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El exdirector deportivo Manolo Salvador, en una imagen de archivo. A. AGUILAR
«Yo no fui el culpable de que se cambiara el proyecto»
Manolo Salvador

«Yo no fui el culpable de que se cambiara el proyecto»

Exdirector deportivo del Granada ·

El valenciano, aunque asume errores, lamenta que los cambios ocurridos en el Granada a partir de octubre con la llegada de Cordón le obligaron a echarse «a un lado»

Rafael Lamelas

GRANADA

Miércoles, 4 de julio 2018, 01:44

Ha vuelto a Valencia con un hijo granadino y una terrible «decepción» a cuestas. Manolo Salvador se marchó frustrado por no poder desarrollar el trabajo para el que vino a Granada, abortado desde octubre, cuando se echó «a un lado» tras la llegada de Antonio Cordón bajo el respaldo presidencial. Asumiendo parte de los errores cometidos, lamenta que la dirección no le advirtiera antes de que no contaba con él para el futuro.

–¿Cómo se encuentra?

–Un poco fastidiado por no terminar el proyecto. En principio marcamos un objetivo, que era el ascenso, sabiendo la dificultad que podía tener. A partir de ahí todo fue raro. En octubre tuve que dar un paso al lado porque se cambió el organigrama.

–¿Ha sido muy duro para usted?

–Estoy habituado a todo. No sé si he pagado en Granada que no viniera propuesto por la mano derecha del presidente, David Belenguer, o por Antonio Cordón. Lo que sí que sé es que tuve que pagar un peaje. De los cuatro equipos del grupo, el lugar más fácil para iniciar el proyecto de Hope era aquí, porque si el Granada hubiera subido a Primera quizás no se le habría dicho al director deportivo que se iba a trabajar de otra manera.

–¿En qué momento cree que se empieza a romper su proyecto? ¿Fue cuando se enfrentó a la propiedad para que viniera Oltra?

–No es que me enfrentara. Yo llegué un día al club y Tony Adams me comentó que el entrenador tenía que ser Fernando Hierro. Le dije que no le conocía como técnico, que no tenía nada en contra de él, pero que la elección ya la habíamos tomado entre él (el propio Adams) y yo, y que no iba a cambiar una idea en pleno junio. A partir de ahí no es que se rompa la relación con el presidente; le conté que tenía la posibilidad de irme a otro club y que no pasaba nada. Que si había un cambio en el área deportiva, me iba y ya está.

–¿Esa opción era el Sporting?

–Sí. Tenía otra cosa más, pero las únicas que me podían atraer eran del Sporting y el Granada. Elegí lo segundo y no me arrepiento. Muchas veces he tenido la suerte de acertar en mis intuiciones y parece ser que este año no ha sido así. Tampoco se puede saber qué habría pasado en Gijón.

–Parece que la controversia con Oltra genera un punto de inflexión.

–Me desilusiono un poco a partir de ahí, pero continuo trabajando porque vuelvo a ver confianza en mi criterio... hasta octubre. A partir de ahí se da un vuelco a la forma de trabajar y es cuando siento dudas.

–Interpreto que la 'cohabitación' con Cordón no fue fácil.

–Ha habido respeto mutuo, no tengo nada en contra de él. Estaba haciendo su trabajo, que para eso le contrataron, pero el único problema es que tardaron en explicarme cuál era la situación. Me entero un poco por los medios, al igual que Ignacio Cuerva, de que van a montar una empresa para los cuatro equipos del grupo, o los tres, pues aún no estaba el Tondela. Una empresa que se supone que va a ayudar a los directores deportivos, no a dirigir. Lo extraño para mí fue que se presentó Antonio (Cordón) y, sin enterarme, lo vi con el entrenador, bajando a los entrenos. Me fui a hablar con él y le dije que me parecía raro sin saber cómo estaba el proyecto ni nada. Vino el presidente y nos lo explicó: se iba a trabajar de esa manera, quería una empresa que controlara. Pensé que podía ser algo atractivo, pero yo no estaba dentro de ese proyecto, sino en el club. John (Jiang) comentó que quien no estuviera de acuerdo en este tema lo podía decir... Que si no se aceptaba, uno se podía marchar y no entraba en ello.

–Pero, aun así, decidió quedarse.

–Sí, pero vamos a ver. Leo y oigo que se dice muchas veces 'que se vaya' o que presente la dimisión. La gente lo ve fácil, pero no soy el culpable de que se cambiara el proyecto en octubre. Cuando ocurre, el equipo estaba en la parte de arriba. No estoy diciendo tampoco que lo que pasara después fuera culpa sólo del grupo. También tendré mi responsabilidad, no me la quito, pero sí es verdad que se varía todo y que se nos comunica que podemos plantear cosas, pero que quien tiene poder para firmar no iba a ejecutar nada sin el visto bueno de Antonio Cordón. Es cuando me siento mal, pero no iba a dimitir. Si me voy así no tenía ni derecho a paro. Hubiera sido muy injusto. Di un paso al lado, quise dejar trabajar, no enfrentarme y que las cosas fueran bien por el propio club. Lo más importante era el Granada y su afición.

–¿Quién acaba echando a Oltra?

–No puedo decir quién tiene más responsabilidad. Venía el partido de Oviedo, tras dos derrotas consecutivas, y se me comunica que si perdíamos había que tomar una decisión. En aquel momento sólo tenía una persona en el área deportiva, David Peláez, porque a Javi Sanz lo tuve que ceder a la logística de la cantera y Pedro Morilla, que era el secretario técnico, estaba con el filial. Esto me obligaba a viajar mucho a ver otros equipos para estudiar posibles fichajes y no solía ir con el Granada. En ese partido se me insiste en que tengo que ir. Estábamos Antonio Cordón, Antonio Fernández Monterrubio, Fran Sánchez y yo. Se perdió y tuvimos una reunión en la que se tomó la decisión de destituir a Oltra. Nadie dijo que no. No me estoy quitando ninguna culpa, pero sí es una realidad que no sé si solo habría hecho lo mismo, peor o mejor. Yo sólo podía plantear, pero no ejecutar decisiones.

–¿Quién decide que lo sustituya Pedro Morilla?

–Es consensuado. Lo plantea Cordón y lo debatimos. El tema cuando hay una destitución es si encuentras algo mejor. Me pregunta si había algún entrenador que creyésemos que podía darnos un salto, pero para mí en ese momento no lo había: el Sporting había cambiado (Baraja) y el Córdoba también (Sandoval). No veía técnicos que me dieran confianza.

–Estaba libre Sergio González.

–No lo conocía bien como entrenador, pero sí como jugador, porque lo tuve en el Levante. Ha dado muy buen rendimiento en el Valladolid. Sólo tenía la imagen como futbolista. Podía haberlo planteado, pero no tenía esa capacidad de decisión tampoco.

–¿Está de acuerdo con Cuerva en que ha faltado una línea definida?

–Totalmente. Tengo muy buena relación con Ignacio y entiendo su marcha. Ya en pretemporada él estaba con dudas. Estoy convencido de que el grupo no lo hace con mala intención, sino porque en el día a día hay que tomar decisiones y muchas veces hay que actuar rápido, por lo que a veces falta diálogo, información y reuniones. Lo puedo entender, aunque no lo comparto. No puedes tener una persona como Ignacio, el más representativo de cara a Granada, como estaba. Es joven, no puede asumir un cargo institucional como si tuviera 80 años y ejerciera de presidente de honor. Él es un emprendedor. Tiene capacidad de trabajo y es de fútbol. No se ha aprovechado su conocimiento y el rol que tiene en la ciudad.

–¿Le reprocharon alguna vez que no viajara con el equipo?

–No directamente, aunque algo he oído. Siempre decía lo mismo: yo tenía que ver fútbol, conocer bien la categoría. Para mí es más cómodo viajar en el avión, estar en el palco, ver el partido y cuando juguemos en casa, lo mismo. Pero veía más interesante ver a posibles fichajes en el terreno de juego, no sólo por televisión. Ahí ves muchas cosas importantes: la actitud con el resultado en contra cuando no se tiene balón, sus aspavientos... Mil cosas que a lo mejor no se captan en la pantalla. Es una forma de trabajar. No critico lo otro, pero no me quedaba en casa.

–¿A pesar de todo, se esperaba el despido?

–En abril y mayo, cuando vino Portugal, estábamos hablando de la próxima temporada. Las dos últimas semanas ya no me extrañó tanto, había oscurantismo. Al final el que tuvo que dar el paso fui yo. Mandé un correo al director general diciendo que veía que se habían reunido con dos entrenadores y no sabía nada. Es cuando él me cuenta que quería hablar. Que la figura del director deportivo desaparecía como tal en el Granada. Yo lo entiendo. Si hay una empresa que quiere confeccionar la plantilla, lo que han hecho es dejar un gerente para que la toma de decisiones pase por él en consenso con Madrid. Yo no había venido con esas atribuciones. Llegamos a un acuerdo y fue lo mejor para las dos partes. En el grupo sabían que habría muchas cosas con las que no estaría conforme, por lo que era mejor que me fuera. Me duele que tardaran tanto en comunicarlo. Soy un profesional y me gusta trabajar. Si eso me lo dicen un mes antes habría tenido otras posibilidades con las que ahora no cuento.

«No puedo decir quién tiene más responsabilidad; nadie dijo que no. Poner a Morilla se consensúa»

Despido de Oltra

«Él estaba haciendo su trabajo; el problema es que tardaron en explicarme cuál era la nueva situación»

Antonio Cordón

«El error no estuvo en la confección de la plantilla, sino en todos los pasos que dimos después. No acertamos ni uno»

El fallo del club

–¿Hay quien le ha decepcionado?

–Alguno, pero tampoco me gusta decir nombres. Alguno, sobre todo, porque en esas dos semanas de oscuridad, habiendo una relación buena, discretamente me podía haber dado la información por cuestiones personales. Ahora, si entramos en el ámbito profesional, entiendo que estas personas tienen que trabajar y alimentar a sus familias. Quizás tampoco teníamos tanta confianza y han mirado más por la empresa. Tal vez yo sea diferente, lo cual no quiere decir que sea mejor. Cuando llegué, podía haber cambiado todo el organigrama. Sin embargo, quise valorar y conocer lo que había. Me pareció una tontería que el club gastase dinero si había gente válida. Para mí lo eran. A partir de ahí se hace una amistad. Por eso pienso que si se sabe algo, dentro de las discreción, se podía haber comentado por detrás.Pero no soy rencoroso. Deseo lo mejor para el Granada y para los que estaban ahí.

–¿Cómo ha acabado con Antonio Monterrubio y Fran Sánchez?

–Me llevo bien. Monterrubio me comunicó la decisión. Me dijo que Cordón quería estar pero que él, como teníamos buena relación, quería hacerlo personalmente. Lo tuvo fácil, porque después de dos semanas ya sabía lo que había. A raíz de ahí es cierto que ha habido un tira y afloja por su desconocimiento respecto a mi contrato. Al final ha sido un tema amistoso, aunque interviniera la asesoría jurídica.

–¿Entiende que su trabajo global está infravalorado?

–Fue muy duro. A lo de desligar a la gente del fondo de inversión me ayudó mucho Fran Sánchez. Prácticamente lo hizo todo él. Pero el hecho de no poder firmar hasta que colocáramos a Ingasson, Carcela, Krhin... fue un problema. Este año, gracias a ese esfuerzo, ya están colocados Carcela y Krhin. Estamos hablando de cuatro millones de euros que el club se ahorra. Es cierto que en el caso de las negociaciones yo me desmarco un poco. Los abogados están preparados, al igual que Monterrubio.

–¿Piensa que se pudo hacer mejor equipo?

–A coste cero, muy difícil.

–¿Pero por qué a coste cero? Se supone que tenían un tope salarial alto.

–Pero no podía ir firmando jugadores si no sacaba a otros. Me hubiera gustado tener una base, como este año. Puedes elegir los que se quedan, tener un bloque. Así te puede salir un líder. El primer año, con 18 nuevos, por mucho que algunos tuvieran personalidad, la capacidad de liderazgo no es fácil de sacar. Quizás este año, si se quedan, igual esto que no te esperas sí que existe. Este fue un problema. Otro ha sido que es muy fácil estar en el Granada; hay mucha comodidad, lo tienen todo... Quizás hay que apretar más a los jugadores. Puede haber sido un error mío también. La realidad es que si tuviera que hacer un equipo nuevo, lo haría parecido. Demostramos en la primera vuelta que en casa éramos infalibles. Nos costaba sacar los partidos de fuera, pero estábamos siempre dentro de la promoción.

–Quizás con dependencia de Machís.

–Sí, como el Barcelona de Messi, salvando las diferencias. Es verdad; cuando vas a Córdoba, con 1-0, él se va de todos y mete el gol. Por eso hicimos el esfuerzo para que se quedara. Si no hubiera estado él, sin esa dependencia, a lo mejor habríamos trabajado más en equipo y hubiera sido positivo. No se sabrá nunca.

–¿Considera un fracaso su paso por el Granada?

–Para mí no; sí una decepción. El error creo que no ha sido la confección, sino el día a día, los pasos que hemos dado. No hemos acertado ni uno:mercado de enero, destitución, otro entrenador más... Yo era el director deportivo, aunque diera un paso al lado. ¿Habría hecho lo mismo? En la confección, sí. ¿Habría hecho lo mismo con el resto? Creo que no.

–¿Ve preparado a Hope?

–La gente de Hope es de fútbol. Algunos han dirigido clubes, otros ven mucho fútbol. Conocen bien la categoría. Cordón se ha rodeado bien. Él tampoco conoce bien la Segunda, pero se asesora adecuadamente.

–¿Cuáles son sus planes de futuro?

–Intentaré buscar algo. Ahora es difícil, pero quizás a partir de octubre pueda encontrarlo. No sé si habré dado el bajón con respecto a hace un año. Para mí será difícil. Lo mejor es que haya salido, porque llevando Hope el mando no habría sido fácil trabajar conmigo ahí. El daño me lo hace que me lo digan tan tarde.

–¿Ha notado cariño dentro o en la afición en su despedida?

–Mi mujer entra mucho en redes sociales y sí percibe que, aunque hay algunas voces negativas, en general la gente no me ha criticado tanto como profesional. Dentro del club sí hay gente que me ha mostrado cariño. Les dije que nuestra amistad continuará.

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