Stoichkov debuta con fogueo

Todo el mundo hablaba de Stoichkov durante la previa al partido pero quien se estrenó como titular fue Rebbach, que sí llevaba ya más días con sus nuevos compañeros. El extremo se hizo con la banda izquierda desde su primer día ante los escasos argumentos que venía ofreciendo Kamil Józwiak durante la convalecencia de Sergio Rodelas y desde el principio mostró intenciones más afiladas que las del polaco. Y eso que un cabezazo frente con frente antes de cumplirse el minuto de juego pudo dejarle KO sin haber tocado el balón aún prácticamente.

Rebbach, un correcaminos, se las tuvo tiesas con Guille Rosas como si este pretendiera recordarle cómo se rasca en Segunda división. Al argelino parecía costarle al principio, bajo un aire despistado incluso al desconocer aún la mayoría de automatismos del equipo. A poco que el partido le dio pie a pensar, lució una inteligencia propia de quien ha jugado mucho en la calle sobre todo.

En un chispazo al cuarto de hora dejó solo a Shon Weissman, pero el israelí falló incomprensiblemente ante la descerebrada salida del portero del Sporting. No fue la única primera ocasión que perdonó el israelí, que sumó su undécima titularidad sin marcar en Los Cármenes. Ni se le pasó por la cabeza pedirle el balón a Lucas Boyé cuando fue a repetir su penalti. Tampoco acertó luego camino a vestuarios tras el silbatazo por el descanso.

Ya había avanzado Escribá que creía que a la afición del Granada le gustaría Rebbach, y el extremo fue metiéndosela en el bolsillo al tirarle una carrera muy propia de Dani Benítez en sus tiempos a Róber Pier desde el centro del campo que a punto estuvo de ganarle ya dentro del área. Cada vez más crecido con el paso de los minutos, incluso se atrevió con un disparo combado desde fuera del área que se le fue demasiado alto.

Rebbach seguía juguetón a la vuelta del intermedio, ganando línea de fondo sin encontrar socio luego, mientras sus nuevos compañeros se topaban con los postes de la portería de Rubén Yáñez. Su partido acabó a la hora, justamente cuando a Weissman lo sentó Stoichkov, sin coincidir. El argelino le daba la vuelta al campo ovacionado por sectores al salirse por su banda cuando Martin Hongla se sacó un golazo espectacular de la manga.

A Stoichkov se le empezó a aplaudir desde que salió a calentar como bienvenida pero pasó sus primeros minutos viéndolas venir, corriendo un poco hacia todas partes sin tocar el balón. Como hacía muchas veces Uzuni, por otra parte. Una vez tuvo la bola en los pies, sin embargo, demostró más tacto que el albanés al controlar, darse la vuelta y dejársela a otro. Al gaditano, no obstante, se le juzgará por lo que haga en el área; y, ahí, desaprovechó las tres primeras que tuvo solo ante Yáñez tras un regalo de Boyé. Fallos no muy distintos de los de Weissman que se le disculpan porque aún no le ha dado tiempo ni para irse de tapas.

El penalti de Otero, sin embargo, devolvió las ocasiones de Stoichkov a la memoria reciente y su lamento. No afectó a la victoria, felizmente, y ya es ilusionante de por sí que vaya haciendo buenas migas con Boyé.