La compra del Granada, bajo los términos de la actual negociación establecida, entra en un epílogo. La última vía por la que están insistiendo los interesados es la de Lili Wang, uno de los tres miembros del consejo de administración del club (junto a Sophia ... Yang y Alfredo García Amado) y sobrino del propio Luming Ai, fundador y presidente del grupo Dangdai, matriz de DDMC y de las sociedades interpuestas hasta llegar al club de fútbol. Él también se encuentra en estos momentos en China, por lo que el cambio horario influye en los tiempos de diálogo, sobre todo cuando hay intercambios documentales que tienen que analizarse.
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Por su parte, el exconsejero Xiaohua Li, administrador de una de las mercantiles del entramado chino, ha insistido a Salcedo y sus compañeros que él quiere vender el Granada también y tiene buena disposición con estos empresarios granadinos, pero primero quiere recuperar el poder sobre el club. Es un proceso que puede durar varios meses y en los que su propia sociedad, Sport Investment Two, tiene la amenaza de embargo de acciones por una demanda de Gino Pozzo, anterior propietario de los rojiblancos. Esto podría acarrear hasta una administración judicial a corto plazo, según fuentes cercanas al italiano.
Lili Wang está recibiendo todos los detalles informativos del preacuerdo existente, para su estudio y traslado a Luming Ai. También, la constatación de las amenazas que se ciernen sobre el grupo Dangdai por lo de Pozzo, que les puede arrebatar el Granada; y de LaLiga, con un embargo en sentencia recurrible en China por el impago en los derechos televisivos del campeonato español allí, que con intereses se fue a los 98 millones de euros.
La esperanza para los adquirientes es que esta intentona definitiva, que extiende unas horas el ultimátum dado que concluía este viernes –por evitar el ruido cuando la competición empezase–, pueda llevar todo a buen puerto. Si no hay respuesta positiva, la negociación actual se dará por rota.
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La pregunta para cualquier aficionado es si le toca asumir que no habrá cambio de accionistas mayoritarios en el Granada, si estos granadinos desistirán de su deseo. La respuesta es que todo sí queda abortado bajo la negociación actual, salvo que se abra otro escenario, pero ya en otras condiciones.
Queda por comprobar si los chinos serán capaces de ponerse de acuerdo entre ellos, situación poco probable en vista de lo enquistado que está todo entre las partes, o si se impone Xiaohua Li tras unos meses sobre Sophia Yang, algo que tampoco parece sencillo. Li pide tiempo, pero Salcedo y su gente no parecen proclives a ello a priori. Como tercer escenario, la cuestión de Gino Pozzo, que emana de una deuda de 12 millones de euros que dejó sin abonar John Jiang, el primer presidente de la era china, y que sigue coleando hasta el punto de ocasionar que el italiano tenga algo más que decir en el futuro del Granada.
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Al cierre de esta edición, la situación se mantenía encallada. Una fórmula ingeniosa que podía llegar hasta los 55 millones, pero con un dinero destinado a paliar precisamente las deudas de los chinos. Cargas que los actuales miembros de la corporación heredan de gestores anteriores, pero suyas al fin y al cabo. Problemas que obstaculizan la viabilidad de la venta de un Granada que tiene su propio escollo en el caso Líbero, con unos riesgos que al final serán menores al máximo de 36 millones de euros por la negociación de los abogados de Pozzo, pero que siguen presentes. La necesidad de un pacto con el italiano es algo presente entren los granadinos o sigan los chinos, con Yang o con Li.
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