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La Guaira y Tucupita laten rojiblanco esta temporada. Aguante Venezuela que a sus peloteros los miman en el Zaidín. El deseado Darwin y el ilusionante Yangel compartirán vestuario este curso. A ambos se les ha visto muy unidos durante la gira costasoleña, en especial con ... los colombianos Ramos y Lozano, pero con todos. «Vengo a un Granada con otras expectativas, que está totalmente cambiado y que no tiene nada que ver con los anteriores años. Lo ha demostrado estos dos años en Segunda. Han ascendido y por algo será», bosqueja Machís.
Darwin y Los Cármenes, una relación de altibajos que termina con final feliz, con cuatro años de contrato que, a priori, se alargarán hasta que el extremo cumpla la treintena. Un futuro en común que alberga grandes ilusiones, aunque hasta llegar al brindis final ambas partes pasaron sus más y sus menos. Porque al '23', con el Granada en Primera, se le pidió que se formara en el Huesca y así lo hizo, siendo allí el más destacado de aquella plantilla. De ahí al Leganés con un gol celebrado con amargura a sus 'ex'. Y más reciente el paso por el Cádiz, saliendo también por la puerta grande del Carranza. «Es que cuando vine, el Granada no estaba muy bien que digamos. Había muchos problemas con los jugadores, los grupos no eran compactos como familia, como se decía. Bueno. Al final todo ha cambiado prácticamente y ahora son nuevas oportunidades. Antes yo venía con muchas expectativas y no terminaban los directivos anteriores de confiar en mí. Y bueno, esto –su nueva llegada- me lo he ganado, nadie me ha regalado nada», afirma rotundo.
Y no le falta razón. Darwin, el aclamado, no llega sólo con el cariño de la hinchada en el currículum. También con una hoja de servicios que lo avala. Y pese a su arrogante juventud, también quien comparte bandera con él en el vestuario. «Si lo trajeron aquí fue por algo», advierte el de Tucupita. «Hay que resaltar que es un jugador muy joven, pero que tiene muchos partidos encima. Y que nos va a aportar mucho», lo describe Machís, concediéndole un consejo: «Que venga con esa ilusión que nos transmite para aportar su gran nivel, que hará que el equipo suba de calidad y de competitividad».
Yangel Herrera no ha podido entrenar con sus compañeros desde que saliera lesionado tras el partido ante el Almería, aunque en ese primer bolo marbellí apuntó maneras. Se siente querido, por un equipo que le ha abierto las puertas como a uno más. «Todo ha sido fácil desde que llegué y aquí en Marbella he visto que hay un grupo muy unido que hace por integrar a los que llegamos de nuevo. Estar con Darwin hace más fácil todo porque conoce a la gente y me conoce a mí. Lo demás es cuestión de tiempo», asevera.
Y dice que hasta Caracas, a siete mil kilómetros de la Alhambra, ha llegado este nuevo 'trending' vinotinto que se respira en el Zaidín. «Sí, la gente allá está ilusionada. Nuestro seleccionado ha demostrado un gran nivel en la última Copa América y contar con dos jugadores en la mejor competencia del mundo –La Liga– es un honor para mi país y para nosotros», advierte.
Historias encontradas
Pareja de contrastes, mientras que Darwin echó raíces en Granada, a Yangel se le impone el reto de adaptarse a una nueva ciudad y otro estilo de vida tras su paso por la liga estadounidense y la capital oscense. «De chiquito ya tuve que acostumbrarme a hacer las cosas por mí mismo. Siempre se echa en falta a la familia y los amigos y aún no tuve tiempo para saber de Granada, pero todo me hace ver que estoy en un sitio inmejorable para desarrollar mi juego», dice prudente.
Porque el de Vargas no se mueve del discurso deportivo, pero sabe que buen guía será Darwin, a quien gusta pasear por el Centro acompañado de su mujer y su hija, ambas granadinas. «Yangel es un jugador muy tranquilo, un chico que tampoco es de mucho hablar, pero muy buena persona y poco a poco se irá soltando, uniéndose un poco más al grupo», lo describe.
Es cuestión de rodar. Herrera podría ser pareja de baile de Montoro, un rol de máximas exigencias. Un acicate. «Es un jugador diferente. Es un referente para la gente y para el equipo. Veo en el grupo mucha gente con características diferentes y muy suplementarias», apunta. El centrocampista llegó al Huesca en la ventana invernal para remar en pos de un puerto al que no se llegó, el de la permanencia. ¿Déjà vu? «Este Granada tiene que funcionar como equipo y pensar en lo que se viene cada semana. El grupo que hay aquí tiene muy claras sus ideas y es un grupo unido». La idea de Martínez, impregnada desde el primer día. Y es que «al final no tiene nada que ver ahora Primera con Segunda, por eso tenemos que seguir aprendiendo lo que él nos transmite porque va a ser una temporada dura en la que vamos a tener que luchar partido a partido», apoya su camarada Machís.
Un deseo común
Yangel Herrera y Darwin Machís, vinotinto en Los Cármenes. Jugadores contrastados en su país y en su selección que quieren ser igual de importantes en una de las mejores ligas del mundo, en un Granada que los atesora. Para el primero, la competencia será «dura». «Espero dar al equipo lo que necesite en cada instancia y que alcancemos los objetivos. Veo ganas y yo tengo todas las del mundo». Para el segundo, será cuestión de adaptarse a cada sistema de cuantos estos días anda probando el entrenador. «Debemos sentirnos cómodos con el planteamiento del míster porque vamos a tener partidos muy trabados y otros en los que vamos a estar más sueltos también. Al final es adaptarnos, que es lo que se reflejó la temporada pasada en Segunda, y que dio mucho éxito». Y que dure, como mínimo hasta siempre.
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