Martes, 6 de abril 2021, 00:19
En un equipo como el Manchester United, centrarse en un solo nombre resulta siempre un error. Crepitantes y enfundados en ese característico rojo, los jugadores del conjunto mancuniano no son sino una constelación de estrellas con potencial para deslumbrar a todo el continente. Sin embargo, ... resulta justo decir que desde hace un año, todas orbitan en torno a Bruno Fernandes. El mediocentro luso, amigo y compañero de Domingos Duarte y Rui Silva, era la pieza clave que le faltaba a un Manchester United venido a menos.
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Como el último gran portugués de Old Trafford, Cristiano Ronaldo, Bruno Fernandes llegó procedente del Sporting de Lisboa. Sin embargo, mientras el '7' llegó imberbe en plena adolescencia, el mediocentro aterrizó en Manchester con un bagaje importante y con el sello de los Pozzo en su pasaporte futbolístico.
Desde joven, el portugués demostró su habilidad para conectar por dentro, hacer mejor a todos los que le rodean y su poderío como futbolista llegador. Un medio muy moderno al que quizá le faltaba algo de carácter y de arrimar el hombro en defensa.
Con 18 años, dejó la escuela del Boavista y emigró a Italia, fichando para el filial del Novara, de la Serie B. Apenas tardó unas semanas en acreditar que su sitio no era el filial sino el primer equipo. Subió, deslumbró y fue la gran sorpresa que encandiló a la afición del Novara, al que se le escapó el ascenso en el 'play off'. Pero Bruno Fernandes, aún un poco individualista, brillaba por sí solo. No podía quedarse ahí.
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Cuando se abrió el mercado, media Serie A se lanzó a por Bruno Fernandes. Al principio, se hablaba del luso como un diamante en bruto al que le quedaba demasiado, por lo que Parma, Atalanta o Sampdoria no se atrevieron a ir con todo a su puja. En esas apareció Gino Pozzo, que no dudó en llegar a un acuerdo de copropiedad con el Novara y desembolsar dos millones y medio por la sorpresa de Segunda en 2013. En Udine, incluso se llegó a hablar de una cesión, pero Fernandes conquistó al técnico Guidolin. Tardó en debutar, pero se tuvo paciencia con él y acabaría jugando 28 partidos (4 goles y 6 asistencias).
El siguiente verano se consagró como titularísimo en el equipo, aunque sus cifras no mejoraron (4 dianas y 3 pases de gol en 34 encuentros). Ya se empezaba a hablar de una posible venta beneficiosa para Pozzo, que no obstante lo retuvo una campaña más con el sueño de entrar en Europa. Pero Bruno Fernandes se estancó en el Udinese y el expropietario italiano del Granada lo puso en el escaparate.
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Quizá lo hizo demasiado pronto o quizá el valor del futbolista se habría resentido más. Sea como fuere, la Sampdoria lo tenía aún en mente y llegó a un acuerdo de cesión por un millón con opción de compra obligatoria de otros 6 y algo más por objetivos. Se desprendió Pozzo de un jugador que solo duró un curso en la 'Samp'. Llegó el Sporting de Lisboa y pagó por él su cláusula de 9 'kilos'.
En casa, explotó. Casi tres temporadas en las que hizo, por orden, 16 goles y 20 asistencias, 32 goles y 18 asistencias; y 15 goles y 14 asistencias. A mitad de ese último curso, con Barça, Madrid y Juventus tras él, el Manchester United pagó en enero 55 millones y 25 más en bonus. Poco dinero por todo un astro rey sobre el que poner a orbitar toda la constelación de Old Trafford.
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