La subida de la marea rojiblanca ha sido la mejor noticia del curso. Esperamos que no sea la única.