Bruno Méndez y Sergio Ruiz, en la porfía que conmovió a Sandoval. Ramón L. Pérez
La contracrónica

Por esto volvió Sandoval

El entrenador culmina la revitalización del Granada con una segunda victoria consecutiva en casa a pesar de que sus futbolistas no sean ajenos a la situación en la que sigue el equipo y algunos, como Myrto Uzuni, se niegan a descansar

Lunes, 29 de abril 2024, 00:09

Hubo muchos aficionados del Granada que se preguntaron en su momento a cuento de qué firmaba el club a José Ramón Sandoval; dos victorias después, lo que ninguno de sus predecesores había conseguido, la respuesta se da sola. El de Humanes no es Zinedine Zidane ... pero sí un entrenador que aparenta preocuparse por sus futbolistas y, sobre todo, por la afición. Sandoval sabía perfectamente lo que había y que haría falta un auténtico milagro para lograr la permanencia, pero por lo pronto ha construido un equipo con moral donde no parecía haber más que restos de un naufragio y eso también parecía imposible.

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Ya no es solo que los futbolistas hayan empezado a divertirse como hacía tiempo que no lo hacían –algunos, desde Segunda división– sino que los hay que están jugando lesionados y ni aun así quieren descansar. Es lo que pasa con Myrto Uzuni, que ya ni entrena y sigue infiltrándose para los partidos y sin embargo acabó molesto con Sandoval porque le cambió después de hacer el 2-0 con tiempo aún por delante como para marcar más goles. Tantas derrotas después, nadie está dispuesto a sentarse en la victoria… por muy cojo que esté.

Sandoval ha montado en el Granada su particular 'sociedad de la nieve', recomponiendo la autoestima de sus integrantes día tras día para seguir hasta el último momento haciéndoles sentir privilegiados por el mero hecho de seguir jugando en Primera división aunque parezcan condenados a jugar en Segunda. Casi todos en la plantilla eran conscientes de la posibilidad de descenso esta pasada jornada, pero ya les da igual. Sandoval les pide que disfruten de cada encuentro y así lo hacen.

Aquellos futbolistas que durante tantos meses se sintieron incapaces de ganar a cualquiera que se les cruzase se sienten ahora capaces de la mayor de las hazañas. Hubo muchos detalles en el triunfo contra Osasuna. A Sandoval le gustó especialmente una presión de cuatro futbolistas sobre un rival que se saldó con una tarjeta amarilla sobre Sergio Ruiz como detalle del compromiso de sus jugadores, pero hubo más. Por ejemplo, que Augusto Batalla saliera de su portería con el gol de Lucas Boyé para felicitar a José Callejón, que lógicamente no vive sus mejores días, al participar en la jugada previa brindando a Gerard Gumbau la asistencia para el tiro que acabó en el rechace que aprovechó el delantero argentino.

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Ahora todos juegan hacia adelante, y se atreven a hacerlo acierten o no, y hasta bromean con sus errores como hicieron tras el partido Myrto Uzuni y Kamil Józwiak con las asistencias que se dieron y ninguno de los dos aprovechó. El albanés, al que el partido se le hizo corto, se ha propuesto alcanzar el reto de los 15 goles que ensoñó el verano pasado pese a la debacle del equipo aunque tenga que jugar la Eurocopa con muletas. El polaco, por su parte, cada día está más suelto y contra Osasuna incluso se atrevió a tirar un caño. Con lo que Los Cármenes le aplaudió al sentarse, cabría imaginar el estadio cayéndose de haber marcado la suya.

Todo lo vivió con amargura Raúl García de Haro, el delantero accitano por el que Osasuna estuvo dispuesto a pagar los millones que el Betis quiso por él. De vuelta a su tierra y con muchos seres queridos en las gradas, abonados incluidos, vio cómo Batalla le negaba un tiro cruzado por cada parte y cómo el poste y la mala suerte al rebote le impedían firmar lo que habría sido el empate. Tuvo incluso una conversación con Uzuni, al que le disputó el 'pichichi' de Segunda la temporada pasada, pero el albanés no regala nada y es de los que quiere morir con las botas puestas.

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