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Habría que verle la cara a Stoichkov cuando Fran Escribá le dijo que iba a ser suplente en Albacete, pero en el Carlos Belmonte terminó ... sintiéndose tan partícipe como el que más de una de esas victorias que pueden cambiar una temporada. Tanto él como Manu Trigueros terminaron resultando dos revulsivos benditos, más acostumbrado el centrocampista que el delantero a este rol ya, y le dieron la razón a su entrenador mal que les pesara. Sus entradas cambiaron un partido que pintaba feísimo y precedieron los dos goles, con asistencia para Lucas Boyé de Stoichkov para que la presión de Trigueros forzara luego el accidente del exrojiblanco Pepe Sánchez en el que inauguró el marcador. Ambos superan los 30, pero cada vez quedan menos jornadas y todos quieren reivindicar su validez.
La vuelta de Sergio Ruiz tras su sanción no sentó ni a Martin Hongla ni a Gonzalo Villar sino a Stoichkov, el recambio de pretendido rendimiento inmediato que el Granada firmó a cambio de dos millones y medio de euros en invierno tras la rebeldía de Myrto Uzuni. El entrenador terminó recuperando así el trivote aun sin Trigueros, con una combinación inédita que además sorprendió al sostenerse con el cántabro como timón para que el camerunés irrumpiera como volante por la derecha por la llegada que demostraría en su gol, con el murciano a la izquierda.
La suplencia de Stoichkov dejó solo a Lucas Boyé, que pareció triste en su soledad. Irreconociblemente torpe con el balón en los pies, el delantero acusaba la falta de fluidez en el juego por detrás aunque jugaran tres centrocampistas, bajo un cortocircuito total. También parecía desorientado Villar, quizás dolido por el frustrado duelo entre hermanos al quedarse Javi en el banquillo del Albacete sin salir ni tan siquiera como revulsivo luego. Por las bandas intentaban percutir Giorgi Tsitaishvili y Abde Rebbach con escaso acierto, frenado a pisotones el argelino.
Lo que sí hacía el Granada era sufrir en cada envío a su área, pese a que Loïc Williams chocara con Kofane como machos cabríos. O lo del delantero de 18 años del Albacete va para proyecto muy serio o el central del Granada no ha terminado de recuperarse de sus problemas musculares, porque nunca antes se le había visto sufrir tanto, al punto de que en el Belmonte le llamaran «llorón» por sus quejas.
Fue que entrasen Stoichkov y Trigueros, sin embargo, y a Boyé le cambió la cara. Villar lo vería directamente ya sentado. El '10' volvió a echarse a la banda derecha aunque le haga poca gracia y trató de aparecer por dentro bien para finalizar las jugadas o bien para que lo hicieran otros por él. En una de esas buscó al argentino y, con Trigueros asomándose por ahí a lo que le cayera, Pepe terminó mandando el balón a su propia portería sin mucho margen como para hacer otra cosa. A ese gol le siguió el de Hongla casi de inmediato, con iluminación de Boyé en el momento más oportuno, y a partir de ahí Stoichkov y Trigueros se encargaron de peinar las canas futbolísticas que ya lucen más allá de las mechas rubias del gaditano bajo el poso del 'trigote'.
Ni a Stoichkov ni a Trigueros se les recordará desde Albacete como a Adrián Ramos y a Antonio Puertas en 2019, pero ambos contribuyeron a que el Carlos Belmonte volviera a vivir otra fiesta granadinista tras la de 2023 también. Todo ocurrió en ese estadio en el que botaron John Jiang y Sophia Yang en su día, y en el que si no lo hizo Rentao Yi aunque fuera por videoconferencia en su día fue porque no se volvió durante su fantasmal presidencia.
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