Edición

Borrar
Granada CF | Carlos Aranda, un talento desperdiciado salpicado en la operación por amaño de partidos

Carlos Aranda, un talento desperdiciado

El delantero jugó una temporada en el Granada 74 de Marsá y media campaña en el club rojiblanco, donde solo dejó pinceladas

Manuel Pedreira

Granada

Martes, 28 de mayo 2019, 15:56

Carlos Aranda, uno de los 'enfant terrible' del fútbol español, tuvo dos pasos por Granada, el primero podría definirse como apócrifo y el otro breve y de escasa relevancia. El malagueño formó parte del Granada 74 que jugó en Segunda división en la temporada 2007/08 después de que Carlos Marsá le comprara a Quique Pina el Ciudad de Murcia. El empresario granadino asumió casi al completo la plantilla anterior pero la llegada de Aranda, procedente del Real Murcia, fue una de las guindas del proyecto.

Formado en las categorías inferiores del Real Madrid, con cuya primera plantilla llegó a debutar en competición europea, a Aranda le persiguieron siempre las turbulencias de una vida muy ajetreada fuera de los terrenos de juego. Delantero potente, con unos recursos futbolísticos portentosos, mejor dotado para el juego asociativo que para el gol, Aranda paseó su talento y sus problemas por toda la geografía del fútbol español. No en vano, llegó a jugar en ocho equipos diferentes de Primera División, un récord absoluto que habla bien de su buen cartel como delantero y de su escasa estabilidad.

En el Granada 74 le lastraron las lesiones. Disputó 15 partidos, marcó dos goles y estuvo casi inédito en la segunda vuelta, coincidiendo con el desplome de un equipo que coqueteó al principio con los puestos de ascenso y terminó dando con sus huesos en Segunda B.

Carlos Reina Aranda, aquel chaval que tanto mimó Vicente del Bosque en la cantera del Real Madrid, que no conoció a su padre, que eligió el apellido materno para ser alguien con un balón en los pies, que decidió que en su camiseta figurara la inicial N. antes de su apellido en recuerdo de Nina Aranda, su madre, fallecida víctima de la droga cuando el futbolista tenía nueve años y a quien su hijo decidió dedicarle cada uno de los goles que marcara en su carrera, volvió cinco años después a Granada.

Quique Pina sentía una especial debilidad por el malagueño y lo repescó del Real Zaragoza para reforzar al Granada en el mercado invernal de la temporada 2012/13, la segunda del conjunto rojiblanco en su vuelta a Primera. El octavo reto de Aranda en un equipo de la máxima categoría no cuajó. Jugó 17 partidos y marcó dos goles en la Copa del Rey y uno en la liga. Fue en el 1-5 que le endosó el Betis al Granada en Los Cármenes en la jornada 30ª de aquella campaña. En aquel Betis jugaban Vadillo y Álex Martínez, ahora rojiblancos, y en el Granada lo hacía Íñigo López, que marcó en propia puerta el 0-2.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Carlos Aranda, un talento desperdiciado