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El Granada sacó un punto de una inferioridad que se le hizo eterna. Se quedó con diez en el minuto 21, en una trastada de Piatkowski que primero fue cobrada con amarilla y revisada con roja, y aún con la marea en contra fue capaz ... de marcar en una acción de estrategia, con el central Bruno Méndez de estilete. Pero el gobierno de Las Palmas era dictatorial y la segunda parte se le hizo eterna a los rojiblancos, hundidos en su madriguera. Entre los nuevos, tuvo sus destellos Pellistri, que no va de estrella y trabaja, pero están lejos de la mejor forma el recién llegado Corbeanu y el lateral Maouassa, al que Medina quiso apurar de extremo, pero que no está para semejantes recorridos. Con 1-1, los locales tuvieron algún contragolpe prometedor y un tanto anulado por fuera de juego a Uzuni, que mandó callar, pero no a la grada. Seguramente su mira era el entrenador, que le dejó en el banquillo. El señalamiento le quedó censurado.
Por mucho esfuerzo emprendido en estas semanas para fichar, la exigencia ya apura y partidos así solo se pueden asumir cuando queda mucho calendario por delante. Habrá quien discuta la expulsión, con teorías de la conspiración sobre el ínclito Pizarro Gómez en la sala VOR, pero lo cierto es que al Granada no le faltó carácter, con un Sergio Ruiz imperial, pero sí calidad de centro del campo en adelante. Con uno menos, todos los problemas se agravaron.
Granada
Augusto Batalla; Ricard Sánchez, Bruno Méndez, Piatkowski, Carlos Neva; Martin Hongla (Gumbau, m. 92), Sergio Ruiz, Pellistri (Corbeanu, m. 63), Gonzalo Villar (Maouassa, m. 63); Óscar Melendo (Ignasi Miquel, m. 21); y Matías Arezo (Myrto Uzuni, m. 46).
1
-
1
UD Las Palmas
Valles; Marvin (Coco, m. 91), Álex Suárez, Mika Mármol, Sergi Cardona; Loiodice (Fabio, m. 91), Perrone (Herrera, m. 63), Kirian; Munir (Pejiño, m. 63), Moleiro y Sandro (Sory Kaba, m. 81).
GOLES: 1-0, m. 43: Bruno Méndez; 1-1, m. 68: Pejiño.
ÁRBITRO: Busquets Ferrer (comité balear). Expulsó con roja directa a Piatkowski (m. 21), tras mostrarle inicialmente amarilla, debido a la revisión del VAR; y a Aarón Escandell (m. 71), por protestar desde el banquillo. Amonestó a los locales Batalla (m. 21), Matías Arezo (m. 45+1), Gonzalo Villar (m. 45+3; acarrea suspensión) y Carlos Neva (45+4); y a los visitantes Marvin (m. 42), Sandro (m. 45+4) y Loiodice (m. 86).
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 23 de LaLiga EA Sports, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes ante 17.941 espectadores.
La puesta de largo conjunta del equipo derivado del mercado invernal conllevó cuatro cambios, repartidos por todas las líneas. Piatkowski en defensa, Hongla en el centro del campo, Pellistri en la derecha y Melendo en la mediapunta, allí por donde habitaba en tiempos de Karanka. Al catalán le duraría poco la oportunidad porque el polaco se inmoló en una acción de falta sobre Munir tras una torpeza en el control, que primero fue amarilla pero desde el VAR aconsejaron la roja. Por la situación y la dureza, tampoco fue una interpretación extravagante, aunque llueva sobre mojado.
Antes de eso, Las Palmas ya se extendía mejor que los rojiblancos, hipnotizando el balón. Una vez más, Augusto Batalla se puso el impermeable para evitar un mano a mano de Sandro, otro tiro tras rebote del canario y un ajuste de Moleiro. Después de la expulsión de Piatkowski, aún en la primera mitad, escupió desde la línea un remate de Loiodice.
Ya entonces, Medina había reajustado la zaga con Ignasi Miquel, que había encadenado titularidades desde el arranque del campeonato, pero que no tuvo que esperar al descanso para verlo de corto. El entrenador prefirió preservar a Hongla de ancla y se inició una fase de dominio más intensivo de los visitantes, con un chut al poste de Kirian que se paseó por la frontera del gol sin entrar. Cuando no era el propio Batalla, aparecía la fortuna.
En situaciones de inferioridad numérica, el balón parado suele ser el comodín de la baraja para el que sufre con uno menos. Bruno Méndez apareció furtivo para cabecear fuera en un córner. A la siguiente, en una falta de Sergio Ruiz, su irrupción iba a ser letal. Ignasi saltó sin llegar al balón mientras volaba y esa especie de amago liberó al uruguayo, que controló y chutó de zurda, su pierna mala, con la convicción necesaria para superar a Valles.
El partido se ponía ardiente y antes de la pausa hubo hasta una tangana tras un golpe de Villar a Sandro que acabó en trifulca por la intervención de Neva.
El equipo se estaba comportando con el grado de intensidad necesario para no hundirse, salvo Arezo, verso suelto y melancólico, como retenido en los duelos, lento en los desmarques, sin brío. Fue normal que se quedara fuera en el entreacto para que entrara el pasional Uzuni.
El Granada volvió del descanso apretando filas. Las Palmas seguía su compás, pero tenía un muro delante, un sistema de ayudas para contener el peligro, con Bruno expeditivo. Pasada la hora, llegó la siguiente rueda de cambios, frescura a las bandas con Corbeanu y Maouassa, adelantado como hacía Álvaro Carreras. El francés está mucho menos dotado en lo técnico que el gallego y más tieso que la mojama. El canadiense entró 'escarchado' y no siguió la marca en un centro de Sergi Cardona que mandó a la red Pejiño, nada más salir también, para empatar. Se puso la lupa, pero no había posición antirreglamentaria.
Sergio Ruiz era el elemento hiperactivo de los nazaríes, capaz de barrer y limpiar, pero también de hacer arrancadas portentosas. En una, dio un pase combado maravilloso a Uzuni que el albanés, a la carrera, encajó en la puerta, pero salió unas décimas tarde, en fuera de juego. Se hizo un 'Ponce' con el dedo en la boca, pero no iba al público, sino al banquillo.
En la otra orilla, Moleiro flotaba con cuajo, un jugador exquisito en un entramado melodioso. Las Palmas quería llegar a la meta sin traicionarse, pero el Granada sacaba fuerzas de flaqueza para avanzar. Hubo muchas interrupciones visitantes en las que Busquets Ferrer pasó de largo con las amarillas. Neva casi llega a materializar una ráfaga tras una galopada de Hongla, que gustó mucho en sus funciones.
Quedó claro que el equipo tiene espíritu, pero para en la situación actual necesita mucha más brillantez y evitar errores con los de su central polaco. Los aficionados, resignados, al menos premiaron con aplausos el esfuerzo de los suyos. El objetivo, eso sí, parece cada vez más lejos.
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