El 'bisonte' amenaza sin llegar a embestir en la hierba del Pizjuán

El caso es que Luis Suárez, que así se llama el bisonte del Granada, cumplió como es su costumbre. Nadie le puede negar la voluntad que pone. Le ilusionó mucho volver a la ciudad de la Alhambra, donde conoció a su pareja cuando se formó en el filial, su labor en el Zaragoza en Segunda le curtió, por eso muestra esa barbita recortada, como pelo de herbívoro. Acumuló seis goles desde que abriera la cuenta en Nicosia gracias a la UEL. Buscó la plenitud tras hacerse el hueco en dura competencia con los veteranos Soldado y Jorge Molina, formó un tridente mágico, los tres sudamericanos, con Machís y Kenedy en las bandas, pero una lesión muscular frente al Levante le apartó durante dos largos meses de la hierba. Diego Martínez le recuperó frente alUnited y por tarjetas no jugó contra el Eibar. Ayer retornó a la titularidad con brío e ímpetu, con más voluntad que fortuna, hasta el minuto 68, momento en el que le reemplazó Soldado. Le acompañaron Kenedy, por la derecha, y Puertas, por la izquierda. Luego Machís relevó al brasileño y Puertas pasó a la banda derecha.

Luis Suárez presionó a tope, puso en dificultades a la retaguardia hispalense (poco), no le llegó un envío de Kenedy, tampoco le salió la pared de cabeza con él, se quejó de que no recibió la pelota a pase de Foulquier, casi la caza en una cesión de Rakitic, luego Kunde se la quitó en el área, su único disparo fue tardío y reclamó faltas no señaladas antes de irse a la ducha.