Pellistri celebra su gol. EP
La crónica

El Granada grita que está vivo en Montjuic

Trepidante empate de los nazaríes en el campo del Barcelona, de gran esfuerzo colectivo, para recortar en un punto la diferencia con Cádiz y Celta

Domingo, 11 de febrero 2024

El Granada salió vivo de Montjuic, con un empate trepidante. Un grito al aire que exhala algo de esperanza en el futuro, con un ligero ... recorte a Cádiz y Celta. Fue un punto en un partido espumoso, en el que llegó a ir dos veces en ventaja tras empezar perdiéndolo. Una reivindicación para dos nuevos, Hongla y Pellistri, uno atrás y otro delante. Un gran esfuerzo colectivo, que afianza al grupo. Se honró la camiseta y el triunfo estuvo mucho más cerca de lo esperado.

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El equipo encontró el rumbo con una retaguardia de cinco atrás. Martin Hongla se ajustó la casaca de líbero, en la versión alemana del término, pues estaba al quite, saltaba la presión y distribuía la mercancía con sobriedad y pulmones. A su alrededor, una zaga remachada entre sanciones y lesiones. La última, la de Neva en el calentamiento, que dio con Maouassa en la titularidad. Llegó a cubrir la vacante de lateral zurdo, pero le gusta más atacar que defender. Tuvo en su filo a Lamine Yamal, que en un flash puso el primer gol de la velada, tras requiebro de Cancelo y centro sutil en el otro costado. El joven internacional español se estrenó en Los Cármenes y pareció cogerle el gusto a castigar a los rojiblancos.

FC Barcelona

Ter Stegen; Kounde, Cubarsí, Iñigo Martínez, Joao Cancelo (Raphinha, m. 75); Christensen (Fermín, m. 67), De Jong, Gündogan; Lamine Yamal, Pedri (Marc Guiu, m. 89) y Lewandowski.

3

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Granada

Augusto Batalla; Ricard Sánchez, Miguel Rubio, Ignasi Miquel, Maouassa; Hongla, Gumbau (Raúl Torrente, m. 94), Sergio Ruiz; Melendo (José Callejón, m. 75), Pellistri (Józwiak, m. 84) y Uzuni (Arezo, m. 84).

  • GOLES: 1-0, m. 14: Lamine Yamal; 1-1, m. 43: Ricard Sánchez; 1-2, m. 60: Pellistri; 2-2, m. m. 63: Lewandowski; 2-3, m. 66: Ignasi Miquel; 3-3, m. 80: Lamine Yamal.

  • ÁRBITRO: Ortiz Arias (comité madrileño). Amonestó a los locales Xavi Hernández (entrenador, m. 65) y Fermín (m. 78); y a los visitantes Sergio Ruiz (m. 33) e Ignasi Miquel (m. 78; acarrea suspensión).

  • INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 24 de LaLiga EA Sports, disputado en el estadio Olímpico Lluís Companys, ante 41.901 espectadores.

Maouassa no se descompuso y poco a poco interpretó mejor las necesidades del entuerto. Corroboró que envía fenomenal y que con más rodaje puede ser importante en esa ala.

Antes del tanto azulgrana, el Granada mostró la extensión de su acordeón. Tan pronto se apretujaba atrás como salía a la presión, haciendo dudar a un Ter Stegen que acusaba la inactividad. El Barça se aliviaba cuando superaba el centro del campo y Yamal se inspiraba.

La ventaja local envalentonó a los nazaríes, con un Pellistri que confirma que no es un mero filigranas, sino que tiene nervio. Le puso un balón primoroso a Uzuni, que quiso emular a su ídolo Cristiano Ronaldo con una volea colosal, pero golpeó al aire y tampoco Melendo, justo detrás, pudo encontrar la puerta.

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Hongla parecía multiplicarse. Gumbau no terminaba de cogerle ni el tacto ni el ritmo al encuentro. A Cubarsí le perdonaron una naranja en una entrada que acabó con sus tacos en Uzuni, casi a la altura de la rodilla, pero con ese rostro infantil el árbitro se apiadó de él. También hubo una tarascada fea de Pedri a Pellistri, indultado también, otro con cara de bueno. Habría que comprobar el veredicto con otro nombre a la espalda.

Ocurre a veces en fútbol que se pasa del drama al jolgorio en un parpadeo. Tras un contraataque, los locales perdonaron la segunda diana, con Hongla salvando sobre la línea una finalización de Lewandowski, con la mirilla torcida. De esa angustia momentánea llegó un giro sorpresivo. Pellistri, extremo clásico, punzante y abnegado, se escabulló por la banda y vio la llegada de Ricard, que lanzó con el alma y fusiló a Ter Stegen. 1-1 al descanso, todo por decidir.

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El Barcelona intensificó su ataque posicional, la clásica coreografía de pases no siempre afinada en el área. El Granada se enclaustraba en su búnker, pero encontró un espacio para responder en un esférico que lanzó Ricard para Pellistri y que Ter Stegen despejó con el rostro, inmutable.

Era la vía a explotar y se repitió con una subida más nutrida, en la que Pellistri profundizó, abrió a Ricard y este centró largo, con un despeje que le cayó detrás a Uzuni. El albanés no se cegó y buscó el pase para el menudo uruguayo, que asomó ante unos rivales que parecían del museo de cera. De pronto, una remontada.

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Le duró poco al Granada el estado de euforia porque los anfitriones neutralizaron la ventaja en una pelota que peinó Gündogan, sacando a Ignasi Miquel de la cueva, lo que le dejó el camino limpio a Lewandowski, que tenía el rifle mejor ajustado. Pero no iba a claudicar el conjunto nazarí, con dos actores inesperados, Maouassa centrando, enroscando fenomenal, e Ignasi Miquel, con el brazalete de capitán otorgándole poderes, rematando como si fuera un ariete de época, doblando las manos de Ter Stegen.

Los azulgranas entraron en combustión. No era la primera cita en la que se derretían por atrás. Al Granada el cuarto de hora restante le parecía una eternidad. Sobrevivió a un gol anulado del Barça por fuera de juego, pero no a un enredo de Callejón, el primer refresco, con Lamine Yamal alrededor. El motrileño se entretuvo con el balón, el jovencito llegó por atrás, según el árbitro tocando la pelota, y se sacó de la chistera un tiro mágico que superó con su ajuste a Batalla. Trajo a la memoria el desajuste con el que el Barça empató en Los Cármenes, con el costero también quejándose de una falta.

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Fue el Granada el que sacó entonces la pirotecnia. Disparó Uzuni para que Ter Stegen sacara reflejos añejos y no entró un cabeceo de Rubio al que se lanzó a tumba abierta Sergio Ruiz. Medina abrió la despensa, colocó a Arezo e hizo debutar a Józwiak.

El árbitro, sin ir una sola vez a la pantalla del VAR y con apenas una atención médica a Batalla, prolongó ocho minutos. Había salido otro cachorro culé, Guiu, que intentó enfocar con su testa teñida de rubio platino, pero se le marchó fuera la posibilidad. Gumbau, acalambrado, dejó su lugar a Torrente, que mandó a Hongla hacia la medular. No hubo para mucho más, pues todos estaban con la lengua fuera, pero vuelven orgullosos al hogar, donde les espera dos partidos seguidos con sus feligreses. Quizás esto no esté concluido.

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