El campo maldito

Aunque la polémica arbitral resulta un aborrecible tema de debate, hay días en que los hechos futbolísticos no pueden ser aislados de ella. El Granada fue perjudicado por estos, no solamente por la concesión al Valencia de un penalti bochornoso, sino por perdonar a Paulista la expulsión directa por una entrada criminal sobre Boyé que, de haberla tenido apoyada, podría haber destrozado su pierna.

Más allá de esto, el conjunto granadinista se mostró más serio en defensa que en partidos anteriores, pero también poco productivo en vanguardia. Únicamente algunos envíos largos de Melendo y Villar generaron vías de amenaza para la portería de Mamardashvili. Estuvo especialmente lúcido el exjugador valencianista, que rebosa clase en la distribución. Más apagado en los últimos choques parece Gumbau, que parece añorar los tiempos en los que formaba una equilibrada dupla con Sergio Ruiz, borrado del mapa por su entrenador.

Transcurren las jornadas y el Granada sigue cosechando derrotas. Por unos motivos u otros, su casillero aún cuenta seis míseros puntos. Conviene que los árboles no impidan ver el bosque. Deberían ir conociéndose los planes de Matteo Tognozzi para tratar de revertir una situación delicadísima. De momento, ni siquiera se sabe quiénes formarán su equipo de trabajo. Al menos, el Granada permanece a un partido de la salvación. Con unos resultados tan pobres, esta circunstancia parece milagrosa.