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En Balaídos empezó todo la otra vez. Fue la primera estación de aquella fase de ascenso culminada con éxito por el Granada en 2011. Una derrota por 1-0 que se neutralizó en el encuentro de vuelta en Los Cármenes con el mismo resultado, y ... que se tuvo que solucionar en una trepidante tanda de penaltis. Roberto Fernández, el portero rojiblanco, fue el héroe de aquella tensa rueda. Con su ojo amoratado desde la primera eliminatoria en tierras gallegas, por un golpazo que le propinó Iago Aspas en una disputa, el meta de Chantada salió a hombros y dejó a sus paisanos en la estacada. A los vigueses les costó asimilar el golpe, pero salieron del trance la temporada siguiente. Alcanzaron la élite por la vía directa, de la que no se han bajado desde entonces. El domingo, el Granada regresa a aquel estadio, en el que no gana desde la temporada 1957-1958.
Ha llovido mucho desde aquel 'play off' y las heridas parecen cicatrizadas en el bando celeste, aunque todavía sobrevivan algunos testigos en su plantilla, como Hugo Mallo o el propio Aspas. Todavía se recuerda cómo se encaró con el público local cuando materializó su pena máxima durante la secuencia desde los once metros. Aún no imaginaba el desenlace. Michu, hoy director deportivo del Oviedo, mandó su lanzamiento al cielo. Roberto quiso patear y consiguió poner en ventaja al Granada. Después, sacó los guantes para detener el tiro de Catalá y clasificar a los rojiblancos, que luego tuvieron otro cruento emparejamiento con el Elche.
Conforme se fueron encontrando en la máxima categoría tiempos después, aquel cruce de caminos fue quedando en el historial como una página dorada para el Granada y negra para el Celta. Balaídos fue un campo maldito para los nazaríes desde entonces, aunque al menos rascaron un par de empates en el anterior ciclo entre los mejores.
El primero llegó en la campaña 2013/14, en otro encuentro tempranero. Si ahora se medirán en la jornada 4, aquella vez fue en la 3, cerrando el encuentro con un 1-1.
Por entonces, el Celta estaba dirigido por Luis Enrique. Se adelantó el conjunto gallego por mediación de Rafinha, que estaba cedido por el Barcelona y que ahora, precisamente, ha vuelto a recalar en la escuadra en préstamo por parte de los azulgranas. Sin embargo, en la segunda parte fue Piti quien firmó las tablas para el cuadro comandado por Lucas Alcaraz.
El otro empate tuvo un componente más tedioso y fue en el ejercicio siguiente. Un 0-0 que no pasará a lo anales, aunque la anécdota llegó en la sala de prensa. Joaquín Caparrós, preparador rojiblanco de aquella, insistió en que puntuar siempre «es la leche».
Desde entonces, el Celta sólo ha dado disgustos al Granada, incluso en Los Cármenes. En esa temporada 2014-2015, ya con Abel Resino en el cargo –la acabó Sandoval y su 'milagro'–, los vigueses sacaron un 1-1 del coliseo rojiblanco con un tanto de Bongonda en el minuto 89.
Se disputaron cuatro enfrentamientos después, dos por campaña, y en todos se impusieron los celestes. En la 2014-2015 sacaron un 0-2 en Granada, con dianas de Orellana y Aspas. El chileno militó en ambas escuadras, pero siempre se sintió más identificado con el proyecto del Celta. Fue de los pocos que no continuó de rojiblanco tras el salto a Primera y se fue cedido al conjunto de Balaídos. Allí ascendió y se encontró en familia, por lo que, tras su retorno, quiso forzar su salida del Granada. No se produjo hasta el mercado de invierno. En Vigo fue feliz hasta que chocó con uno de sus técnicos, Eduardo Berizzo. Tras un paso por el Valencia, hoy se integra en la plantilla del Eibar.
Un 2-1 y un 3-1, en el último curso antes de dejar la 'azotea', fueron los últimos marcadores cosechados por los nazaríes en la cancha viguesa. A aquel Granada en barrena plana, desahuciado, que concluyó esos meses de agria despedida con Tony Adams en el banquillo, le propinó un sonrojante 0-3 en el Zaidín que contribuyó a la demolición del primer año de la era John Jiang.
El Celta llegó un año más tarde que el Granada pero no se bajó desde entonces del tren de Primera. Incluso ha llegado a jugar en Europa. Tras sufrir la pasada campaña, ahora intenta buscar su sitio en LaLiga. Igual que este nuevo Granada que no tuvo que sufrir el fragor de un 'play off'. Es otra historia.
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