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Manuel Pedreira, José Ignacio Cejudo, fran rodriguezantonio navarro y Antonio Navarro
Miércoles, 5 de junio 2019
El camino de baldosas rojiblancas llegó a su fin en la plaza del Carmen. Miles de personas abrocharon allí los festejos por el regreso del Granada a Primera con el agasajo a la plantilla, al cuerpo técnico y al inversor que compró el club ... hace tres temporadas, el chino Jiang Lizhang.
El dueño del Granada volvió a demostrar sus ganas de pasar por un hincha rojiblanco más y se convirtió en protagonista de algunos de los momentos más simpáticos de la noche. «¡Hola, hola, grasias, vamos mi Kranada!», se arrancó cuando el periodista Fernando Díaz de la Guardia, maestro de ceremonias de la celebración en el Ayuntamiento, le cedió el micrófono. Sucedió a las 22:22 de la noche, media hora después de que el autobús descapotable hubiese alcanzado por fin la plaza del Carmen desde la aledaña Fuente de las Batallas, primera parada del desfile rojiblanco.
La plaza estaba a la mitad del aforo una hora antes de la llegada prevista del equipo pero para cuando cayó la noche y unos focos iluminaron en rojo y blanco la fachada de la Casa Consistorial, ya no cabía un alma. Bufandas arriba, banderas al viento y el himno a toda mecha para recibir a los jugadores, que bajaron del autobús y fueron saludados por el alcalde en funciones, Francisco Cuenca.
El regidor se fundió en un cariñoso abrazo con Jiang Lizhang, con saltitos jaleados incluidos, gesto que repitió con el director general del club, Antonio Monterrubio, aunque en ese caso también hubo besos. La temperatura fue subiendo y el 'speaker' espoleó una y otra vez a los seguidores, inasequibles al desaliento que deberían sentir tras entonar una y otra vez la misma coplilla de un solo párrafo.
Las declaraciones de amor mutuo no cesaron en ningún momento y se recrudecieron cuando los futbolistas salieron por fin al balcón. El alcalde en funciones fue el primero en tomar la palabra y no tardó en acallar los pitos que recibió del auditorio. Hasta tres veces preguntó «¿Granada?», remedando la liturgia del Día de la Toma. Se apagaron los silbidos.
Enseguida, el 'speaker' empezó a presentar uno a uno a los componentes del equipo para que recibieran los vítores de manera individualizada. Lo hizo honrando la consideración de Granada como Ciudad de la Literatura por la Unesco con unos cariñosos versos, dignos del más aventajado trovero alpujarreño. «Bernardo de lo más gallardo, los cojines de Álex Martínez», y piezas de un tenor parecido.
Llegó el turno del técnico Diego Martínez, que en el primer intento se quedó con las ganas pues enseguida el pueblo clamó por escuchar «al chino», quien no dudó en agarrar el micrófono. Probó en español pero pronto se pasó a su idioma materno, ayudado por su traductora habitual, de nombre Yolanda y de la que ya se vieron ayer camisetas rojiblancas con su nombre impreso. Yolanda puede quedarse pronto sin empleo. Anoche, cada intervención del Lizhang en chino mandarín fue respondida con sentidas ovaciones por la concurrencia, que no esperaba a la interpretación simultánea. Debe ser que el chino y el granaíno se parecen, como ocurre con el español y el portugués. Otra cosa será escribirlo.
La cuestión es que el dueño del club recordó que prometió volver a Primera en dos años y que ha cumplido. «Cuando entras en el fútbol y en una ciudad como Granada, ya no puedes salir. Eterna lucha», sentenció Lizhang para regocijo de los presentes, que demostraron que la malafollá es compatible con la guasa. «¡Chino, chino, chino!», coreó la plaza como una sola garganta a punto de hacerse añicos. «Er chino quiere comerse un kebab en Pedro Antonio», desveló Álvaro Vadillo, experto conocedor de las delicias culinarias locales y animador del tramo final de la fiesta.
Antes, Diego Martínez tomó por fin la palabra y sus dos minutos de discurso fueron como la parte seria del bombero torero. «No jugábamos con once, jugábamos con miles. Lo que no se puede comprar es la identificación, la conexión, esta manera de ir todos juntos. Las cosas no se dicen, se hacen. Haciéndolas se dicen solas», aseveró.
El consejero y ex futbolista rojiblanco Pepe Macanás también dio las gracias y declaró su amor a Granada, y por fin Vadillo remató la jugada con una de sus filigranas. Puso a la plaza en cuclillas y la levantó en un salto. El himno, una vez más, puso el punto final y la plaza se fue vaciando mientras se apagaban los cánticos repetidos y a lo lejos se escuchaba «¡Igha-Ighalo, Igha-Ighalo!».
El Granada llegó a la Fuente de las Batallas y sanó la herida que se había abierto en Anoeta hace dos temporadas. Era el primer gran baño de masas de un grupo que ya sí puede decir sin recatos que es de Primera. Así se lo hizo saber una afición que, entregada como nunca, recibió a los héroes en la céntrica fuente. Allí esperaba Fernando de la Guardia, que sobre un escenario dio la bienvenida a los rojiblancos.
Después de cantar el himno con la afición, todo el plantel del Granada fue teniendo unas palabras, invitados con ocurrencia por Álvaro Vadillo. Sí hábil es en el regate, más podría serlo como presentador. El extremo conectó del todo con una hinchada que coreó un nombre por encima de todos: Diego Martínez. El técnico no tiró de discurso formal, ni siquiera de agradecimientos. El gallego pidió que cerraran los ojos todos. «Recordad esto: Puertas coge el balón, la pasa por fuera, llega Ramos y...» No tardó la gente en gritar el gol. Ese conseguido en Albacete y que acercó tanto el ascenso a Primera.
Álvaro Vadillo cogió el micro para seguir presentando a sus compañeros, no sin antes decir que «nadie daba un duro por nosotros, pero somos la resistencia». Algunos como 'la muralla' lusa, Rui Silva, o Azeez, fueron más comedidos en palabras. Puertas fue aclamado como el pichichi en el que se convirtió con el transcurso de la temporada y pidió a los asistentes que se abrazaran para cantar el himno. «Siempre me pone los pelos de punta», declaró el almeriense..
Adrián Ramos, como ante el arco, mantuvo la frialdad y declaró estar muy contento. «Este grupo me ilusionó desde el principio, así que se lo tengo que agradecer a todos ellos y a ustedes. Hay que disfrutar esto», expuso el cafetero. Le siguió Montoro, que confesó lo siguientes: «este año se han hecho mucho mejor las cosas. Esto es muy especial».
Otros dos de los más aclamados fueron Pozo, que no quiso excederse en el micrófono para «no emocionarse» y recibió gritos de «Pozo quédate», y sobre todo Fran Rico. Vadillo lo describió como el hombre en la sombra, alguien que ha luchado y disfrutado como todos los demás. La plaza se cayó cuando el gallego tomó el micro y pidió ayuda para que Diego Martínez le dé algunos minutos ante el Alcorcón. «No he jugado mucho, pero aún queda un partido»,bromeó el capitán.
Después fue Germán el que tomó la palabra y, aunque tenía la voz dañada, el capitán rojiblanco pudo bromear con los allí presentes al exclamar «¡Viva Granada, viva La Alhambra y viva la Alhambra Especial!». Vadillo eligió a Montoro como el siguiente orador y el mediocampista valenciano agradeció el apoyo del granadinismo en «un año muy complicado a nivel personal». Rodri –que fue el siguiente en hablar– agradeció a sus compañeros «haberme devuelto la ilusión» mientras estos le pedían que hiciese una de sus populares volteretas sobre el escenario.
Fede San Emeterio también intervino para «dar las gracias» y mientras la hinchada gritaba «Fede quédate», Vadillo cambió la melodía por un «chino págalo» puesto que el mediocampista cántabro en principio no puede continuar siendo rojiblanco por pertenecer al Real Valladolid. En la recta final, José Antonio Martínez le pidió a la afición que recordara al Barça y al Madrid que «el Granada ya está aquí» y Alberto Martín se soltó con un fandago que dio por concluida la intervención global. Esperaba la última parte de la fiesta en la Plaza del Carmen.
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